Había dos datos que que obligaban Miami casi a ganar en Indianápolis: a) no perdían dos partidos seguidos desde las finales de 2012 y b) siempre habían remontado la serie si empezaban perdiendo 1-0 en cancha rival. Lo que nadie anticipó fue la montaña rusa en la que se convirtió el partido y que terminó con los Pacers vomitando tras el trayecto y con la asociación Wade&James eclosionando en el último cuarto después de echarse una siesta en el resto del partido. Para que se hagan una idea, Dwyane y LeBron firmaron un 9/12 en TC y provocaron las tres pérdidas que Indiana concibió como tres puñaladas, un haraquiri. Lance Stephenson terminó mareado y en el suelo pese a ser el mejor de los suyos con 25 puntos, siete asistencias y seis rebotes. Así es Miami.

Aunque las náuseas se adueñaron de los Heat en primera instancia. Spoelstra carece de un pívot intimidatorio (bueno, carece de un pívot de lo que sea) y fue incapaz de evitar el juego interior de Indiana, que anotó 12 de sus 21 puntos en el primer cuarto sobre la pintura gracias a que Hibbert capturó tantos rebotes ofensivos que parecía sacar 100 palmos a quien le rodeaba. Los Pacers estaban cómodos por dentro con su pívot en plena efusividad y aprovecharon esa presencia para abusar hasta colocarse seis arriba en lo que se tarda en parpadear. Tan sólo Wade (4/5 en TC) aguantaba el tipo en un Miami que se acercó a un punto gracias a la segunda unidad y a que Indiana no tiene instinto asesino en sus bases.

Pero Miami sí, así que a los 30 segundos del segundo cuarto ya estaba por encima, jugando mal y errando, pero con ventaja. Hasta que Rasual Butler, del que no se tenían noticias de que tuviera dorsal hasta entonces, encadenó dos triples seguidos y agitó a los Pacers. Los agitó, aproximadamente, durante dos segundos, porque desde entonces Miami encadenó un parcial de 9-0 gracias a que los próximos siete lanzamientos locales acabaron sin tocar la red. Es decir, los Heat iban de +4 sin apenas sudar. Era evidente que el epicentro del ataque del sistema Vogel pasaba por la superioridad de Hibbert en pista. Y volvió. Y remontaron. Pero entonces volvieron a encajar un parcial de 8-0 y Miami ganaba por 41-37 al descanso. Vencía y bostezaba.

En el intermedio se pudo ver que Indiana dominaba a Miami en el rebote (14-7), especialmente en el ofensivo (10-1), pero que era incapaz de remontar porque su principal estrella, Paul George, aglutinaba una serie de tiro horrenda: 1/11. Además, sus bases, Hill&Watson, sumaban menos asistencias (0+0) que el pívot suplente, Luis Scola (1). Con un Lebron light (3/7 en TC), la responsabilidad recaía sobre Wade y Stephenson, ambos con 13 puntos camino de los vestuarios. Los números no servían de nada a Indiana y Haslem, que había salido de titular para los de Florida, tampoco, pues acumulaba un -13 con él en pista. Pero los Heat ganaban porque, ya saben, son así.

Foto: Nathaniel S. Butler

¿¡Pero qué pasó otra vez en el tercer cuarto!? A Miami le dieron somníferos en las bebidas y apenas apretaban en defensa, lo que les vino de maravilla a Stephenson y a su hiperactividad para anotar diez puntos como quien come cerezas y escupe los huesos al suelo, o sea, a los jugadores de Miami, que se acostaban en el suelo a su paso. Wade no anotaría en todo el tercer acto, pero sorprendentemente, una vez más, se abonaron a la remontada gracias a los triples de Norris Cole para acabar antes del último cuarto con tan sólo un punto de desventaja (63-62 para Pacers). Y otra vez las arcadas de la montaña rusa.

Lo que sucedería a continuación tiende a denominarse como descalabro para Indiana si utilizamos un eufemismo, porque su gestión de la bola haría carcajear al más imberbe de los aficionados que pagaron su entrada en el Bankers Life Fieldhouse. Cuando la cosa aún estaba igualada, David West tuvo que marchar al vestuario por unos problemas físicos. A Indiana Pacers se les apagó la luz del cerebro (parecían las del pabellón por la ceguera momentánea) y la dupla Wade&LeBron apareció tras el bostezo de más de 40 minutos. Las dos mayores figuras floridanas provocaron tres pérdidas en el rival y anotaron 22 de los 25 puntos de Miami en el cuarto con un 9/12 en TC (especialmente reseñable el 5/5 de Wade) para remontar (incluido parcial de 10-0) y empatar la final de la Conferencia Este a uno. Como si nada, pues parecieron estar de siesta todo el partido hasta que precisaron de sus servicios. Ayudados, eso sí, por los 12 rebotes de Chris Andersen y su +25 en pista.

De esta forma, los 25 puntos, siete asistencias y seis rebotes de Lance Stephenson quedaron solitarios y estériles, mientras que LeBron (22 puntos, siete rebotes, seis asistencias, dos robos y tres tapones) y Wade (23 puntos, cinco asistencias, cinco rebotes y un robo) se van a Florida con la sensación de que les vale con pisar el acelerador en el momento oportuno para vencer sin problemas (y sin Bosh: pésimo en su tiro de tres con 1/4). En Indiana dependen demasiado, como en el resto de la temporada, de su quinteto titular y descuidan el banquillo (nueve puntos frente a los 20 del de Miami), lo que hace dar sensación de cansancio de sus cinco hombres principales (todos por encima de los diez puntos).

Las finales se trasladan ahora a Miami donde un milagro acaecería si los Heat no dejan la eliminatoria sentenciada. Está por determinar si sudando o bostezando.

Foto: Mike Conroy.
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Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
Periodismo cuya máxima vocación es informar de lo que acontece en el plano deportivo. Hijo del año 92 e impulsado por los valores doctrinales del olimpismo. Tú escucha, que yo te cuento.