Recta final del Top 16 de Euroliga en el que los blancos recibían a los rusos del Krasnodar. El equipo de Laso ya matemáticamente clasificado y con ventaja de campo en los cruces de playoff, pero en dura pugna por la primera plaza del Grupo F contra el poderoso CSKA. En frente un Lokomotiv que se está jugando la vida por pasar como cuarto, con un equipo plagado de calidad individual, pero algo irregular como conjunto. Con esas premisas amaneció el partido en un Palacio de los Deportes, que se ha convertido en un auténtico fortín. No balde es el único estadio imbatido de Europa, los de Laso llevan exactamente un año entero sin perder en su cancha.

El Madrid salió en tromba, con el quinteto tipo destilando calidad por los cuatro costados. El dominio en las marcas se potenciaba por la velocidad con la que estaban jugando los blancos. Un Llull desatado demostraba que su muñeca sigue a la temperatura en la que se arde el papel. El escolta menorquín llegó a concatenar hasta tres triples con una racha inmaculada y propició el primer parcial favorables a los blancos. Tiempo muerto de un ojiplático Pashutin, que veía desbordado coomo los suyos estaban siendo masacrados. Final del cuarto con 19-8 y clara sensación de que el Madrid era muy superior a unos agarrotados rusos.

Furia blanca

En el segundo cuarto se mantuvo la tónica de superioridad. El Madrid estaba aprovechando a la perfección un balance ataque-defensa muy compensado. Atrás los merengues estaban imponiendo una férrea zona 3-2 en la que estaba viéndose atrapado cual mosca el Kuban. Gracias a marcas de manos largas se propiciaron varias pérdidas de balón del rival, y las huestes blancas salían a la contra como motos. Un elemento decisivo fue la aportación tan variada en la anotación. Hasta 9 hombres habían estrenado ya su casillero, destacando la figura del joven Dani Díez. El canterano estaba aciendo un partido excelso y era el perfecto ejemplo de como se puede defender como chicle y estar afilado de cara al aro (8 puntos en apenas 8 minutos).

El Lokomotiv intentó reaccionar de mano de sus talentos Aleks Marin y Richard Hendrix, pero su aportación esporádica era insuficiente para equilibrar la balanza. De hecho el resultado se iba alargando de manera inexorable, y el Madrid llegó a superar la barrera de los 20 puntos (con un parcial demoledor de 18-2) cuando aún restaban minutos para llegar al descanso. La segunda unidad merengue comandada por Sergio Rodríguez y Salah Mejri eran netamente superiores a los recambios rusos, demostrando una vez más que el banquillo de los blancos es un martillo pilón (anota la friolera de 47 puntos en estacompetición). En concreto la torre tunecina estaba aprotando preciosos puntos, incluso en jugadas totalmente inesperadas como un lejano triple. A vestuarios con 46-24 y el partido prácticamente finiquitado.

Rumbo al liderato

Tras el descanso los rusos se mostraron más serios en defensa. La diferencia era abismal, y la mejora en su juego no les daba para la remotada, pero al menos aguantaron en el uno contra uno y se permitieron un intercambio de canastas sin que la paliza se hiciera rotunda. Cuarto de rachas en el que concatenaron varios fallos en los iros con canastas de mérito. Un intermitente Rudy Fernández (que había estado ciego desde la larga distancia en la primera mitad), se resarció con su muñeca y enchufó dos misiles consecutivos desde el perímetro. Fueron minutos para Felipe Reyes, el eterno capitán plantó una tienda de campaña en la zona rusa y se hizo amo y señor de tiro y rebote. Final de  un tercer cuarto igualado (17-17), pero que terminaba de sentenciar al Kuban.

Con todo decidido fue momento para seguir rotando y repartir al máximo los minutos entre una castigada plantilla. Los de Laso se plantaron serios en el partido desde el inicio, conscientes de que su batalla por el primer puesto pasa por ganar el basketaverage al CSKA de Moscú, y obsesionados por meter el mayor número de puntos posible. En sus compases finales se pudo ver juego de show-time con el habitual y circense alley-hoop que lanza el Chacho, en este caso finalizado en un imponente vuelo sin motor por Slaughter. Con todo decidido hubo minutos para la joven perla de la cantera Jonathan Barreiro. Clara y merecida victoria del Madrid (81-55), que fue un vendaval y desdibujó sobremanera a un Lokomotiv que sufrirá mucho para meterse en los playoff. Los blancos alcanzan el 11-2 en el Grupo F y recuperan el liderato del grupo a falta de una sola jornada.

Protagonistas

Anotación muy repartida entre los blancos, pero destacar en primer plano a Felipe Reyes (15 puntos, 6 rebotes, 4/4 en libres, 3 faltas recibidas, 19 de valoración). Espartaco volvió a aprovechar a la perfección los apenas 19 minutos que estuvo en pista y fue un verdadero tormento para sus defensores. Calidad en la marcas y eterno copyright de rebote con canasta ofensiva. Buen partido de los dos Sergios, tanto el Chacho (13 puntos, 4 rebotes, 7 asistencias), como Llull (13 puntos, 6y asistencias) marcaron el frenético ritmo del partido y repartieron juego de manera quirúrgica.

El trabajo de intendencia pero con brillantez lo pusieron Salah Mejri (8 puntos, 3 rebotes, 5 tapones, 17 de valoración) y Dani Díez (8 puntos, 3 asistencias, 2 robos). La torre tunecina fue un intimidador nato en la pintura, impartiendo un festival de pinchos propios del mejor chef. Por su parte el canterano está jugando más minutos tras la lesión de Carroll, y cada vez entra más en la dinámica ganadora del equipo, con un trabajo muy sobrio y compensado.

Por el apalizado Lokomotiv Kuban destacar la calidad individual de Richard Hendrix (17 puntos, 9 rebotes, 2 asistencias, 16 de valoración) que dio la cara durante la mayor parte del duelo y tuvo un acierto alto en los tiros de campo (8/12). Le acompañó Aleks Marin (12 puntos, 7 rebotes, 2 robos), otro joven talento de la escuela balcánica, que hizo daño en jugadas concretas pero se vio falto de potencial para enfrentarse a una rotación rival tan amplia.