Esta noche de lunes comenzaban las Finales de la Conferencia Oeste, enfrentando a los dos mejores equipos de la temporada regular: San Antonio Spurs y Oklahoma City Thunder. La reedición de un duelo ya vivido hace dos años y la tercera presencia consecutiva de San Antonio en las serie previa al enfrentamiento por el anillo.

Un combate entre la veteranía y la juventud, entre lo colectivo y lo individual, entre un núcleo consagrado y otro por consagrar. En definitiva, una lucha a muerte entre dos de los equipos más en forma de la NBA. Sin embargo, no todos estarían presentes en esta refriega: Serge Ibaka, el tercero en discordia más allá de la dupla mágica formada por Durant y Westbrook, sufrió una lesión en el último partido ante Clippers que le impediría disputar lo que quedaba de temporada. La baja del ala-pívot titular de Oklahoma parecía que iba a ser decisiva a la hora de enfrentarse a uno de los mejores jugadores interiores de todos los tiempos: Tim Duncan.

Esto con Ibaka no pasaba

Dicho y hecho, los Spurs empezaron explotando la debilitad que presentaban sus rivales: el juego interior. Tanto es así que Duncan terminó el primer cuarto 12 puntos en su cuenta personal. De los 30 puntos que anotó su equipo en ese periodo, 18 llegaron desde la pintura. Otra de las claves del encuentro también se presentó desde el comienzo: Tony Parker asumió su papel de director de juego, obviando la faceta de ejecutor que había hecho suya estos playoffs.

No todo eran malas noticias para los Thunder: aunque la defensa era nefasta, todo parecía salirles en ataque, permitiéndoles llegar al final del primer cuarto tan solo tres puntos por detrás de San Antonio (30-27). Buena parte de culpa la tuvo la segunda unidad del equipo, autora de 11 de sus 27 puntos. Kevin Durant, a pesar de anotar 10 puntos, empezó a sufrir la férrea defensa de Kawhi Leonard. Los Spurs ponían sus cartas sobre la mesa: iban a intentar hacer la vida imposible a Kevin Durant y a dejar a los demás del equipo una relativa tranquilidad a la hora de jugar.

La historia se repitió en el segundo cuarto, aunque a un ritmo mayor. San Antonio seguía violentando la pintura de los Thunder, mientras que estos mantenían un acierto inusual que les permitía mantenerse cerca en el marcador de sus rivales a pesar de su bajo nivel defensivo. 

Durant y Westbrook empezaron a tener problemas, pero la segunda unidad, liderada por Reggie Jackson y Derek Fisher, dio un paso adelante: anotaron 18 de los 32 puntos de su equipo. Parecía que, por una vez, el banquillo de San Antonio se estaba viendo superado, en parte por la ausencia de un defensor de nivel en el puesto de base.

Ascenso y caída

El tercer cuarto parecía traer consigo un cambio de rumbo: Oklahoma empezaba a defender, dejando a Tim Duncan con una canasta en seis intentos en el tercer periodo. Por primera vez los Thunder superaron a San Antonio en anotación en un cuarto... aunque sólo por un punto. La reacción vino propiciada también por una explosión de las estrellas del equipo: Durant y Westbrook fueron responsables de 21 de los 23 puntos de su equipo. Dos tiros libres de Derek Fisher completarían la ecuación.

Otro factor, menos favorable para los Thunder, empezó a hacer acto de presencia al volver del descanso: Manu Ginóbili, culpable de mantener a flote a su equipo con 9 puntos. 

El último cuarto llegaba con todo por decidir: sólo siete puntos separaban a los dos mejore equipos de la Conferencia Oeste (89-82). Esta diferencia no tardó en desaparecer, gracias a unos Spurs que anotaron el 72.2% de sus tiros en estos 12 minutos definitivos. Ante tal avalancha ofensiva poco se puede hacer. Fue un duelo entre segundas unidades en el que San Antonio salió victorioso: el banquillo local anotó 18 puntos, frente a los 16 de los visitantes. La diferencia final, tras unos minutos finales de resignación para los Thunder, fue de 17 puntos: 122-105.

¿Qué esperar de la serie?

Todo hace indicar que lo que resta de eliminatoria, más allá de pequeños ajustas, no va a  distar de lo visto esta noche en el AT&T Center. San Antonio seguirá explotando su superioridad manifiesta en el juego interior, propiciada principalmente por la ausencia de Serge Ibaka. Si Tim Duncan vuelve a anotar 27 puntos con la facilidad de anoche, hay pocas esperanzas para Oklahoma.

A pesar de esta derrota (bastante clara), los Thunder todavía tienen posibilidades. San Antonio se centró en la defensa de Durant y Westbrook, desatendiendo en parte al resto del equipo. Si estos actores secundarios son capaces de aprovechar esta situación, es posible ganar. La segunda unidad de Oklahoma, además, demostró estar a la altura, con 47 puntos, más que la de los Spurs (43). Explotando estas pequeñas debilidades es posible dar vida a una eliminatoria que parece estar mucho más cerca de los discípulos de Gregg Popovich.