Si había un encuentro que despertase interés en esta noche de sábado, ese era sin duda el que enfrentaría a Miami Heat y Portland Trail Blazers. En el Moda Center se verían las caras dos de los equipos punteros de la competición, los vigentes campeones y unos recién llegados que parecen amenazar su trono. Sin embargo, el partido parecía deslucirse con la lesión de Lebron James la noche anterior, en la derrota 108-103 ante Sacramento Kings tras una prórroga en la que Lebron sumó 33 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias.

A pesar de ello, el espíritu ganador de ambas franquicias seguía dotando de un aura especial a este encuentro, con jugadores como Dwyane Wade, Chris Bosh, LaMarcus Aldridge o Damian Lillard sobre la cancha.

Igualdad con tintes de genialidad

El partido arrancó con un acierto fuera de lo normal, finalizando con anotación prácticamente cada ataque de los dos equipos. En el quinteto inicial de Miami destacaba la presencia de Michael Beasley, muy activo a lo largo de los primeros 12 minutos, sumando un total de 8 puntos. Chris Bosh también tendría un papel destacado, con 10 puntos sin error alguno en el tiro. Chalmers fue, como la noche anterior (11 puntos, 10 asistencias), un director de juego de excepción, con 6 asistencias. Del lado de los locales, Aldridge comenzó muy entonado, con 10 puntos, que se sumaron a los 6 de López, Matthews y Lillard. 12 minutos después del comienzo, el marcador reflejaría un igualadísimo 34-30 que reflejaba a la perfección lo que se estaba viviendo sobre el parqué del Moda Center.

Lejos de desaparecer, esta igualdad se mantuvo en el segundo cuarto, acrecentándose más si cabe. Bosh seguía siendo el líder de Miami, sumando 8 puntos a su casillero para un total de 18, con un espectacular 8 de 11 en tiros de campo en la primera mitad.

LaMarcus Aldridge no fue capaz de superar la gran actuación individual de Chris Bosh. (Foto: Don Ryan | AP Photo).

Mientras que los Heat basaron la mayor parte de su ofensiva en los puntos en la pintura (20 de sus 28 puntos en el segundo cuarto llegaron desde la zona), Portland hacía gala de su marca de la casa: los triples. No en vano, estamos ante el equipo que más triples anota por partido esta temporada, y lo dejaron claro en esta primera mitad: 9 triples en 19 intentos fueron el sustento de la ventaja que construyeron a lo largo de los primeros 24 minutos de juego. Damian Lillard y Wesley Matthews, como de costumbre, fueron los líderes en este aspecto, con cuatro canastas más allá de de la línea de tres puntos cada uno.

Damian Lillard fue absolutamente imparable en la primera mitad, con 4 triples en 5 intentos, que unidos a una bandeja y el tiro de una técnica le llevaron a sumar 15 puntos, aderezados con 5 asistencias. Matthews (18) y Aldridge (10) hicieron lo propio para llevar al equipo hacia un parcial de 62-58 en la primera mitad del encuentro.

La historia de la segunda mitad no fue muy diferente, aunque reduciendo el acierto al endurecerse la defensa. El tercer cuarto nos dejó un igualado parcial de 26-25, situando la diferencia en 5 puntos a favor de Portland antes del comienzo del último cuarto.

Orgullo de campeón

Los últimos 12 minutos del partido fueron espectaculares, y brindaron uno de los mejores cuartos de la temporada. Wade y Bosh se las arreglaron para recuperar el empate a falta de 4 minutos, con un 96-96. A partir de ahí comenzó la batalla de verdad: Aldridge anotó una suspensión a la media vuelta, mientras que Norris Cole empató rápidamente mediante una bandeja. Bosh, a pase de Wade, anotó el segundo triple del cuarto para él. Al otro lado de la cacha, Aldridge recibió una falta y anotó sus dos tiros libres. El duelo Bosh-Aldridge seguiría en las siguientes posesiones, anotando cada uno sendas bandejas.

Con el marcador señalando un 102-103, Batum recibió una falta lanzando un triple, disponiendo así de tres tiros libres que anotó. La ventaja era ahora para Portland, pero un gran mate de Wade directamente después de un pase desde el lateral sirvió para llegar al empate una vez más. Faltaban 26 segundos y el balón era para los Blazers. Lillard intentó jugarse la posesión, pero perdió el balón. Batum pudo recuperarlo y fue capaz de armar un tiro de media distancia y forzó una falta. Anotó los dos tiros libres, dejando el marcador con un 107-105 a falta de 7 segundos.

La jugada que siguió fue inmejorable para Miami: Wade penetró hacia canasta, atrayendo la atención de la defensa local y, cuando estaba llegando a la canasta, dio un pase hacia atrás para Chris Bosh, que estaba solo más allá de la línea de tres. A pesar de tener problemas con la recepción del pase, Bosh armó el tiro a la perfección y anotó, a pesar del intento de punteo de Damian Lillard y Mo Williams.

Faltaba tan solo medio segundo, y Portland intentó anotar a la desesperada. Un pase llegó a Aldridge desde la banda, pero su tiro no fue preciso y falló, certificando la primera derrota de los Blazers ante un equipo de la Conferencia Este.

Grandes esperanzas

Se enfrentaron dos de los mejores equipos de la NBA a día de hoy, pero también de la superioridad que otorga la veteranía a los Heat. Este equipo no está acostumbrado a perder, y mucho menos dos partidos consecutivos. Tras la derrota ayer en Sacramento, la ecuación era fácil, a pesar de no contar con LeBron: había que ganar, y así lo hicieron.

A pesar de la derrota, Portland sigue siendo un claro aspirante a todo este año. Si bien hoy no fue capaz de triunfar en los últimos minutos, es bien sabido que son eficaces en los momentos decisivos (sino que se lo digan a Detroit y Cleveland, las dos víctimas más recientes de Damian Lillard). Sólo las lesiones o el cansancio podrían reducir las expectativas de este equipo, cuyo máxima preocupación es lo corto de su plantilla.

Por su parte, los Heat siguen con la autoridad habitual. No será hasta los playoffs cuando este equipo empezará a demostrar su máximo nivel de forma regular: durante la temporada regular se dosificarán, explotando su potencial únicamente contra rivales de entidad, como Portland. Este equipo aspira un año más a todo, y hasta sin LeBron es capaz de dominar a cualquiera. No parece descabellada la consecución del tercer anillo consecutivo.