El 21 de junio de 2011 el Real Madrid anunciaba que contrataba a Pablo Laso como entrenador para la sección de baloncesto. Anunciado como un “proyecto joven y con futuro”, el candidato número uno era el croata Jasmin Repesa, pero en el último minuto se desestimó su fichaje para decantarse por el exjugador.

La realidad es que los blancos optaron por el fichaje de Laso debido a la disminución del presupuesto para la sección de baloncesto, un entrenador de perfil bajo era lo que buscaban en esos momentos.

A pesar de que ya había demostrado calidad como entrenador en sus inicios de carrera, nadie esperaba que Pablo Laso hiciera lo que ha terminado haciendo. Ser el hombre que sacó al Real Madrid del más oscuro de los pozos y relanzarlo a la élite del baloncesto.

Recordad quién es este equipo

Desde el primer día Laso dejó claro cuál iba a ser su estilo y a medida que pasaban las temporadas iba añadiendo las piezas necesarias para ese juego ofensivo, descarado, directo y entretenido.

Todo esto se ha comentado, escrito y debatido cientos de veces. El Real Madrid recuperó a los aficionados y a los títulos por medio del buen baloncesto. Después de temporadas muy exitosas y realizar la mejor campaña de la historia del club el año pasado, este Madrid de Laso se está quedando un paso atrás.

Se pueden tachar de oportunistas y ventajistas a quienes aprovechan este momento, con el Real Madrid arrasado en cuartos de final de Euroliga por el Fenerbahce, para decir que hacen falta cambios desmedidos, que media plantilla debe salir y que incluso el vitoriano debe ser despedido. Se observa cómo tras años de dominio una temporada por debajo de ese nivel, aunque no haya sido para nada mala, ya enciende todas las alarmas como si de una grave crisis se tratase.

Uno no puede olvidar lo que es este Real Madrid. Campeón como no lo hay otro, un equipo que ganó absolutamente todo hace unos meses, un equipo mágico y que, si ese día tienes mala suerte, no vas a llevarte la victoria ni aunque te vaya la vida en ello.

La falta de visión de Laso

Laso ha hecho un trabajo maravilloso, casi perfecto. Al igual que los jugadores fallan los entrenadores también lo hacen, aunque siempre sean estos los que pagan los platos, las cabezas de turco. Desde luego ha tenido y tiene defectos, pero al lado de sus virtudes se quedan en un plano secundario.

El problema llega cuando estos defectos empiezan a superar a las virtudes. Sin duda el fallo más grande de Pablo Laso como entrenador del Real Madrid es su falta de visión para renovar un equipo campeón. Es inviable estar cuatro años en Europa jugando el mismo baloncesto, sin cambio alguno, y pretender ganar todas y cada una de las citas importantes. A este Madrid le están cazando y necesitan una renovación.

¿Cómo definir la temporada del Real Madrid? Dos ideas aparecen de forma clara: temporada floja y crónica de una muerte anunciada. La versión blanca de la 2015/2016 es irregular, más floja en defensa, con una rotación incomprensiblemente explotada y con menos de cinco partidos a gran nivel frente a conjuntos de élite.

La débil defensa y falta de carácter en situaciones adversas, sobre todo en pabellones cuyo primer nombre no sea Barclaycard, son dos características casi innatas del Madrid versión Laso, pero esta temporada se nota el cambio.

Pablo Laso, suspenso contundente

Ya no solo es la defensa o jugar en campos con ambientes infernales, de esos que desearías poder ver cuando el Real Madrid juega de local, sino incluso el ataque. Esa baza del equipo, lo que siempre funciona. El ataque de los blancos se ha visto comprometido esta temporada, por varias razones, pero las dos que más atañen a Pablo Laso son la táctica y la rotación, dos asignaturas donde el vitoriano tiene un claro suspenso en lo que va de temporada.

Un ejemplo muy claro de porqué a este equipo le han pillado en ataque se vio en la desastrosa serie contra el Fenerbahce. Uno de los sistemas por excelencia de Laso es el de los carretones a Jaycee Carroll. Cuando el americano está en pista se realiza este sistema, que solo se emplea con él, dadas sus ideales características para realizarlo. La teoría es perfecta: Carroll sale a toda velocidad para buscar el triple y la jugada termina o bien en un “tiro fácil” del escolta o bien en un cambio defensivo del rival que deja una clara ventaja de altura al Madrid en la pintura. Sencillo y efectivo, hasta que lo utilizas cuatro años seguidos y los entrenadores encuentran formas de pararlo, encuentran formas de ganarte. Zeljko Obradovic planteó realizar dos contra uno a Carroll cuando recibía y el jugador de lado débil ocupaba el medio de la zona para equilibrar la defensa. Una jugada prototipo del Madrid que sirve para liberar y que terminó ahogándoles.

Este es un ejemplo pero los hay más. El ataque de Pablo Laso con el Real Madrid es idílico desde el punto de vista de un entrenador. Un sistema abierto, por conceptos, para realizar con jugadores inteligentes y basado en un juego veloz y de contraataque. Maravilloso hasta que lo pillan. Y es que se ha visto como esta temporada ya el pick&roll no gana tantos partidos como en anteriores. El dar el balón a Sergio Llull, el Chacho y Rudy para que hagan magia tras los bloqueos de Ayón con Carroll, Maciulis y Nocioni abiertos para tirar empieza a quedarse sin gas.

Unos dirán que es el típico bajón del Madrid de Laso y que luego vendrá el momento cumbre de la temporada con algún título más, pero esa no es la realidad. El sistema es idílico pero tras cuatro temporadas se queda sin cuerda, Laso necesita realizar algunos ajustes para que este equipo siga perteneciendo a una élite clara del baloncesto europeo.

Los cambios obligatorios en la plantilla

Si en el aspecto táctico Laso ha suspendido esta temporada, con cero innovaciones y siguiendo lo que dijo Xavi Hernández de ganar o morir con el estilo de la selección española, en cuanto a la gestión de la rotación ha sido incluso peor. Una rotación extensa con quince jugadores, alguno que llegó no se sabe ni para qué, como Maurice N’Dour, y otros sin jugar de forma poco comprensible y con poca confianza por parte de su entrenador, como Willy Hernangómez, Jeffery Taylor o Trey Thompkins. A diferencia de otros equipos que van arriba en España y Europa, Barcelona, Baskonia, Fenerbahce, Valencia o CSKA, con rotaciones en las que todo el mundo está integrado.

Sin ninguna duda va a haber cambios y, aunque no haya terminado la temporada, el roster que se verá el año que viene no será el mismo al que se está viendo estos meses. Varios jugadores señalados a salir, como Taylor, Thompkins o Hernangómez, más otros que podrían salir como Gustavo Ayón, con ofertas de Fener, China e incluso NBA. Aunque el tema de los pívots es incluso más preocupante, una verdadera especialidad de Laso.

Algunos equipos ya se están moviendo. Khimki o Maccabi ya están realizando fichajes de grandes nombres, como los de Sonny Weems, Mike Zirbes y Quincy Miller, jugador por el que se ha interesado el Madrid, pero sin clara intención de ficharle. También es cierto que la situación del Madrid no es, ni de lejos, tan mala.

Jugadores como K.C. Rivers, por su escasa aportación desde que llegó, especialmente en el tramo vital de temporada, o Andrés Nocioni por estar cada vez más cerca su inevitable descenso de nivel también deberían estar marcados como posibles salidas.

El progreso consiste en renovarse

La conclusión es muy clara: este Real Madrid ha sido y es muy bueno, pero para ser el mejor durante más años necesita cambios. Pedir cambios profundos o el despido de Pablo Laso no sería sino prácticamente empezar otro proyecto.

También dependerá mucho el final de la Liga Endesa sobre el verano del Madrid. Un tropiezo más, y depende de su magnitud, puede significar cambios más profundos durante la postemporada. En cambio un título devolvería a Laso y a su equipo a ese estatus de equipo indestructible y se mantendría todo.

El Real Madrid debe hacer cambios, el Real Madrid necesita cambios. Realizar alguna jugada más, de estilo más indirecto a poder ser; cambiar ligeramente la estructura de la plantilla, con algún jugador más que pueda ejercer “entre líneas”; hacer hueco a los jóvenes para que tengan minutos, especialmente Luka Doncic, etc.

Es algo necesario, si Pablo Laso no promueve que este equipo avance y progrese se estancará y todo terminará muy mal para ambas partes. Puedes ser el mejor, el campeón, arrasar durante varias temporadas, pero como bien se dice, lo más difícil no es llegar a la cima sino mantenerse en ella. El Real Madrid y Pablo Laso están en una encrucijada: renovarse o morir.

Fotos: ACB y Euroliga