El 27 de septiembre de 2014 el Real Madrid levantaba la Supercopa Endesa en Vitoria tras derrotar al FC Barcelona. Justo un año después, los blancos conquistaron Sao Paulo para ganar su quinta Copa Intercontinental y también su quinto título en tan sólo 365 días. De esta manera, el Real Madrid completó el mejor año de su historia al lograr un repóker de títulos sin precedentes.

Tercera Supercopa consecutiva

El Real Madrid llegó a Vitoria para disputar el primer torneo de la temporada. Un fin de semana de baloncesto sin parar y con los equipos aún por construirse. En el Madrid debutaban varias caras nuevas: Campazzo, Rivers, Maciulis, Nocioni y Ayón, que se sumaban a un bloque armado desde años atrás y al que cada año le faltaba rematar la faena para dominar el baloncesto europeo.

El objetivo con el que se llegó al Buesa Arena estaba claro: levantar la tercera Supercopa consecutiva. Y se consiguió. Victoria clara por 89-76 sobre el Valencia Basket en las semifinales y paliza al Barcelona en el primer Clásico de la temporada por 99-78. Llull fue nombrado MVP del torneo tras anotar 21 puntos en la final y estuvo bien secundado por un gran Rudy Fernández. Por su parte, Nocioni, Ayón y Rivers empezaron a dar muestras de que sus fichajes iban a ser todo un acierto.

La temporada empezaba de forma inmejorable para el Real Madrid, pero por aquel entonces nadie esperaba todo lo que aún estaba por llegar.

Segundo título de la temporada

El Madrid llegó a la Copa del Rey de Las Palmas de Gran Canaria en muy buena forma tras recuperarse de una grave crisis en el mes de diciembre que a punto estuvo de costarle el puesto a Pablo Laso. La inclusión de Marcus Slaughter en el equipo en enero tras conseguirle un pasaporte cotonou resultó decisiva para reanimar al equipo en las tareas defensivas, lo que permitió una mayor fluidez en ataque y una mejora sustancial de los blancos, que llegaron con plenitud de confianza a una Copa del Rey en la que un año más volvían a partir como favoritos.

Tras derrotar al CAI Zaragoza (85-73) y al FIATC Joventut (83-100), el Madrid se plantaba en la final, en la que esperaba un Barcelona con ganas de revancha por lo sucedido en la edición anterior en Málaga, cuando Llull obró un milagro anotando la canasta que le daba el título a su equipo a falta de una décima. En la final se vio un duelo muy disputado, con ventajas para los dos equipos durante prácticamente todo el partido. Pero al final, una bandeja de Sergio Rodríguez a falta de 7 segundos para que acabara el choque decantaba una vez más la balanza del lado de los blancos, que derrotaban a los culés por 85-90 y sumaban su segundo título de la temporada. Rudy, que fue elegido MVP, Ayón y Nocioni fueron los mejores en una final histórica para el Madrid, ya que hacía 29 años que el conjunto blanco no repetía título copero.

Por fin llegó la Novena

Tras perder las dos últimas finales de Euroliga ante Olympiacos y Maccabi respectivamente, el Madrid tenía una fecha marcada en el calendario desde que empezó la temporada: la Final Four que se disputaría entre los días 15 y 17 de mayo. Este año el marco resultaba inmejorable por disputarse en Madrid y por cumplirse 20 años desde que el equipo blanco se proclamara campeón de Europa por última vez. Y el Madrid no decepcionó.

Los blancos se clasificaban para su Final Four al derrotar en los playoffs al Andolu Efes por 3-1, con buena dosis de sufrimiento en los dos primeros duelos de la serie, donde brilló con luz propia un colosal KC Rivers. El Madrid cumplía con lo previsto y el 15 de mayo saltaba al parqué del Palacio de los Deportes para medirse al Fenerbahce de Obradovic en las semifinales. Los de Laso arrasaron a los turcos, sobre todo en un segundo cuarto brillante que les sirvió para conseguir una amplia ventaja en el marcador. Al final 96-87 y el Real Madrid clasificado para su tercera final europea consecutiva, en la que esperaba su verdugo de 2013, el Olympiacos del siempre temible Spanoulis.

Nadie dijo que fuera a ser fácil, y el Madrid sufrió en la que, por título en juego y contexto, era su final más importante de los últimos veinte años. Empezó fuerte el Olympiacos de la mano de un gran Lojeski, pero el Madrid apretó en el segundo cuarto para irse al descanso con siete puntos de ventaja. Tras la salida de vestuarios el Madrid llegó a disponer de una renta de hasta 11 puntos de ventaja, que por la baja anotación que se estaba dando parecía difícil de remontar para los del Pireo. Sin embargo, el Olympiacos no se rindió y Printezis y de nuevo Lojeski ponían por delante a los griegos. El Madrid sufría y parecía cerca del KO, pero Jaycee Carroll apareció para dar vida a los suyos con un tercer cuarto memorable. El Real recuperaba la ventaja y el Chapu Nocioni exhibía talento, lucha y corazón para minar la moral de un Olympiacos que acabó sucumbiendo en un Palacio de los Deportes que ya coreaba aquello de "Cómo no te voy a querer, si fuiste campeón de Europa por novena vez".

A la tercera fue la vencida, el Madrid volvía a reinar en Europa y la Novena ya estaba en la vitrinas del Santiago Bernabéu. Nocioni se convertía en el MVP de la Final Four y en héroe del madridismo, un madridismo que sonreía más que nunca.

El póker como objetivo

Aunque el sueño de conquistar la Novena en casa ya se había cumplido, aún quedaba un título por disputarse y el Madrid quería completar un histórico póker sin precedentes. Llegaban los playoffs de la Liga Endesa y el Madrid tenía que dejar atrás las celebraciones para recuperar el chip de competición necesario para ganar el último título. Y así fue. El Madrid llegaba a la final tras eliminar al Gran Canaria y al Valencia Basket y se citaba una vez más con el Barcelona de Xavi Pascual.

El Madrid ganó el primer partido de la serie por 78-72 en un buen partido de Rudy Fernández, que lideró a los suyos para poner el 1-0. El segundo duelo fue una absoluta exhibición de los blancos, concretamente de un hombre: Sergio Llull. El menorquín aniquiló al Barcelona en un primer cuarto fabuloso en el que anotó ni más ni menos que la friolera de cinco triples. La victoria se volvía a quedar en el Palacio (100-80) y el Madrid rozaba el título de Liga.

Los blancos no querían esperar y la misión era proclamarse campeones de Liga en el tercer choque de la final. El Palau esperaba con el cuchillo entre los dientes, pero el Madrid no se amedrentó y pronto empezó a mandar en el marcador. Maciulis lideraba a los de Laso en la primera parte y Carroll, los Sergios y Nocioni cogían el testigo en la segunda mitad. El Barça apretó e incluso llegó a ponerse por delante en el marcador en los últimos minutos del tercer cuarto, pero el Madrid se sobrepuso a las adversidades y volvió a ponerse por delante. Carroll decidió el partido en los últimos instantes con una canasta imposible y el Madrid conquistaba el título que le faltaba para redondear una temporada histórica. Llull recibía el MVP de la final y Felipe Reyes (MVP de la fase regular) volvía a levantar otra copa. El Madrid completaba la mejor temporada de su historia.

La Intercontinental, la guinda del pastel

A pesar del pleno de trofeos en la 2014-2015, el verano no fue tranquilo para el Real Madrid, que vio como por problemas burocráticos perdía a dos pilares del equipo campeón de todo: los americanos Rivers y Slaughter. Junto a ellos también abandonaron la capital de España Mejri, Bourousis y Campazzo. Esto provocó que el Madrid se moviera en el mercado y recuperara al prometedor Willy Hernangómez y fichara al alero sueco Jeffery Taylor. Además, el club blanco hizo oficial el fichaje de Trey Thompkins, cerrado desde hacía meses.

No sólo las bajas complicaban el verano en la Casa Blanca, y es que tanto el Eurobasket como el FIBA Américas reclutaban jugadores del Madrid. Esto provocaba que la Copa Intercontinental llamara a la puertas del conjunto blanco con varios fichajes nuevos y muchos jugadores recién llegados de las competiciones internacionales. Sin casi tiempo para preparar el duelo a doble partido ante el Bauru brasileño (campeón de América), el Madrid voló a Sao Paulo, se vistió de corto y comenzó a pelear por su quinto cetro intercontinental. El Bauru superaba a los de Laso en el primer partido por 91-90, pero el Madrid reaccionó y batió a los brasileños en el segundo encuentro por 79-91. Carroll, Llull (MVP, el tercero en sólo un año), Thompkins y Ayón fueron los mejores en una final con tintes históricos, ya que el Real Madrid se proclamaba campeón del mundo 34 años después en la misma cancha, el Gimnasio Ibirapuera de Sao Paulo.

Y así se cerró el círculo. 365 días exactos en los que el Real Madrid de baloncesto ha levantado cinco títulos, todos los que ha disputado. De Vitoria a Sao Paulo. Supercopa, Copa del Rey, Euroliga, Liga Endesa y Copa Intercontinental. Un repóker inédito que se antoja inigualable. Un equipo para la historia.

Fotos del texto: baskonia.com, elpais.com, as.com, madridadas.com, marca.com, libertaddigital.com, diario-bernabeu.com