El Río Natura Monbus se impuso al FC Barcelona y lo hizo a lo grande. En un Fontes do Sar sediento de victoria, los locales, con entrega y garra humillaron a un equipo catalán irreconocible. Como viene sucediendo desde la pasada temporada, los de Xavi Pascual salieron sin tensión al envite, y cuando quisieron reaccionar, el Obradoiro ya había puesto 17 puntos de por medio, para conseguir, por primera vez, hacer doblar la rodilla al gigante culé en la temida cancha gallega.

El partido tenía más que una victoria en juego. Ambos se enfrentaban con la necesidad imperiosa de encontrar las sensaciones perdidas. Lo hizo el Obra. Al Barça, la visita a Santiago no le sirvió para más que para acentúar las dudas sobre el paupérrimo rendimiento que está demostrando la plantilla, a pesar de los resultados. No se vio al equipo que asaltó Belgrado, si no a un grupo de jugadores que, como su propio técnico les reprochó en un tiempo muerto, se dejaron llevar, totalmente apáticos.

Igualdad inicial

Sacó provecho de esta coyuntura el conjunto local. Por primera vez en lo que va de temporada consiguieron imponer su ritmo desde el inicio. El Barça, pese a arrancar con un triple, no pudo deshacerse de la telaraña que tejió el Obra en defensa. Bien es cierto que durante los primeros 20 minutos las ayudas no fueron del todo efectivas, sin embargo el nulo acierto exterior del Barcelona, y el gran trabajo de los interiores, así como la defensa sobre Navarro, que no consiguió llegar a los 1.000 triples en la competición, en la noche en la que se cumplían 16 años de su debut, impidieron que los culés consiguiesen, en nigún momento, una renta que hiciese dudar a los hombres de Moncho Fernández.

Marcelinho Huertas camufló su negra actuación a la hora de mover la nave catalana con puntos, acompañado en el primer tiempo por la intensidad de Bostjan Nachbar. El Obra, lastrado por las dos tempraneras faltas de Mike Muscala, que durante los primeros compases percutió a la defensa catalana constantemente, encontró en Oriol Junyent el flotador al que aferrarse. Su trabajo en la pintura fue encomiable, y a sus 37 años dejó en evidencia a Joey Dorsey, Ante Tomic y Maciej Lampe. Otro que también sobresalió fue Rafa Luz, con una actuación sublime para despejar las dudas sobre su rendimiento. El base paulista lo hizo todo bien, anotó, movió al equipo y estuvo muy notable en el aspecto reboteador, acabando con 6 capturas, que contribuyeron al 15 de valoración con el que cerró el partido. Los golpes y los errores llegaban a partes iguales, y cuando parecía que los culés tomaban ventaja (20-26), emergió la figura de Nick Minnerath, para acabar igualando el marcador al término de la primera mitad (32-32).

Llega la exhibición del Obra

A la vuelta de los vestuarios, el Obradoiro no varió ni un ápice su planteamiento. Más preocupante si cabe, fue que no lo hiciera el Barça. Los santiagueses se mostraron cómodos en un primer acto en el que, por primera vez en lo que va de curso, el rival no superó los 40 puntos. La defensa mejoró y cerró todas las vías de anotación barcelonista, y el ataque fluyó amén del acierto, esta vez si, de Alberto Corbacho (14 puntos, 50% en triples), anotando desde todas posiciones, incluso sobre la bocina y con Navarro encima. El balón circuló a una velocidad pasmosa, y los jugadores altos de la escuadra gallega se ensañaron ante la fragilidad defensiva del equipo de Pascual

El Barça naufragó en ataque, y solo desde la línea de tiros libres, y de la mano de un valiente Jacob Pullen, evitó que la diferencia fuese aún más sonrojante. Delas y Durand Scott dieron rapidez al juego santiagués, y la afición llevó en volandas a los suyos para acabar de ajusticiar al moribundo enemigo. El público vibró a lo largo de todo el partido, pero el delirio fue constante durante el último cuarto, cuando conforme pasaban los minutos se hacía más plausible que el Barça, tras salir vivo en las dos últimas temporadas, terminaría claudicando en el coliseo santiagués. La ola de juego de los de Moncho llegó a la grada y ahí se terminó de ahogar el Barcelona. Con un nuevo triple de Corbacho, en la última jugada de la contienda, se cerró una noche mágica en el Fontes do Sar.

El Obradoiro se reencontró consigo mismo. Recuperó la defensa y la intensidad en la lucha por cada balón, y humilló a un rival que pide a gritos una reforma. Hubo reunión post partido en el vestuario del pabellón santiagués. Más de veinte minutos en los que sólo los allí presentes saben qué es lo que pasó. La cara de Xavi Pascual en la rueda de prensa era un poema, y afirmó que asume "toda la responsabilidad de la derrota, y tenemos que reflexionar, sobe todo yo, para que esto no se vuelva a repetir". Navarro declaró "sentir un poquito de vergüenza".

La próxima semana, tras esta inyección de moral, el Río Natura Monbus visita la cancha del GBC, un pabellón que hasta ahora es talisman para los intereses gallegos. Por su parte, el FC Barcelona recibe en el Palau Blaugrana al CAI Zaragoza

VAVEL Logo
Sobre el autor
Íñigo Caínzos Achirica
Redactor de la sección del Obradoiro en VAVEL (temporada 2013-14) y actualmente coordinador de la sección. Departamento de comunicación del Obradoiro CAB (desde noviembre 2013). Fundador de Coliseum Deportivo (2007)