Duelo clave en una de las canchas más calientes del continente. Los blancos buscando asegurar la ventaja de campo en la ronda de cuartos y los helenos jugándose el poder tener una plaza en la misma. El partido amaneció con una tensa igualdad en el electrónico y gran despliegue físico por ambos bandos. Baja anotación, defensas rocosas y rápidas contras lanzadas al más mínimo error del rival. James Gist machacaba sin piedad el aro merengue demostrando que es un atleta de lujo.

Por los blancos respondía Llull desde el perímetro y Rudy forzando faltas de tiro. Al menor descuido tiempo muerto, en una batalla de pizarras entre los dos entrenadores. Los locales tomaban ligera ventaja dominando la zona, pero el Madrid aguantaba en el duelo gracias a sus canastas desde la larga distancia. Primeras rotaciones y los griegos que ponían en pista a un Nikos Pappas que entraba para anotar. Final del disputado primer cuarto con 19-15.

Los griegos tiran de físico

El Madrid no cerraba el grifo anotador de un PAO que anotaba con pasmosa soltura. La ventaja de los helenos llegaba al +8 y era necesaria una reacción blanca en el balance ataque-defensa o el partido se les podía escapar demasiado pronto. Buscando canastas más claras, los pupilos de Laso comenzaron a doblar balones en la pintura a Ayón, pero las torres griegas defendían con terrible intensidad. A base de un tremendo esfuerzo los merengues iban limando la diferencia rival, y el duelo volvía a estar en un puño.

Minutos de estrategias similares, incluso jugadas que se repetían en ambos equipos, una muestra de mimetismo en lo táctico. Sin embargo el alley-hoop entre Rudy y Slaughter no terminaba en canasta, mientras que el culminado por Lawal destrozaba el aro blanco. Los griegos dominaban el tempo del rocoso y tenso partido, muy propio de Dusko Ivanovic. El Chacho entraba a pista para dar algo de aire fresco a los necesitados pulmones del Madrid, forzando que los helenos llegaran al bonus. Al descanso con 41-35 y la sensación de que los blancos tenían que poner más intensidad para llevarse el partido.

Un Madrid sin alma

Tras la reanudación no cambiaba demasiado el panorama. Los verdes estaban ganando la batalla de los rebotes y entraban en la zona merengue cual cuchillo en mantequilla. Con ello rompían la barrera psicológica de los diez puntos sin demasiado esfuerzo. La vieja guardia del Madrid compuesta por Rudy y Reyes tomaban el mando anotador de los suyos, teniendo que percutir en la pintura para forzar libres, porque los porcentajes de campo estaban siendo penosos.

La zona 3-2 del Madrid no estaba funcionando, y los griegos podían encontrar siempre a algún hombre sólo en el perímetro con el pase extra, o tirar cómodamente desde cuatro metros en lo que las lentas ayudas interiores de los blancos se ponían en marcha. Además, a los helenos les estaba entrando todo, hasta la desesperada canasta sobre la bocina de Nelson. El OAKA era una caldera con más de 17.000 almas en éxtasis y el duelo se decantaba claramente. Horribles presagios para los de Laso, que volvían a perder otro cuarto y caían a falta de diez minutos por un rotundo 69-53.

Clara derrota y protagonistas

Iban transcurriendo los minutos y la abismal ventaja se mantenía. Nikos Pappas parecía un superclase y le estaba haciendo un roto a los blancos de los que hacen época. La ventaja del híper motivado PAO llegaba a un doloroso +20, mientras que los madridistas seguían fallando una cantidad ingente de tiros, la mayoría tirados sin fe alguna. Con todo sentenciado el enfrentamiento se terminó calentando, tanto a Nocioni como a Slauhgter les cayeron sendas técnicas. Partido para olvidar que los merengues perdieron por un lapidario 85-69. La lucha por la ventaja de campo en cuartos se aprieta aún más.

El mejor del partido fue Nikos Pappas (22 puntos, 6/6 en tiros de dos, 7/8 en libres, 8 faltas recibidas, 30 de valoración). El escolta griego fue una auténtica metralleta desde diversas posiciones de tiro, y se marchó de sus marcas con velocidad pasmosa. Buen encuentro de los norteamericanos DeMarcus Nelson (16 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias, 20 de valoración) y James Gist (13 puntos, 5 rebotes), ambos muy poderosos en lo físico y pegajosos en defensa. Por último nombrar a las torres interiores Mavrokefalidis (8 puntos, 9 rebotes) y Esteban Batista (8 puntos, 9 rebotes), simplemente superiores en la zona.

Por un desdibujado y apalizado Madrid tan solo salvar la actuación de Jaycee Carroll (16 puntos, 3 rebotes, 4/4 en libres, 18 de valoración), el único que estuvo a un buen nivel y anotó con continuidad, aunque sin peligro real de remontada. Rudy Fernández (13 puntos, 3 rebotes, 3 asistencias) y Felipe Reyes (11 puntos, 5 faltas recibidas), siempre suman, pero no dieron la talla que su clase exige.

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