Duelo en todo lo alto, clásico por antonomasia que se elevaba a la categoría europea. El Madrid de los récords buscando llegar a su segunda final consecutiva volviendo a derrotar a un Barcelona que viene de menos a más y da miedo en los últimos meses de competición. Con todos los alicientes al máximo comenzó un enfrentamiento dominado por los blaugrana en los compases iniciales. Los de Xavi Pascual salieron en tromba, más concentrados en las marcas e incisivos en los ataques.

Debido a ello impusieron un parcial inicial de 14-6 y obligaron al primer tiempo muerto de Pablo Laso. Sus sabios consejos aderezados con la habitual retaila de gritos reactivaron a sus pupilos, que apretaron más en las marcas y comenzaron a jugar más sueltos. Gracias a ello, el primer parcial acabó con un empate 20-20 en el electrónico. Ante Tomic por dentro y Marcelinho Huertas desde el perímetro habían despertado el encuentro, pero Sergio LLull y, sobre todo, un iluminado Nikola Mirotic lo ponían todo en el congelador.

El Madrid presenta credenciales

Comienzo del segundo parcial con los dos equipos más asentados en el campo y Rudy Fernández metiendo sus primeros puntos. El genio balear fue eliminado por doble técnica en el cercano derbi liguero, y parecía guardar fuerzas e intensidad midiendo la importancia del presente enfrentamiento. El ritmo anotador se deceleró y con los blancos con una ligera ventaja en el marcador transcurrieron varios minutos. A pista salía Sergio Rodríguez, el MVP de la Euroliga, que se identificó con un magnífico triple que abría las diferencias. Ello, sumado a sus clarividentes asistencias permitió a los blancos superar la barrera psicológica de los diez puntos (20-31). Tiempo de Xavi Pascual.

A esa pequeña ruptura en el electrónico le siguieron minutos de buen intercambio de canastas entre los dos gigantes, incluyendo varios triples consecutivos que se enchufaron mutuamente sin piedad. Por los catalanes comenzó a encontrar aro blanco su líder natural Juan Carlos Navarro, pero la vieja guardia del Madrid respondía con un afilado Felipe Reyes. Gracias al infalible Chacho y un mejor balance ataque-defensa, los merengues se fueron a vestuarios con ventaja de 37-45, pero los culés seguían acechantes. Claro dominio madridista en los tiros libres (90% frente a un cutre 52% del Barça), pero los catalanes eran mejores en asistencias.

Marea blanca

Tras la reanudación los dos equipos se midieron durante algunos minutos, pero fue el Madrid el que volvió a dar el golpe sobre la mesa. Los triples consecutivos de Rudy y Tremmel Darden hacían daño a la defensa en zona 3-2 del Barcelona, que estaba sería en la pintura, pero llegaba tarde a las ayudas a los hombres exteriores. Las marcas se iban recrudeciendo y las transiciones eran cada vez más largas y trabadas. Los blaugranas estaban cargando claramente el juego y las esperanzas en Ante Tomic, un pívot con inmensa calidad que se crece en los partidos contra su ex-equipo. El Madrid repartía más los puntos turnando sus opciones de tiro.

La ventaja blanca se mantuvo en torno a los diez puntos durante muchos minutos, hasta que los merengues llegaron al bonus de personales. Los blaugranas fueron los primeros en disfrutar de tiros libres, aunque permanecían contagiados por un acuciante síndrome Gepeto (muñeca de madera) desde la línea. Cada vez que Sergio Rodríguez entraba en pista lo hacía para erupcionar desde la larga distancia y cambiar el ritmo del partido, por algo ha sido elegido el mejor del Viejo Continente. El canario recibía la ayuda del gigante heleno Bourousis, que anotaba de manera intermitente pero valiosa. Auténtico chaparrón del Madrid que terminó el parcial con un incendiario 48-73.

Festival y a repetir final

La orgía anotadora del Madrid se prolongó durante el último parcial, con misiles desde la larga distancia y jugadas de memoria en la zona, arrastrando a los hombres altos y buscando la mejor selección de tiro con el pase extra. Un auténtico festín en el que los blaugranas eran el plato principal. Las diferencias llegaron a estar por encima de los 30 puntos, mientras que Rudy, Mirotic y el Chacho seguían castigando desde el perímetro. Los de Xavi Pascual permanecieron clavados en el marcador durante minutos. Después de hacer un Top 16 primoroso y eliminar al Galatasay por la vía rápida, ahora estaban sufriendo una debacle sin precedentes.

Espectacular victoria del Madrid (62-100) que se mete en la gran final europea por segundo año consecutivo, y de nuevo dejando fuera a su eterno rival, a los que le tienen perfectamente tomada la medida durante toda la era Laso. Abultado triunfo de un equipo merengue que es una máquina total en la anotación y cada vez defiende con mayor beligerancia. Allí se enfrentarán al Maccabi de Tel Aviv, otro clásico de la competición al que han vencido en la ronda previa, pero una final es otro mundo. La novena está de nuevo a tiro.

Protagonistas

Partidazo inmenso de Sergio Rodríguez (21 puntos, 6 asistencias, 4/5 en triples, 7/7 en tiros libres, 25 de valoración). El Chacho estrenó el MVP al mejor jugador europeo haciendo honor al galardón y mostrándose imparable en los uno contra uno y mortífero en los tiros. El playmaker canario está definitivamente en otra galaxia. Enorme encuentro también de Nikola Mirotic (19 puntos, 4 rebotes, 5/6 en libres, 7 faltas recibidas, 26 de valoración), un fino estilista que demostró su excelsa calidad en las dos pinturas y volvió loco a todos sus defensores.

En segundo plano destacar el trabajo de Rudy Fernández (12 puntos, 4 rebotes), Sergio Llull (11 puntos, 5 rebotes, 3 asistencias, 2 robos) y Felipe Reyes (11 puntos, 4/4 en tiros de dos). Los tres fueron una guardia pretoriana perfecta, que anotó puntos en los momentos decisivos e hizo un magníico trabajo de intendencia, apretando en las marcas y haciendo valiosas ayudas.

Por el apalizado Barcelona subrayar sobremanera a Ante Tomic (16 puntos, 8 rebotes, 6/8 en tiros de dos, 21 de valoración). El gigante croata ha sido elegido el mejor center de la competición y volvió a demostrar que tiene una calidad fuera de toda duda. Cuando acompaña sus movimientos con pundonor siempre hace daño. Fue el Alfa&Omega de los culés, pero se quedó sólo en su lucha contra la batería blanca. Ningún otro jugador blaugrana llegó a los dobles dígitos en anotación.