Felipe Reyes es el segundo más veterano de la selección, sólo por detrás en internacionalidades de Juan Carlos Navarro. El pívot lleva 191 participaciones internacionales por 208 del escolta catalán. Además de ser una leyenda en las categorías inferiores, con esos Juniors de Oro que ganaron el Mundial del 99, desde 2001 viste con orgullo la casaca de la absoluta. Ha participado en todos los eventos internacionales salvo el pasado Eurobasket. Felipe explicó su ausencia: "Llevaba sin descansar en verano desde cadete y lo necesitaba, pero cuando ellos empiezan la concentración, y a pesar de estar de vacaciones, ya comienzo a pensar: ‘¿Por qué dije que no?".

El cordobés lleva grabado a fuego este Mundobasket, el que puede ser el último de muchos genios de su quinta. Esta temporada ha hecho un trabajo magnífico en el Madrid, saliendo siempre desde el banquillo y reduciendo sus minutos para poder llegar a la cita mundialista. Pero Espartaco es cada vez más decisivo, capaz de salir para cambiar los partidos. Repasa su trayectoria con España con mucho cariño: "cuando juegan los partidos sí que me doy cuenta de que yo lo que realmente quiero es estar con ellos. Por todo, por el vestuario y por jugar, porque defender la camiseta de la Selección es lo máximo".

Reyes es consciente del tremendo nivel de exigencia con una selección de leyenda. Jugar en casa este Mundial les da mucha presión, pero Felipe sabe que las cosas se exageran en ocasiones: "Desde que ganamos el Mundial de Japón ha sido algo como ‘si no ganáis el oro no nos sirve’, así que estamos acostumbrados a la exigencia. Hay que tener los pies en el suelo. Fracasar no sería no ganar el oro, sería dar mala imagen y no competir".

Reyes: "Hay entrenadores que vinieron con mentalidad de club pero se dieron cuenta de que aquí nos juntamos durante dos meses también para divertirnos".

El capitán del Madrid echa la vista atrás y disfruta de una enorme cantidad de éxitos y grandes momentos con sus compañeros de la absoluta, aunque el Mundial de Japón sigue siendo el más impactante: "Todos los años han sido fantásticos, aunque al final te quedas con el primer gran éxito, el Mundial de Japón. Las finales de los Juegos han sido buenas, y también los Europeos… pero Japón siempre se recordará. Se acerca el final y aunque el ciclo no se cerrara con un oro seguiría siendo perfecto".

Felipón también tuvo palabras de recuerdo para Orenga. Le considera un hombre de basket y un antiguo compañero de cancha al que respeta: "una persona a la que todos conocíamos, y que acepta y hace cosas para que todo vaya bien. Conoce al grupo y sabe que poner normas de todo tipo no es bueno".