Primer matchball para un Madrid que visitaba la clásica Mano de Elías, ahora remodelada en el Nokia Arena de Tel Aviv. Ambiente extraordinario en las gradas hebreas y un tercer duelo de alta intensidad. Comienzo muy errático con ambos conjuntos ciegos de cara al aro, y los hombres altos repartiendo pinchos de merluza en la pintura. Pese a la perentoria escasez de puntos, los blancos conectaron un buen par de triples que hicieron daño a la defensa zonal macabea. Los locales se mostraban dubitativos, conscientes de que la espada de Damocles estaba sobre sus cabezas.

Sumando cual hormiguita los blancos tomaron una jugosa ventaja potenciada por el segundo misil de larga distancia de Llull. Con 5-14 en el marcador Blatt pidió el primer tiempo muerto, y su cara de por si picasiana, parecía más congestionada que nunca. Las nociones tácticas de adusto coach hebreo parecieron surtir efecto, concatenando cinco puntos consecutivos y obligando a Laso a hacer lo propio. La canasta sobre la bocina de Carroll (que hoy cumple 30 años) cerró el primer parcial con 10-16 favorable para los merengues. Un buen comienzo, pero mucho por luchar.

Máxima igualdad

Buen intercambio de canastas para comenzar el cuarto, con la segunda unidad blanca produciendo puntos. Sin embargo, los macabeos parecían haber despertado y hombres importantes como Shawn James y Devin Smith se mostraban más cómodos cara al aro. El triple de Logan volvía a apretar sobremanera el marcador, pero un Llull en estado de gracia prolongaba su idilio con la canasta rival. Con dos quintetos muy bajos y ligeros se disputaron varios minutos de buen baloncesto.

Ante los fallos del juego exterior merengue, fue clave la intervención de Espartaco Reyes, que entró en modo Carpanta de los rebotes y propició preciosas segundas oportunidades. El Madrid se mantenía en el partido, pero los hebreos se habían liberado totalmente de la presión inicial y hombres como Hickman enchufaban desde lejos con solvencia (2/2 en triples). A la fiesta local desde el perímetro se apuntó el base Ohayon, lo que sumado a la empanada blanca en la anotación empataban el partido y calentaban al numeroso público. Gracias al triple final del Chacho Rodríguez el Madrid llegó al descanso con una escueta ventaja (30-33), pero el pulso se mantenía en todo lo alto.

Un Madrid muy férreo

Tras la reanudación ambos conjuntos seguían retándose con un alto grado de concentración en cada una de las posesiones. Begic estaba dominando en la zona, pero pagó el precio con la tercera personal. Los blancos subsistían apretando en las marcas, pero se mostraban excesivamente lentos y estáticos en las decisiones ofensivas. Además, en las pocas faltas de tiro que terminaban en libres, se mostraban contagiados por el síndrome Gepeto (muñeca de madera). El Maccabi se sentía mucho más cómodo en este contexto y se puso cuatro puntos arriba (42-38). Tiempo de Laso, y momento clave para replantearse el duelo.

Un triple de Carroll a pase de Rudy ayudó a centrarse a los madridistas, que perdieron algo de ansiedad entendiendo el resultado general de la serie. Era el Maccabi el realmente acuciado, y los pupilos de Laso jugaron mejor con el tempo en las transiciones. Todo ello propició unas excelentes selecciones de tiro y que los blancos le dieran la vuelta al marcador (42-46). Ahora era Blatt el que pedía tiempo muerto y se devanaba los sesos. La alta intensidad física en los bloqueos del Madrid ayudó a forzar personales a los defensores que llegaban tarde. Carroll lo aprovechó. El asesino mormón materializó sus libres y luego robó el balón y se colgó de manera poderosa posterizando a un impotente Hickman. Con ello 44-52 y un cuarto excelente de los merengues.

Game Over Maccabi

Los de Laso estrenaban el último parcial matando desde la larga distancia. Tanto Rudy como Mirotic le clavaron tres triples excelsos a los macabeos y ponían las distancias por encima de la barrera psicológica de los 10 puntos (48-61). Todavía siete minutos por disputar, pero importante alegato que obligó a Blatt a poner a los cuatro norteamericanos más Ohayon en pista. Conscientes de la ardua tarea que tenían por delante, los hebreos comenzaron a bajar los brazos. Ahora el Madrid seguía percutiendo con el triple de Llull y el partido se ponía muy de cara.

El numeroso público que poblaba la Mano de Elías comenzaba a abandonar el vetusto pabellón. El Madrid había dominado por contundencia, calidad y concentración los compases del duelo y materializaba el contundente derrota. El partido se ganó por 57-69, pero más allá de ello se había superado la serie con 3-0. Un resultado brillante e impensable en la pasada década contra el Antaño temible Maccabi. Excelente play-off del Madrid, muy superior y compensado que ya tiene un puesto en la soñada Final Four de Londres. Allí se enfrentará en semifinales al ganador del Regal Barça-Panathinaikos.

Protagonistas

Buen papel coral de los merengues, pero actuación solista y destacada de Jaycee Carroll (16 puntos, 4 rebotes, 2/4 en triples). El escolta mormón siempre tiene la muñeca caliente cuando sale a pista. Una cualidad excelente y mortal que le permite saludar clavando triples a sus atónitos defensores. Hoy Carroll no disparó demasiado, pero cada uno de sus casquillos dejados en la pista del Nokia Arena fueron mortales. También gran trabajo de Llull (13 puntos) y Sergio Rodríguez (12 puntos), que se centraron más en tareas de tiro que en las asistencias, lectura perfecta para finiquitar la serie.

Por los apaleados macabeos destacar sobremanera a su hombre interior Shawn James (18 puntos, 6 rebotes para 19 de valoración), y al base Yogev Ohayon (11 puntos, 4 rebotes, 3 asistencias, 3 robos), que se dejaron la piel en sus respectivas posiciones. En segundo plano Logan (11 puntos) y Hickman (11), que enchufaron en fases puntuales del duelo, pero se quedaron profundamente solos ante el vació general del resto del equipo.