Cara a cara entre Real Madrid y Olympiacos por la Euroliga. Los blancos eliminaron al Fenerbahçe tras una exhibición coral y estarán en su tercera final consecutiva. Los griegos apearon al a priori favorito CSKA para buscar su tercera corona europea en los cuatro últimos cursos. La final será la misma que en 2013. Entonces Spanoulis lideró a los suyos para remontar el encuentro y despertar del sueño de la Novena a los españoles. ¿Habrá revancha?

Ahora o nunca

La gran final de la Euroliga vuelve a citar al Real Madrid. Algo que sin título final de por medio ya se puede considerar una hazaña, sobre todo teniendo en cuenta que hay que remontarse a 1976 para encontrar la misma situación en la casa blanca. Pero falta rematar la faena. El madridismo lleva mucho tiempo esperando la novena Copa de Europa, concretamente 20 años, y el tiempo pesa mucho. Casualmente, ese último cetro continental se logró ante el Olympiacos, y casualidades de la vida, el Olympiacos fue también uno de los equipos que rompió la ilusión blanca en las dos últimas finales (2013). Los griegos ya se vengaron, ¿se vengará ahora el Madrid? Las circunstancias son inmejorables. Equipo un año más curtido, se juega en casa, rival conocido, semifinal brillante...

Todo hace indicar que este es el año, que esta Euroliga no se escapa. Dicen que a la tercera va la vencida y el madridismo sueña. Ahora o nunca.

Enemigo sospechoso

Como si de una maldición se tratara, el Olympiacos volvió a sentenciar al CSKA de la mano de Vassilis Spanoulis y con remontada heroica de por medio. Los griegos no eran favoritos, como tantas otras veces, pero volvieron a triunfar. Es el equipo que mejor se mueve en situaciones límite y contra equipos más poderosos, y la historia se repite una y otra vez. Y eso le debe sonar al Real Madrid, que vio como en 2013 se le escapaba una final que parecía sentenciada tras un comienzo arrollador. Pero el Olympiacos no se rindió y acabó llevándose el título. El Madrid está avisado y no deberá relajarse ni una milésima de segundo si pretende acabar con las siete vidas que parece tener el conjunto griego.

Liderado por Kill Bill Spanoulis, el Olympiacos es un equipo rocoso, sólido en defensa (la mejor del campeonato) y que cree, siempre cree. Printezis, Mantzaris y Sloukas forman la guardia pretoriana de Vassilis. Son sus hombres de confianza, los que mantien al equipo cuando él no brilla, y los que le buscan cuando el equipo roza la caída. Luego él hace su trabajo, lo que mejor se le da: ser leyenda.

Guerreros de confianza

Si de algo se ha acusado al Real Madrid esta temporada ha sido de escasez de recursos en algunos momentos de la temporada. Parecía ser un equipo condenado a vivir de los números de Rudy, Felipe Reyes y los Sergios. Si ellos no lucían, parecía difícil sacar adelante la situación. Pero el viernes emergieron los guerreros para liderar el recital del equipo ante el Fenerbahçe. Como ya hicieran en la final de la Copa del Rey, Ayón y Nocioni tiraron de casta y entrega para apretar las tuercas en defensa y liderar a base de corazón los ataques de sus compañeros. Y junto a ellos brilló KC Rivers. Un jugador al que se le acababan las oportunidades, pero que sacó pecho frente al Efes en los playoffs, y ayer en una cita aún más importante volvió a hacerlo en la semifinal. Sus triples fueron la guinda del pastel, un pastel amasado por el Titán y el Chapu. Hay vida más allá de los españoles.

Andrés Nocioni fue uno de los mejores en las semifinales (Foto:mundodeportivo.com)

Favoritismo

Será la tercera final consecutiva para el Madrid, lo cual le otorga una experiencia fundamental para estos partidos. Es cierto que en frente tendrá a otro habitual en estos duelos, pero en esa igualdad en la veteranía, la plantilla de los de Laso decanta la balanza a su favor. Los Rudy, Rodríguez, Llull, Felipe, Ayón, Carroll, Nocioni y compañía parecen ser más dinamita que Mantzaris, Printezis, Lojeski, Sloukas, Dunston o Petway. Pero está Spanoulis. Y eso vuelve a igualar las tornas.

Vassilis Spanoulis celebra la victoria (Foto:elpais.es)

Tanto Laso como Sfairopoulos le dieron la patata caliente del favoritismo a su rival. Uno por los títulos logrados últimamente por los griegos, el otro por la pólvora que atesora en el juego exterior el Real Madrid. "Supongo que ya no diréis que no son favoritos", dijo Laso. Y es que nadie quiere ser el favorito. Al Madrid le pesó serlo en las dos finales que perdió, y al Olympiacos le encanta el papel de tapado.

Las claves

El Real Madrid llega a la final con confianza, consciente de haber batido a un rival durísimo en las semifinales de forma holgada. Pero el Olympiacos, que realizó un encuentro de nivel muy inferior al de los blancos en su semifinal, llega quizá aún más fuerte moralmente por su heroica victoria. Para el Madrid será clave controlar el rebote, principal defecto del equipo y que tantos dolores de cabeza le da a Pablo Laso. Podría ser hasta decisivo si se tiene en cuenta la teórica superioridad blanca en cuanto a calidad se refiere. Si los merengues tienen un día medianamente acertado desde la línea de tres, mueven el balón como de costumbre y controlan el rebote, la final pintará muy bien para ellos.

El Olympiacos basará sus opciones en la defensa. Sabe que si el partido ronda los 100 puntos lo tendrán difícil, por lo que tratarán de frenar el ritmo de partido y llevar al Madrid a un terreno complicado para ellos. Los griegos son la mejor defensa del campeonato, y por ello se sienten capaces de lograr frenar al Real. La otra baza de los de El Pireo será su estrella, Spanoulis. Saben que si se llega a un final igualado, la varita mágica del crack no suele perdonar. Junto a él, el otro jugador a vigilar para el Madrid será Printezis, al que Sfairopoulos tratará de sacar el máximo provecho posible cuando esté emparejado con Felipe Reyes, ya que le puede hacer daño con su movilidad.

Jugadores a seguir

Rudy Fernández es la gran estrella del Real Madrid. Regresó a Europa para triunfar y ganar títulos, y mañana jugará otra final. Cuenta con la plena confianza de su entrenador y sus compañeros. Partido para los grandes, y él es uno de ellos. Noche para Rudy.

Vassilis Spanoulis. La leyenda. Ha escrito las páginas más gloriosas en la historia del Olympiacos y volverá a ser la referencia del conjunto heleno. Sus triples imposibles rompen a sus rivales en los momentos más calientes de los partidos. Ya es uno de los más grandes de la historia del baloncesto europeo.