La temporada 2002/2003 finalizaba con el segundo anillo de la historia de San Antonio Spurs, verdugos de uno de los equipos de moda de aquellos primeros 2000; los New Jersey Nets de Jason Kidd y Kenyon Martin. Tracy McGrady había sido el máximo anotador de la temporada regular, y los Detroit Pistons auguraban el anillo que les devolvería a la gloria en 2004 llegando a una genuina final del Este. Pero por aquel mes de junio buena parte de la atención pública y la tinta de las rotativas se desviaban del flujo normal de las finales para nutrir un acontecimiento que la Liga llevaba casi dos años esperando.

Tras la retirada de Jordan, la NBA había entrado en un periodo de sombra, enunciado por el Lockout de la 98/99, y se encontraba ansiosa por encumbrar un nuevo rey que reclamara todos los flashes para él y ayudara a la competición a edificar su catarsis. La Liga tardó poco en anunciar un principal heredero, un chaval de 16 años que jugaba con sus amigos en uno de los institutos de su ciudad natal, Akron (Ohio).

Al final de la temporada 2001/2002 LeBron James ya había copado la portada de los grandes medios deportivos norteamericanos. Sport Illustrated o la revista SLAM ponían rostro a aquel rumor que la gente escuchaba, el joven que rompía moldes desde un instituto de segunda, el St. Vincent-St. Mary. La tele tardó poco en retransmitir para varios estados los partidos que se jugaban en aquella cancha con poco más de mil personas de aforo, y Nike le puso encima de la mesa un contrato por 90 millones de dólares cuando aún no había visto ni un centavo por jugar al baloncesto.

La Liga tardó poco en anunciar un principal heredero, un chaval de 16 años que jugaba con sus amigos en uno de los institutos de su ciudad natal

Se presionó a la Liga para que LeBron pudiera presentarse al Draft del 2002, saltándose el requisito de haber finalizado al menos el instituto. Todos tuvieron que esperar, y al fin, en junio de 2003, bingo, la NBA daba la bienvenida a una de las mejores generaciones de jugadores que se recuerdan. LeBron sería elegido como número uno por el equipo de su estado, los Cleveland Cavaliers.

La NBA preparaba su nuevo Star System antes incluso de verlos jugar a 48 minutos. “LeBron vs. Carmelo”. “James, el nuevo Jordan”, “Milicic: La perla balcánica”. No siempre se acierta. En este nuevo escenario creado para el espectáculo comenzó a trotar la figura de LeBron James, admirado y crucificado más tarde.

‘The Decision’

El 28 de junio de 2010 tres jugadores se reunían en secreto para convencerse ellos mismo de que su colaboración era posible. Uno de ellos llegaba a la cita, en el centro de Miami, luciendo en su mano el anillo conseguido cuatro años antes, intentando afilar todas sus armas de sugestión. Los otros dos llegaban con su futuro en el aire. Knicks y Bulls pretendían a ambos, las grandes piezas de aquella agencia libre de 2010. El portador del anillo, Dwyane Wade, tardó poco en darse de cuenta de que tenía a Chris Bosh en el bote, pero para convencer al que verdaderamente importaba hicieron falta más días. LeBron puso en la balanza los siete años de infructuosos intentos en la franquicia de su estado:

En su primer año en la NBA LeBron conseguiría el premio a Rookie del año promediando más de 20 puntos por encuentro y llegando a la cima de 41 en dos ocasiones, una de ellas ante su ídolo, Jason Kidd. A la temporada siguiente entraría por primera vez en el partido de las estrellas, del que no ha salido desde entonces. Pero los playoffs se escapaban para la franquicia de Ohio, la meta intermedia hacia ese anillo marcado por todos no se conseguiría hasta dos años más tarde, para caer eliminados en semifinales de Conferencia por los aún gigantes Pistons de Billups y los Wallace.

Con la temporada 06/07 Cleveland Cavaliers alcanzaría su cúspide como equipo y proyecto: Las primeras finales de la NBA de la historia de la franquicia. Para ello le tomaron la revancha a los Pistons en las finales de conferencia batiéndoles durante cuatro partidos consecutivos para remontar las dos derrotas con las que comenzó la serie. La afición de los Cavs alberga en esta eliminatoria el recuerdo más glorioso de la que por aquél entonces era su estrella. Durante el quinto partido, LeBron anotaría los últimos 25 puntos de su equipo para acabar consiguiendo la victoria con una canasta sobre la bocina de la segunda prórroga.

Pese a lo logrado, la final cortaría de raíz las aspiraciones los jóvenes Cavs, que caerían sin paliativos por 4-0 ante los ya eternos Spurs de Duncan, Parker y Ginobili. Con la rotunda realidad acompañando los vuelos entre San Antonio y Cleveland, la figura de LeBron emergía por encima de sus más tempranos detractores consiguiendo con tan solo 22 años meter en las finales a un equipo que hace dos temporadas peleaba por no quedar entre los peores de la liga.

Pero tras la cima viene el descenso, y los Cavs no pudieron regresar a las finales de la NBA pese a la mejoría del roster y la implementación del juego defensivo de James durante los tres años posteriores. El de Akron continuaba quemando etapas de manera abrumadora y recibiría los dos primeros MVP de la temporada regular de los tres que ahora posee. Boston en 2008 y 2010 y Orlando en 2009 fueron la cera en las alas creadas por el equipo para volver a asaltar el anillo. Ni la llegada de Shaquille O´Neal en la temporada 09/10 serviría como aditivo suficiente de un LeBron que ese mismo año se convertiría en el jugador más joven en batir la barrera de los 15.000 puntos en la Liga, superando a Kobe Bryant.

Las decepciones y la falta de continuidad en el proyecto de Cleveland llevaron a LeBron a aquella reunión en Miami, de la que apenas diez días después anunciaría su Decisión. LeBron hacía publico su fichaje por Miami en directo para todo el país en una emisión especial de la ESPN, acordando con Bosh y Wade una reducción en los posibles salarios que podrían firmar con el único objetivo de crear el pasaporte más rápido hacia el éxito.

Euforia y decepción

El camino tomado por James propició el mayor acto de repulsa jamás visto por la estática y benevolente afición de un equipo NBA. Los alrededores del Quicken Loans Arena se poblaban de grupos en torno a una camiseta de su hijo pródigo en llamas. Para el resto de la opinión pública, la ‘huída’ de James a South Beach suponía un “atajo hacia la historia”, una trampa para las otras franquicias. El nuevo ‘Big Three’ de Miami suponía una ruptura con el modelo económico que en los últimos años se había impuesto en la liga. Su radicalizado instinto competitivo y sus enfrentamientos contra DeShawn y la plantilla de Orlando durante sus últimos años en Cleveland convertían al chico de oro en el malo a batir. Miami era el imperio a derrocar entre todos.

“Y llegará el primer campeonato, y luego el segundo, el tercero, el cuarto…” gritaban Wade y James en la presentación del nuevo proyecto del equipo de Florida enumerando una cuenta que solo pudo detener el aplauso de la multitud congregada. Pero la temporada regular no fue buena. Los tramos de espectacular rendimiento eran seguidos por varios partidos de defensas lánguidas y apatía. Los rumores sobre la disconformidad en el ‘Big Three’ no tardaron en nutrir la prensa deportiva. Pese a este, Miami logró clasificarse con rotundidad para la final de la NBA. Enfrente se encontraba el mismo equipo al que Dwyane Wade había derrotado en 2006: Los viejos Mavs.

“Y llegará el primer campeonato, y luego el segundo, el tercero, el cuarto…” gritaban Wade y James en la presentación del nuevo proyecto del equipo de Florida enumerando una cuenta que solo pudo detener el aplauso de la multitud congregada

En aquellas finales del año pasado LeBron dejó apartado todo lo mostrado durante sus ocho años de estancia en la Liga para pasar al más completo ostracismo. Series de tiros falladas de forma paupérrima, completa inoperancia en ataque, y la delegación de todos los galones en Wade fueron los clavos en la cruz de James, que reconoció su evidente culpa en lo que para muchos pudo ser el canto de cisne del megaproyecto de Pat Riley, y de LeBron como rotunda posibilidad a marcar una época en las canchas.

La redención completa

El Lockout y los vaivenes del comienzo de la temporada desmarcaron un tanto los objetivos de Miami en una temporada que acabó de confirmar su vuelta a la escena tras un primer mes de enero dubitativo. LeBron no asumía los tiros importantes, parecía esconderse en los segundos en los que las estrellas brillan, y hasta el All-Star no acabó de ponerse el disfraz de Rey que tanto se le echaba en cara.

Al final, los 27 puntos 8 rebotes y 6 asistencias de media por encuentro abalaron su tercer MVP de la temporada regular, liderando a unos Heats que se colaban como claros favoritos del este tras la estela de los regulares, y posteriormente desgraciados, Bulls de Derrick Rose. Pero llegaba el momento donde se juega el dinero. Los Playoffs devolvían todos los focos a LeBron a medida que Miami iba escalando rondas hacia la final contra el equipo más incisivo de la liga, los jóvenes Oklahoma City Thunders.

No quedaba tiempo para rememorar el camino emprendido. El guión mejor escrito de las finales de los últimos años esperaba desenlace

La completa catarsis de James llegó en el sexto partido de la final del Este contra Boston Celtics. Sus 45 puntos con un escandaloso 73% de acierto y sus 15 rebotes empezaban a escribir el epitafio de la última gran dinastía de los siempre ‘Orgullosos Verdes’, a los que acabarían derrotando en un emotivo séptimo partido.

No quedaba tiempo para rememorar el camino emprendido. El guión mejor escrito de las finales de los últimos años esperaba desenlace. Un equipo joven con el mejor juego anotador de la temporada, y un grupo de hombres renegados de su aventura el año anterior se enfrentaban liderados por los dos mejores jugadores del planeta. El final ya se ha hecho público, y tras nueve temporadas, LeBron James podrá lucir el primer requisito que se le exigió desde los 16 años para entrar en el libro de oro del baloncesto. Un camino lleno de decepciones, enemigos creados y críticas, que quizá hayan transformado al aparente orgulloso jugador de Ohio en el tipo que tras saberse ganador dedicara su primer movimiento a abrazar a un desconsolado Kevin Durant. Ahora, el trono queda ocupado.

Imagen final: AP

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Sobre el autor
Víctor C. Millán
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