Todo o nada para levantar el trofeo. Tras la victoria por la mínima de los brasileños en el primer duelo (91-90), los de Laso tenían que salir a ganar y hacerlo por la mayor diferencia posible. Causaban baja tanto Rudy Fernández (que sigue con los problemas en la espalda), como Jeffery Taylor (aún no recuperado de una elongación muscular). Con esas premisas amaneció un duelo eléctrico en las transiciones, pero muy errático en los tiros. Casi dos minutos tardaron ambos conjuntos en inaugurar el marcador, y se materializó gracias a una entrada a canasta con bandeja de Jaycee Carrroll. Se sumaba a la anotación un incisivo Sergio Llull (parcial de 8-0), e inmediato tiempo de Jorgue Guerrinha intentado cortar la sangría.

Los cariocas estrenaban su casillero con la canasta de Minerio, pero el marcador seguía muy favorable para los merengues. Las siguientes transiciones fueron trabadas, con mayor resistencia defensiva. Muy intenso seguía Carroll, entendiendo a la perfección el pick&roll con el capitán Reyes para salir del bloqueo y recibir el pase ciego en la puerta atrás. Precisamente a Espartaco le caía la segunda personal y visitaba el banquillo prematuramente. Eso lo aprovecharon los locales para acercarse con el triple del base Fischer. Tras el canastón de Nocioni extendiendo el brazo y otro nuevo misil de Carroll el Madrid llegaba a los diez puntos de ventaja. Tras unos fallos técnicos que detuvieron el partido por problemas con el marcador electrónico, el primer parcial culminó con un triple increíble y forzado de Nocioni a tabla (24-15).

Luchando contra rival y árbitros

Los de Laso volcaban el juego en la pintura, y ahí hombres altos como Hernangómez encontraban la rescompensa. A cambio los locales comenzaron a apretar en el factor físico, metiendo muchos palos guiados por la permisividad de los árbitros. Caían las faltas personales en cascada, lo que frenó mucho el ritmo del partido. Los aficionados brasileños presionaban sobremanera, toda un olla a presión. Defensa karate del Bauru, que estaba dominando el elemento psicológico del enfrentamiento. El Madrid seguía por encima, pero fallaba demasiados tiros libres y comenzaba a sentir el cansancio. Minutos para Luka Doncic, que se ratificaba con una buena defensa de manos largas frente a Álex García.

Leo Meindl aparecía desde el perímetro para apretar las cuerdas a los blancos. Ello, sumado a las frecuentes pérdidas en el centro del campo, como la que propició el mate de Mineiro, volvió a empatar el encuentro (29-29) después de muchos minutos. La empanada arbitral llegó a puntos surrealistas cuando descalificaron a Sergio Rodríguez por hacer un ligero gesto de desaprobación. El Chacho fuera del partido por caprichos no puramente deportivos. El Madrid llegaba ya al bonus de personales, mientras que los brasileños aún no computaban ni una pese a que estaban repartiendo estopa. Con el gran triple de Llull los blancos llegaban al descanso con ventaja de +9 (49-40).

Ligera ventaja blanca

Tras la reanudación los madridistas se mostraron de nuevo erráticos en el tiro. Las transiciones eran demasiado aceleradas, sin tiros claros. En defensa tampoco se apretaba los suficiente en la lucha por el rebote. Ello propició que los cariocas se volviera a acercar en el marcador. Muchas faltas personales de tiro en ambas pinturas. Ninguno de los dos conjuntos quería que el rival convirtiera canastas fáciles. Partido duro, pastoso y trabado. Un campo en el que se mueven mejor los brasileños. La lucha se mantenía tremendamente intensa, con una ventaja sobre cinco puntos a favor de los merengues.

Fischer desde fuera y Hettsheimeir moviéndose por varias posiciones del campo, eran los dos baluartes de los locales, y conseguían volver a empatar el partido. Parcial favorable de 6-13, y los madridistas que estaban echando de menos los cambios de ritmo del Chacho. Pero dentro de esta vorágine de posesiones más estáticas, bloqueos duros y mucho contacto físico la pelea seguía en todo lo alto. Tanto Ayón en la pintura como Nocioni plantaron cara a la reacción rival, manteniendo a los merengues ligeramente por encima a base de pundonor. Llull conectaba un triple (aunque se hacía daño en el tobillo) y Jorge Guerra pedía tiempo. Final del tercer cuarto 66-57.

La intercontinental para cerrar el repóker

Momentos de la verdad, y dentro de los errores generales en tiro y la terrible presión en defensa, se pudo ver un interesante duelo entre Álex García (Ex-NBA intenso desde el peróimetro), y Trey Thompkins (que va tomando la forma y muestra su calidad en la media distancia). Al ecuador del último parcial tanto Thompkins como Sergio Llull conectaron dos triples consecutivos y la distancia se volvía a ampliar cerca de los diez puntos. Pero el martillo pilón de los árbitros seguía castigando al Madrid. Y en medio de la batalla El Aeroplano de Mahón entraba en erupción y conectaba otro misil significativo. Ventaja de +12 para los blancos.

Y así trasncurrieron los últimos compases del duelo. Los del Bauru seguían percutiendo la pintura merengue con frecuentes tiros de larga distancia y doblando balones a Hettshiemeir, conscientes de que en la zona se pitaba todo. El Madrid ya estaba en bonus, y así los brasileños limaron las diferencias, pero los merengues seguían firmes gracias al mejor ataque-defensa propiciado por Maciulis y Nocioni. De manera sufrida, pero el Madrid se llevaba la victoria final gracias a otro tiple desde la esquina de Jaycee Carroll. Final del duelo (91-79) y el imperial proyecto de Laso que levanta la Intercontinental después de 34 años, el quinto trofeo consecutivo de esta época de oro.

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