Quinto y definitivo encuentro de una serie apasionante e igualada (2-2) que los blancos comenzaron dominando con puño de hierro pero los helenos habían remontado a base de coraje y presión. Los dos titanes habían aprovechado al máximo la protección y presión de sus respectivas canchas y ahora todo volvía al origen, a un abarrotado Palacio de los Deportes donde los blancos no han perdido ni un sólo partido desde hace más de un año. Con esas premisas comenzó el trepidante duelo con los merengues saliendo en tromba.

Tras dos encuentros palidecido y siendo una sombra de sí mismo, el Madrid volvía a dominar el ritmo del duelo, guiados por un Sergio Llull supersónico, liberado de sus marcas y terriblemente rápido y acertado tanto en las transiciones de balón como en los tiros a canasta. Gracias a ello se abría la primera brecha en el marcador y el cerúleo Bartzokas tenía que pedir tiempo muerto. Por fin los griegos volvían a sentirse incómodos en la pista, superados en los uno contra uno y bombardeados en su férrea zona 3-2. Final del primer cuarto con 18-12 y grandes sensaciones iniciales. 

Dominio sin sentencia

Los helenos son bicampeones de Europa y tienen el gen competitivo en la sangre. Pese a que el Madrid apretaba en las contras y estaba ganando el rebote y los porcentajes de tiro, el Olympiacos volvió a rehacerse, aprendiendo de los errores de los primeros minutos y reestructurando su estrategia. Buenos minutos de Vassilis Spanoulis (que se estaba tirando algunas naranjas bien marcado por Darden), pero siempre da la cara y absorbe juego. Tampoco se quedaba atrás el talentoso Lojeski, un auténtico portento físico que también irradia calidad por los cuatro costados, y que percutía la zona blanca con insolencia.

Gracias a ello el partido volvía a equilibrarse, y el segundo parcial quedó en tablas. Los dos equipos se mostraban ciegos desde la larga distancia, con unos porcentajes indignos para la calidad de sus lanzadores, lo que demostraba que la muñeca estaba temblando desde los compases iniciales. A diferencia de los duelos en Atenas, el Madrid estaba cerrando el rebote (sobre todo ofensivo), lo cual impedía las segundas oportunidades de los helenos. Al descanso con 40-34 en el electrónico y mucha lucha por disputar.

El Madrid a la Final Four

La igualdad fue también la tónica del tercer cuarto. Las marcas se encontraban ya perfectamente ajustadas y los helenos no perdonaban una. El Madrid mostraba más brillo que el rival, y suyas eran las canastas más espectaculares del duelo, pero en cuanto se descuidaban lo mínimo ahí estaba la guardia pretoriana de los helenos para castigar con canastas fáciles. Lucha total en la pintura de ambas zonas, donde esta vez no estaba destacando Dunston, perfectamente sobre marcado por la torras blancas e impotente en sus tiros. 19-18 en el parcial y más emoción.

En los minutos finales, cuando todo se decide y es el momento de las estrellas apareció Rudy Fernández. El balear está siendo el mejor del Madrid durante toda la serie, y pese a que su primera mitad fue un tanto gris, se desató cuando más lo necesitaban los suyos. Espectacular exhibición de tiros exteriores, mates en la contra y coraje inigualable en los rebotes. Y otro líder nato como Felipe Reyes le secundó con su patentado copyright de rebote y canasta. Victoria blanca (83-69) que no dio tregua al rival y se mete en la Final Four tras una serie larga y agotadora. La magia del Palacio volvió a funcionar y habrá duelo español (Madrid-Barcelona) en la semis europeas.

Protagonistas

Excelso el partido de Sergio Llull (20 puntos, 3 rebotes, 4 asistencias, 4/6 en triples, 24 de valoración). El Aeroplano de Mahón estuvo apagado en los dos partidos en Atenas, siguiendo la tónica del resto de la plantilla, pero los aires madrileños le han resucitado y se marcó un partido completo, acertado en los porcentajes, pletórico en la velocidad. El menorquín le saltó las tuercas y tornillos a todos sus defensores.

Felipe Reyes (15 puntos, 8 rebotes, 5/7 en tiros de 2, 5/5 en libres, 21 de valoración) volvió a demostrar que es un capitán eterno que responde en los momentos de la verdad, y se comió la pintura rival dejando a la bestia Dunston en evidencia. Rudy Fernández (15 puntos, 4 rebotes, 3 robos, 6/6 en libres) cierra una serie pletórica, en la que ha sido el mejor jugador en conjunto. En la primera mitad estuvo desaparecido, pero en la segunda fue un azote definitivo. Nikola Mirotic (10 puntos, 5 rebotes, 3 asistencias) también recuperó sensaciones.

Por el combativo Olympiacos subrayar una vez más la actuación del genio Vassilis Spanoulis (19 puntos, 7 asistencias, 6 faltas recibidas). El excelente base volvió a liderar a los suyos en anotación, pero esta vez lo hizo con unos pésimos porcentajes de tiro, viéndose ahogado por la intensa defensa de los blancos. En segundo plano el magnífico Matthew Lojeski (15 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias, 21 de valoración), el factor sorpresa de la serie, que se reivindica como un jugador de tremendo potencial.