El Valencia Basket perdió su primer partido de la temporada en casa contra el Limoges en la tercera jornada de la segunda fase de la Eurocup y rompió así su racha de imbatibilidad, la mejor del baloncesto europeo en la actual campaña, con 28 victorias consecutivas en partidos oficiales. Los de Pedro Martínez cayeron ante el equipo francés, que procedía de la Euroliga

Dusko Vujosevic, primer entrenador que consigue vencer a Valencia esta temporada

En el estreno en su banquillo de Dusko Vujosevic, el conjunto francés quiso mandar en el encuentro desde el principio y casi siempre lo logró. La presencia de Bojan Dubljevic permitió al Valencia contenerlo en la primera parte pero cuando el Limoges elevó el listón físico en el tercer cuarto sin bajar sus porcentajes, los locales no pudieron seguir el ritmo y se descolgaron. El duelo entre Antoine Diot y su compatriota Leo Westermann por dar a sus equipos la iniciativa del choque marcó el choque. Ambos aceleraron el ritmo pero acabaron por precipitar a sus compañeros y los múltiples errores en el tiro hicieron al marcador le costara moverse. De hecho el Valencia falló ocho de sus primeros diez lanzamientos, tiros libres incluidos.

Asumido su desacierto, el conjunto valenciano volcó su juego de ataque sobre Romain Sato para aprovechar su ventaja física sobre sus defensores y el centroafricano sumó ocho de sus primeros once puntos. Pero la entrada en la pista Aly Traore dio una referencia clara al Limoges cerca del aro que el conjunto francés supo aprovechar.

El pulso físico se mantuvo unos minutos igualado y con él el marcador hasta que un tres triples visitantes en el tramo final del tercer cuarto, uno de Boungou-Colo, otro de Gattens y otro de Daniels, noquearon a los locales y dieron un confortable colchón al Limoges para afrontar el último cuarto.

El Valencia empezó ese último parcial dispuesto a explotar el 'factor Dubljevic' pero también el Limoges supo aprovechar la versatilidad del inspirado Boungou-Colo y llevó su ventaja hasta más allá de los quince puntos, lo que disparó su confianza y creó dudas en los jugadores de Pedro Martínez, que ya no fue capaz de competir físicamente con su rival.