Brooklyn forma parte de Nueva York, y ambos se encuentran separados únicamente por un largo puente. Eso convierte a sus respectivos equipos de baloncesto en vecinos y en 'derbis' a los encuentros que disputan entre ellos. Los duelos entre equipos de la misma ciudad o región siempre aportan un aliciente, y tienen un sabor especial para jugadores y aficionados. Son partidos que se viven de manera distinta, que son precedidos por una gran rivalidad. Más allá de la importancia que pueda tener la victoria de cara a las aspiraciones en el campeonato está el éxito moral, jugarse el honor de ser el mejor conjunto de la zona. Y tras perder toda posibilidad de pasar a Playoffs, esa era la única motivación que le quedaba a New York.

Los Nets encaraban la jornada recordando todavía la paliza que habían sufrido frente a los Knicks la última vez que se cruzaron, y querían devolvérsela, cosa que no pudo ocurrir. Su rival llegaba al encuentro sin Carmelo Anthony -quien realizó una breve visita en el vestuario a sus compañeros-, y tenía que buscar una manera de suplir esa ausencia, cosa que no fue difícil. Por un lado, el equipo de Mike Woodson tuvo uno de sus mejores partidos de la temporada a nivel grupal -seis jugadores acabaron en dobles dígitos- y un gran acierto en triples. Por otro, Brooklyn parecía pensar ya en los Playoffs -aunque no diera descanso a sus jugadores estrella para que llegasen en mejor estado a la siguiente fase- y tuvo una mala noche en la defensa, siendo incapaz de parar a su rival en el lanzamiento de triples.

La velada se inauguraba con Bryan Bautista, un acomodador del Barclays Center, cantando de manera inspiradora el himno nacional estadounidense. Cuando terminó, los jugadores entraron a calentar, y el partido daba comienzo poco después.

El inicio de la debacle

Los triples mataron rápidamente a Brooklyn Ambos equipos saltaron a la cancha con bastante desacierto, fallando continuamente y con alguna pérdida de balón. La primera canasta -un triple de Paul Pierce- no llegó hasta que habían trascurrido dos minutos del encuentro. Fue la única vez en todo el partido que los Nets se pusieron por delante en el marcador, ya que los Knicks respondieron inmediatamente con otros dos triples y les arrebataron el liderato. Ese comienzo se podía tomar como un indicativo de la manera en que New York iba a jugar durante la noche: con mucho tiro desde el exterior.

Quedaban cinco minutos para finalizar el primer periodo y la diferencia entre ambos era de cuatro puntos (9-13). Brooklyn se mantenía en el encuentro gracias a Pierce, que anotaba siete de esos nueve tantos de su equipo, pero el jugador se fue al banquillo junto a Garnett cuando había transcurrido otros dos minutos más. En ese momento, Tim Hardaway Jr. encestaba un triple para inaugurar un parcial de 8-0 con el que los Knicks cerraron el primer cuarto (29-18).

Aumenta la distancia

Mason Plumlee fue un jugador decisivo para su equipo La reanudación del encuentro comenzó con el mismo panorama que en los minutos iniciales del encuentro: con ambos equipos desatinados en sus tiros. El marcador se mantenía en la misma diferencia, porque cuando uno encestaba, el otro realizaba una réplica. Los Nets se valieron de Marcus Thornton y Mason Plumlee -quien metió ocho de los últimos diez puntos de su equipo- para mantenerse vivos en el partido. Consiguieron recortar la distancia a ocho puntos, pero sus aportaciones no fueron suficientes para acercarse más en el marcador.

Los Knicks sobrevivieron al segundo cuarto principalmente a base de tiros libres -se fueron ocho veces a la línea de tiro-, suficientes para irse al descanso con un poco más de ventaja sobre su rival (43-55)

El último empujón

A la vuelta de los vestuarios, parecía que el equipo de Jason Kidd había cambiado de mentalidad, y al menos hacía el esfuerzo de intentar parar esa racha anotadora desde la línea de tres. No obstante, eso no fue un impedimento para que New York continuase encestando. Los visitantes estuvieron un rato sin anotar triples, pero se encomendaron a Iman Shumpert -quien metió ocho de los diez primeros puntos de su equipo- y consiguieron ponerse 51-68 -debido también a la inactividad anotadora durante dos minutos de su rival-.

Poco después, y a pesar de la diferencia que tenían que recortar -o precisamente debido a ella y que podían considerarla ya insalvable- Brooklyn volvía a relajarse defensivamente, y los Knicks lo aprovechaban para encestar de nuevo desde el exterior y mantenían su distancia. Los de Woodson llevaban 10/17 triples -3/3 de Hardaway y 3/7 de J.R. Smith- frente a 7/18 de los Nets.

En esos momentos, cada canasta visitante era celebrada eufóricamente por su banquillo, que ya daba por hecha la victoria del equipo. Fiinalmente, ambos conjuntos se irían al último periodo con un 67-83 en el marcador, diferencia que sería imposible de remontar para los locales.

Final de diversión

Durante todo el encuentro, los Knicks jugaron como si no tuvieran nada que perder -cosa que era así-, actitud que se hizo más patente durante el último periodo del partido. El equipo lanzaba sin motivo casi desde su propio campo o realizaba pases contra tablero y alley oops arriesgados solo para brindar espectáculo a su público. En la grada, ambas aficiones disputaban entre ellas su lucha particular, con gritos de 'Goodbye Melo' (Adiós Melo) por parte de los locales y 'Let's go Knicks' (Vamos Knicks) proveniente de los visitantes.

Los Knicks se fueron con una sensación agridulce en sus bocas A esas alturas, el banquillo de New York era todo tranquilidad y risas. A pesar de la reciente decepción por no clasificarse para la siguiente fase, el equipo se centraba en la victoria de esa noche y se consolaba con ella. En la última posesión del encuentro, cuando ya estaba todo más que decidido, los jugadores visitantes no dejaron acabar el tiempo y se dirigieron inmediatamente a los vestuarios, encabezados por un taciturno Mike Woodson.

Los Knicks se fueron del Barclays Center con una sensación amarga, de verse jugar bien y aun así no conseguir la ansiada plaza de Playoffs. Durante el encuentro mostraron cualidades poco vistas y supieron adaptarse cómodamente a la ausencia de su líder anotador, buscando la participación activa de otros jugadores que, en conjunto, brindaron una victoria más a sus seguidores. Ahora, el conjunto presidido por Phil Jackson ya tiene la vista puesta en la formación de un nuevo equipo,de cara a la temporada que viene.

Los Nets deben ponerse en 'modo Playoffs' y apretar más Por parte de Brooklyn, Jason Kidd se mostraba serio y pensativo. Su conjunto había ofrecido una mala imagen defensiva, aderezada con una falta de motivación a pesar del atractivo de jugar con el conjunto vecino. Los Nets, tras esta derrota, pueden ver peligrar su quinto puesto en la Conferencia Este. Con la imagen que mostraron en su estadio, saben que tienen que cambiar de actitud si quieren mantenerse vivos en la siguiente ronda.