Viejo conocedor de la Liga ACB tras su paso por el Bilbao Basket en la temporada 2012-13, Milovan Rakovic fichó por el FIATC Joventut al inicio de la segunda vuelta con el propósito de apuntalar el juego interior de los verdinegros, el gran talón de Aquiles esta temporada. Aunque se sabía que llevaba un año sin jugar, Salva Maldonado creía que podía ser un jugador clave a partir del cual se estabilizara el juego del equipo como sucedió hace unos años con el regreso de Lubos Barton mediada la temporada 2011-12.

Esta vez el efecto fichaje no fue un revulsivo. Salió cruz. Rakovic no ha sido un jugador importante para el FIATC Joventut por mucho que el entrenador suspirara par sus 208 centímetros y sus 122 kilos de peso. Claramente fuera de forma, Rako firmó en 14 partidos unos pobres 4,1 puntos y 2,3 rebotes por partido para un 1,5 de valoración estadística en 14 minutos de media. Proclive a cargarse de faltas e incapaz de sacarlas a los pivots rivales (solo 12 en total), el serbio ha desesperado como pocos a los aficionados del Olímpic, que esperaban encontrar en él a la reencarnación del bosnio Ognjen Kuzmic, de unas características similares a las suyas, y que dio solidez al equipo en la pintura en la temporada 2012-13 cuando actuó en calidad de cedido por el Unicaja.

Fuera de forma, torpe en sus acciones y lento en cada uno de sus movimientos, Rakovic no será especialmente recordado entre los seguidores verdinegros, que no acaban de entender como en verano estuvo en la órbita del CSKA de Moscú y que fuera jugador del Montepaschi Siena en la temporada que los toscanos fueron campeones de Liga, Copa y Supercopa. También militó en las filas de otro histórico del basket europeo, el Zalgiris, por el que pasó con más pena que gloria como ahora por las filas del FIATC Joventut.

En cuanto al punto de vista ofensivo, la mejor actuación de Rakovic fue en la pista del Real Madrid, donde anotó 13 puntos con una serie de 6 de 7 en tiros de dos. Pero al mismo tiempo aquella tarde volvió a poner de manifiesto su inconsistencia bajo tableros al no capturar ningún rebote.

A todo esto hay que añadir que se perdió tres de los cinco últimos partidos a causa de una lesión de abductores que ensombrece aún más su aportación al equipo. Ni siquiera los famosos intangibles pueden jugar a favor de Rakovic, ya que su presencia en pista no ha servido apenas para intimidar a los pivots rivales ni para provocarles cambios de tiros.

Seguramente, si el montenegrino Zoran Nikolic (19 años y 2,11 metros) hubiera respondido a las expectativas que Salva Maldonado había depositado en él a principio de temporada, Rakovic no hubiera vestido nunca la camiseta de la Penya, ya que se contaba con el jugador del vinculado para ocupar una de las fichas de la primera plantilla.

Nota: 3

Ni solidez, ni ayuda en el rebote, ni puntos… Rakovic ha pasado de puntillas por la Penya sin aportar lo que se esperaba de él: dar solidez a una posición en la que desde principio de curso se sabía que iba a hacer sufrir a la Penya. Al serbio se le fichó a media temporada y fuera de forma, lo que complicó su adaptación. Su facilidad por cargarse de faltas y su incapacidad para sacarlas a los pivots rivales tampoco ha ayudado a que se sintiera cómodo en la cancha, en donde sus medias anotadoras y reboteadoras -por no hablar de valoración- han sido muy malas.