Paul Pierce (Oakland, California, 13-10-1977) ha sido siempre y siempre será un guerrero. Un guerrero con una calidad tremenda. Con buena muñeca, capacidad de liderzago y poderío físico. Uno de los mejores aleros de la primera década del siglo XXI por no decir el mejor hasta que le pasó el testigo a LeBron. Pero su camino no ha sido precisamente de rosas. Ha tenido que pelear duro, forjando un carácter muy duro dentro de la pista. Pelear cada balón suelto, cada rebote, cada canasta...La vida de Pierce ha estado llena de retos que él mismo ha ido superando como el gran ganador que es.

Lo mejor de todo es que era, por cercanía y grandeza, seguidor de los Lakers de pequeño. Pasó 4 años jugando y divirtiéndose en el Inglewood High School, jugando al baloncesto y llamando la atención de todos. Pero fue la Universidad de Kansas la que llamó al joven Pierce a filas. En la 95-96, debutó con los Jayhawks haciendo buenos números: 11,9 puntos y 5,3 rebotes. Llegaron a la final regional donde cayeron ante Syracuse por un ajustado 60-57.

Pero lo mejor estaba por llegar. En su año sophomore, Pierce alzó sus números hasta los 16,3 puntos y 6,8 rebotes por partido aunque en lo colectivo no pudieran repetir el éxito del año anterior. Aunque bien es cierto que una estrella estaba forjándose y su dominio resultaba brutal, sobre todo cuando enfilaba el aro. Su tercer y último año fue el que lo consagró como jugador de posiciones altas del draft: 20,4 puntos y 6,7 rebotes. Además añadió 2,6 asistencias dando muestras de su versatilidad. Todo esto le valió para formar parte del Mejor Quintento All-America en 1997 y 1998. Dejó Kansas con una media de 16,4 puntos y 6,3 rebotes. Llegaba la hora de la verdad, la hora de enseñarse al mundo entero. Llegaba la NBA.

Boston Celtics

Y el draft del 98 fue su primera gran decepción. Mientras era testigo del baile de jugadores seleccionados él seguía sentado. Jugadores como Olowokandi, Bibby, LaFrentz...Ninguno de ellos llegó a ser lo que fue posteriormente Pierce. Pero de sus frustración nacieron las ganas de revancha. Revancha por demostrar que se equivocaban y que era más bueno de lo que el draft decía. En el número nueve salía elegido Dirk Nowitzki y en el diez, eligiendo los Boston Celtics, eterno rival del club de sus amores salía...Paul Pierce. Rick Pitino no se podía creer la suerte que había tenido y Pierce manifestó posteriormente que en los partidos contra los nueve equipos que no le habían elegido se motivaba muchísimo...para suerte de Boston. Unos Celtics que seguían inmersos en la transición del equipo ganador de Larry Bird, McHale y Parish. Unos Celtics en reconstrucción. Y Paul era pieza básica en ella.

Era la campaña del lockout y Pitino sabía que con menos partidos las posibilidades de entrar en playoffs crecían. Pierce debutó ante los Raptors anotando 19 puntos, capturando 9 rebotes y robando 5 balones. Además, añadió nada menos que 4 tapones. Un inicio brutal. En el mes de febrero fue nombrado rookie del mes habiendo conseguido unos números espectaculares: 20,4 puntos, 7.1 rebotes y 2,73 robos. Los Celtics no consiguieron entrar en Playoffs debido a su balance 19-31 pero algo grande se cocía. Con el 34 a la espalda, Pierce entró en el Mejor Equipo de Rookies aunque el premio al Mejor Rookie del Año fue a parar a manos de Vince Carter. Sus números totales ese año fueron 16,5 puntos y 6,4 rebotes. Nacía la estrella.

La siguiente campaña transcurrió por los mismos derroteros. Sin Playoffs por un record negativo de 35-47, Pierce hizo unos números de 19.5 puntos, 5.4 rebotes. Ya en la temporada 99-00. El 25 de septiembre del 2000 la vida le dio un vuelvo a Pierce. En una fiesta en el Buzz Club de Boston, fue apuñalado por William Rangland 11 veces en cara, cuello y espalda. Su vida pendía de un hilo. Y pudo morir ese día de no ser por la rápida actuación de su compañero Tony Battie y su hermano, que lo trasladaron rápidamente al hospital. El joven Paul tenía 22 años y miraba de frente a la muerte aquel día. Pero él solo quería vivir. Afortunadamente todas las heridas fueron superficiales salvo una en el brazo que pudo operarse con éxito. De hecho, diez días después ya estaba jugando.

La temporada para el equipo no fue buena pero su sociedad con Antoine Walker comenzaba a dar señales inequívocas de ser una buena noticia para los Celtics. Volvió como un tiro y anotó 38 puntos ante los Pistons, el que era su record de puntos en la NBA. La temporada 2000-2001 fue incluso mejor. Sus números crecieron una barbaridad tanto en puntos como en rebotes. Su versatilidad y fuerza le colocaban como el mejor alero de la NBA. Fue nombrado Jugador del Mes de marzo y se ganó el apodo de "The Truth" en un partido ante los Lakers que su equipo perdió pero en el que dio todo un recital anotando 42 puntos. Shaquille O'Neal se rindió ante el alero de Oakland dándole este apodo. Sus números ese año fueron de 25.3 puntos, 6.4 rebotes y 3.1 asistencias.

En verano de 2001 firmó su primer gran contrato con los de verde: 84 millones de dólares por 6 temporadas. Los Celtics se aseguraban el futuro de la franquicia y él se aseguraba el suyo. Y con el futuro resuelto todo es más fácil. Con todo a favor, los Celtics consiguieron meterse en Playoffs con un récord positivo de 49-33 por primera vez desde que Pierce estaba en el equipo. Sus números fueron los mejores de su carrera: 26.1 puntos, 6.9 rebotes y 3.2 asistencias. Disputó su primer All-Star en Philadelphia anotando 19 puntos y se convirtió en el primer celtic en liderar la clasificación de puntos totales con 2144. En Playoffs, los Celtics despacharon a los Sixers por 3-2 y a los Pistons por 4-1 llegando a las Finales de Conferencia donde fueron abatidos por los Nets de quien hoy es su entrenador, Jason Kidd, por 4-2.

En los siguientes tres años, los Celtics pisaron los Playoffs aunque sin mucha fortuna, siendo eliminados por Nets y Pacers en dos ocasiones. Pierce anotó su tope de puntos ante Cleveland en 2006 con 50. Ese mismo año llegó también su record en rebotes con 19 ante los Hornets. Pero los Celtics acusaban ya las lesiones y la edad de Walker. Necesitaban un jugador interior que aportase lo que aportaba Antoine y lo encontraron. Kevin Garnett llegaba desde Minnesota frustrado por estar tres años sin Playoffs. Además, el tirador Ray Allen llegaba para martillear aros rivales y los Celtics conseguían retener al prometedor base Rajon Rondo. Nacía un equipo llamado a la gloria. Con Paul de estrella y rodeado de cracks, Boston se relamía ante la perspectiva de aquella 2007-2008.

Campeón de la NBA

El comienzo fue arrollador. Con un balance de 29-3 en los 32 primeros partidos, las estrellas de verde comenzaban a enseñar al mundo que un monstruo había nacido. Finalmente, estuvieron a seis partidos de igualar el record de los Bulls de Jordan: se quedaron en 66-16 con una diferencia de 42 victorias respecto al año anterior. Pierce fue el máximo anotador con 19,6 puntos. Llegaban los Playoffs. La primera piedra de toque eran los Atlanta Hawks que dieron mucha guerra. Pasaron los de verde venciendo 4-3 para enfrentarse a los Cavaliers de LeBron que forzaron el séptimo aunque de nuevo vencieron los Celtics. En las Finales de Conferencia vencieron a los Pistons por 4-2 y se metían en las Finales de la NBA.

Esperaban los Lakers de Bryant y Gasol. En el primer partido empezaron mal las cosas. Pierce se retiró al banquillo por un choque y su equipo perdía. Pero el alero se recompuso, entró en la pista y anotó tres triples seguidos para delirio de la afición que abarrotaba el TD Garden. Paul ponía el 1-0 en la serie que finalmente sería un 4-2 tras barrer en el último partido a los de púrpura y oro por 131-92. El anillo era para los Celtics 22 años después de Bird y compañía. Y Paul Pierce era nombrado MVP de las finales recibiendo el trofeo entre lágrimas. Todo el esfuerzo, todo el sudor, todas las lágrimas e incluso la sangre derramada para llegar ahí habían valido la pena. Pierce era el mejor jugador de baloncesto del mundo en el mejor equipo del mundo. Sueño cumplido.

Dos años después los Lakers se vengaban en las finales. Pero ya nada importaba. Pierce tenía lo que quería. Abrazado al éxito, impregnado en esfuerzo, aquel trofeo sabía a gloria. Llegó a los 20.000 puntos el 4 de noviembre de 2010 ante los Bucks. El 7 de febrero de 2012, en su último año de verde, supera a Larry Bird como segundo máximo anotador de la historia de los de Boston. Su etapa en el cuadro del TD Garden se acababa. Llegaba otra, esta aún por escribir en Brooklyn junto a su amigo Kevin Garnett. El tapón a Lowry puede dar el pistoletazo de salida a la segunda parte de este artículo. O no. LeBron vuelve a cruzarse en su cámino como en 2008. Y The Truth respondió ese año...