La NBA no para ni en verano. Apenas tres semanas después de que San Antonio Spurs se alzara con el título de campeón, la temporada 14/15 ya ha echado a andar. Muchos son ya los agentes libres que se están entrevistando con directivos y entrenadores con miras a embarcarse en nuevos proyectos de cara al futuro. Incluso los más apresurados ya han firmado un nuevo contrato lejos de donde residieron en esta última campaña.

Para otros, el comienzo del verano es sinónimo de nuevas oportunidades. Cada año son más las franquicias que depositan todas sus esperanzas en el draft y las jóvenes promesas que éste mueve. Verano tras verano toda la liga centra sus ojos en el futuro y deposita toda su atención en las estrellas del mañana, aquellas que están llamadas a marcar una época como ya lo hicieran tantas otras en su momento.

Durante la última década, todas esas grandes promesas del panorama baloncestístico han guardado algo en común: sus inicios. El camino hacia la leyenda arranca en pleno mes de julio y tiene su primera parada en la Summer League o Liga de verano. Grandes jugadores de la actualidad como Kevin Durant, Derrick Rose, o el propio LeBron James, por citar algunos, saben muy bien lo que es pasar por esta singular competición dejando huella.

LeBron James en la Summer League de 2003. (Foto: Brian Snyder|Reuters)

Sin embargo, este no es el primer contacto con la NBA para todos los competidores. Varios son los hombres que acuden a la Summer League con la intención de seguir su particular proceso de formación, tal es así que es habitual encontrarse con jugadores que ya están en su segundo o tercer año en la liga pero que aún continúan faltos de rodaje. También destaca la participación de jugadores de la D-League o Liga de desarrollo, que encuentran en estos partidos un escaparate para demostrar sus credenciales y catapultarse así hacia la plantilla de alguna franquicia NBA. Finalmente, también es frecuente encontrarse con algún que otro jugador no elegido en el draft que ha recibido la invitación por parte de algún equipo. Es este cúmulo de circustancias hacen de la Summer League la liga de las oportunidades.

Steve Kerr y Derek Fisher comenzarán en esta competición su aventura como entrenadores

La cita de este estío se presenta como una de las más esperadas de los últimos años. Las expectativas generadas tras el último draft son muy elevadas, lo que ha propiciado un especial interés por lo que acontezca durante las próximas semanas en los estados de Florida y Nevada. En primer lugar se celebrará la liguilla de Orlando, que contará con 10 equipos y se prolongará hasta el 12 de julio, fecha en la que ya habrán dado comienzo las hostilidades en Las Vegas. La capital del juego albergará un total de 67 partidos en 11 días, periodo en el que la andadura de algunos exjugadores, tales como Steve Kerr o Derek Fisher, empezarán a ejercer como entrenadores. Este es, por lo tanto, otro de los muchos alicientes que reunirá esta competición, que cada vez resulta más atractiva para los aficionados.

Pero, ¿cuáles son los verdaderos protagonistas? Bien, como si de una costumbre se tratase, con el comienzo de la Summer League todas las miradas recaen sobre aquellos jugadores que aún no han demostrado nada en esa gran liga que les reclama. Se trata, en su inmensa mayoría, de hombres que apenas sobrepasan la mayoría de edad, pero que para analistas y entendidos de la materia, están predestinados a marcar una época en el deporte de la canasta. Todos llegan como novatos a la cita, como si toda su trayectoria ya fuera cosa del pasado, de un capítulo anterior ya escrito. Lo único que parece importar es el ahora, es el momento de que todos empuñen su pluma y empiecen a componer un nuevo apartado de su historia. Una historia, que en función de cómo se escriba, acabará o no junto a las más grandes, en una biblioteca conocida como Hall of Fame, donde cada línea que se cuenta posee una jugosa pizca de magia y eternidad.

Los aspirantes al Olimpo

La Summer League brinda a quien lo desee la opción de vislumbrar los primeros coletazos de estos jóvenes jugadores en una competición con el sello NBA. Si bien es cierto que aún es pronto para comenzar a exigir resultados -cabe destacar que muchos aún no han terminado su fase de desarrollo-, ya hay muchos jugadores de primer año están llamados a despuntar en este compromiso veraniego. A continuación serán expuestos y analizados algunos de esos novatos que por talento, poderío físico o fundamentos, pueden dejar su huella impresa en las canchas de Orlando o Las Vegas.

Nerlens Noel

Es inevitable comenzar este análisis sin destacar al pívot de Massachusetts. Después de aparecer en todas las quinielas como número uno del draft de 2013, la referencia interior de los Wildcats de Kentucky vio como una lesión en su pierna izquierda frustraba sus ambiciones personales y le relegaba a la sexta elección de la lotería.

Al poco de ser elegido, los New Orleans Pelicans traspasaron sus derechos a Philadelphia a cambio de Jrue Holiday y futuras rondas del draft. Noel había pasado de ser la mayor promesa de su generación a una mera moneda de cambio. Su rotura en el ligamento cruzado, que le ha mantenido apartado de las canchas desde febrero de 2013, sembró grandes dudas entre los directivos de los equipos punteros del draft y como resultado prefirieron prescindir de sus servicios. Su cara, como podéis ver en la imagen, era todo un poema.

(Foto: Mike Stobe|Getty Images)

Su indisposnibilidad durante el último año y medio parece haber quedado olvidada. El "4" de los Sixers está deseoso de volver a sentirse jugador de baloncesto y para ello ya ha confirmado su presencia en ambos compromisos veraniegos. Noticias que han sido valoradas de forma positiva por los aficionados y la organización de los 76ers, que fue muy criticada tras dejar marchar a Jrue Holiday.

Nerlens Noel se caracteriza por su poderío físico en ambos costados de la cancha. A pesar de su considerable altura, no tiene ningún reparo en correr al contrataque y será frecuente verle encarar el aro de forma explosiva, ya que será allí donde consiga la mayoría de sus canastas. Sus largos brazos y su gran salto hicieron de Noel uno de los mejores defensores de su generación, algo que queda evidenciado al ver los más de cuatro tapones por partido que colocó durante sus noches como wildcat.

También habría que destacar su buena anticipación en defensa, que le harán robar una cantidad singular de balones, y su presencia bajo los tableros, que le confirman como un magnífico reboteador. Sin embargo, no todo es de color de rosa. El jugador de 20 años necesita coger algo más de músculo para no sufrir tanto cuando sus atacantes le llevan al poste bajo y viceversa. También debe continuar trabajando en su tiro, dado que acaba la mayor parte de sus acciones cerca del aro Noel no ha desarrollado una buena mecánica. No es frecuente verle tirar desde media distancia, algo que también sufre cuando acude a la línea de tiros libres, donde apenas supera el 50% de efectividad. Por todo esto y más, Nerlens es, sin lugar a dudas, uno de los jugadores que más habrá que tener en cuenta durante las próximas semanas.

Andrew Wiggins

Es la promesa del baloncesto canadiense, posiblemente la punta del iceberg de la llamada generación de la esperanza. El de la Universidad de Kansas aterriza en la NBA con la papeleta de convertirse en uno de los jugadores más determinantes de la historia, tal es así que la expectación que ha generado su llegada a Cleveland ha sido digna de la de una superestrella. Una vez más, la franquicia de Ohio vuelve a verse beneficiada por la lotería del draft y esperan de una vez por todas haber dado con la tecla que les haga volver a la pelea por el oro.

Con tan solo 19 años y un solo año de experiencia en la NCAA, Andrew Wiggins decidió dar el salto a la NBA y declararse como elegible en el draft de este mismo año. Durante los últimos tiempos, su progreso como jugador de baloncesto venía siendo el pan de cada día de aquellas franquicias que copaban los peores puestos de ambas conferencias. Esas mismas que esperaban encontrar en Wiggins aquella figura que les sacase de la mediocridad y les hiciera recuperar la esperanza por ganar.

Tras haber captado la atención de aficionados y periodistas ha llegado el momento de que el exterior oriundo de Toronto comience el próximo curso, presumiblemente el más complicado de su cerrera. Al poco de empezar, Wiggins tendrá que pasar su primer examen, que le ha citado ya en Las Vegas, donde todos los focos recaerán sobre su imagen y complexión, en definitiva, sobre la figura del flamante número uno del draft.

De él se espera que brille en esta Summer League. En una liga organizada por y para jugadores jóvenes Wiggins podría encontrar el escaparate idóneo para mostrar al mundo sus virtudes. Con una cancha más abierta y un mayor número de espacios, el canadiense parece tener todo a favor para despuntar en el parqué de la ciudad del juego.

Su juego está muy marcado por sus aptitudes físicas, que hacen del canadiense todo un atleta. El "21" de los Cavs ha sabido complementar su gran envergadura y agilidad con un óptimo tiro de media y larga distancia, que alternará con explosivas penetraciones. En definitiva, toda una amenaza cuando se encuentra en campo de ataque.

Pero no quedará aquí toda su aportación, también se emplea de buena manera en las labores defensivas. Dada su capacidad atlética, será frecuente verle muy activo en el marcaje individual, donde ocasionalmente logra robar o taponar a su oponente. Aún así, el ex jayhawk debe seguir progresando y mejorar algunos ámbitos del juego. Su falta de madurez ha hecho de Wiggins un jugador irregular, incapaz de rendir a un nivel constante. A esto se le sumará su escasa visión de juego, que queda en evidencia al ver los pocos pases de canasta que reparte y las pérdidas que comete, fruto también de su pobre manejo de balón. Finalmente, si quiere adaptarse rápidamente a las exigencias de la liga deberá seguir desarrollando su físico.

Jabari Parker

Hablar de Jabari Parker supone hablar de talento. Un anotador compulsivo, que deambula por la cancha en perpetuo idilio con la canasta. Ahora toca ir más allá. Dar el siguiente paso. Es posiblemente el jugador más preparado para la competición de los de su camada. El freshman de Duke llega a la NBA tras cuajar una magnífica campaña en las canchas universitarias. Allí su producción ascendió hasta los 19 puntos por noche, que complementó de buena manera con casi 9 rebotes en los 30 minutos que disputó por encuentro.

Los Bucks no pasan de la primera ronda de la postemporada desde 2001

El jugador nacido en Chicago aterriza en todo un histórico como Milwaukee, que decidió apostar fuerte por él eligiéndolo en el segundo puesto del draft. Su elección no ha tardado en generar comentarios y valoraciones, la gran mayoría, eso sí, positivos y a favor del jugador y la organización. La llegada del alero ha devuelto la ilusión a los aficionados de los Bucks, que esperan que bajo la dirección de Jason Kidd lidere la reconstrucción de una franquicia que lleva sin pasar la primera ronda de los Playoffs desde 2001.

Con sus 203 centímetros de altura y sus 107 kilos de masa muscular, Parker está capacitado para ser una referencia anotadora desde el primer día. Su gran tiro desde media y larga distancia, unido a su consistencia debajo de los aros, hacen del alero de los Bucks un jugador muy difícil de defender. Además, no ha de pasar desapercibida su capacidad reboteadora. Es frecuente ver al alero conseguir puntos mediante segundas acciones, movido por su gran labor a la hora de cargar el rebote. Por lo tanto, no debería extrañar que los números Parker se muevan en torno al doble doble.

Estas cualidades estarán acompañadas por una tremenda ambición, que le llevan a perfeccionar cada una de sus virtudes y a encarnar como nadie la figura de líder. Sin embargo, el blue devil deberá continuar su progreso en la faceta defensiva sino quiere sufrir ante sus rivales. Al papel de asignaturas pendientes también habría que añadir una mejor selección de tiro, incrementar su visión de juego -apenas alcanza los dos pases de canasta por partido-, y una mayor cuidado del físico, ya que de lo contrario podría pasarse de kilos.

Aaron Gordon

Los Orlando Magic sorprendieron a todos los asistentes al Barclays Center con su elección en la cuarta posición de la lotería. No es para menos. En una de las apuestas más arriesgadas de la noche, los de Florida seleccionaron a Aaron Gordon, el flamante freshman de la Universidad de Arizona.

Probablemente se estén preguntando dónde está lo soprendente de su elección. Bien, dado el amplio abanico de opciones del que disponían los Magic con esta elección, resultó cuanto menos inquietante que se decantaran por un jugador como Gordon, que aparecía en infinidad de quinielas mucho más atrás y no cubría las necesidades principales de la franquicia.

Durante varios minutos el desconcierto fue notable. Tras confirmarse días antes de la ceremonia la salida de Jameer Nelson, todo parecía indicar que Orlando buscaría un base que trasladase a Oladipo a la posición de escolta. Llegada la hora de la elección, grandes directores como Marcus Smart o Dante Exum, de los que por cierto se hablará a continuación, estaban disponibles. Ni con esas. La franquicia con sede en el Amway Center decidió apuntalar su poderío en la pintura y dejar para más adelante la elección de un base, algo que conforme transcurriría la noche se supo que correría a cargo de Elfrid Payton.

(Foto: NBA)

Con el "00" a sus espaldas, como se puede apreciar en la imagen, Gordon da comienzo a su andadura en la NBA. De él se espera garra y defensa, sobre todo eso, mucha defensa. Motivado por su portentoso físico desarrollará su juego muy cerca del aro, donde terminará gran parte de sus acciones con explosivas penetraciones. Gracias a su agilidad y a sus rápidas manos, podrá defender a todo tipo de jugadores, desde el exterior hasta el poste, siendo siempre difícil de sobrepasar por el atacante.

Estas cualidades guardan una gran relación con su buen entendimiento del juego, algo que en Estados Unidos se conoce como IQ. Gordon sabe leer muy bien las situaciones adversas, tratando en todo momento de explotar las debilidades del contrario atacando el aro desde el perímetro o moviendo el balón, faceta en la que destacará por su generosidad.

Si Gordon quiere labrarse una gran carrera en la NBA deberá trabajar sus principales carencias. Para ello, el ala-pívot debe mejorar su tiro desde media distancia, desde donde tiene unos pobres porcentajes que le han consagrado como mal tirador. Esto mismo le sucede desde la línea de persona, donde su acierto no llega al 43%. Otra de las facetas que el californiano debe mejorar es el rebote defensivo. A pesar de que ha capturado ocho por noche durante su último año en Arizona, Gordon no se esfuerza en demasía cerrando su propia canasta. Los rivales, como consecuencia, sacan tajada de su despreocupación y aprovechan las segundas oportunidades brindadas.

Dante Exum

Durante los últimos años ha sido considerado uno de los mejores jugadores de su generación. A pesar de no haber pasado por la NCAA, sus brillantes actuaciones en los campeonatos del mundo sub-17 y sub-19 no pasaron desapercibidas entre numerosos directivos de la NBA, que decidieron apostar por él en la noche del draft.

Durante el transcurso de la velada se supo que el australiano jugaría en Salt Lake City, donde formará pareja junto al prometedor base Trey Burke. Dada la considerable altura de Exum -mide 13 centímetros más que Burke-, es más que probable que el de Melbourne se vea relegado a la posición de escolta y sea propio Burke el que desempeñe la función de base.

Los Jazz fueron el segundo equipo que menos puntos por partido anotó la pasada campaña

Esta medida no cortaría la proyección de un Exum que, a pesar de que siempre ha jugado como base, no es un organizador puro y por lo tanto no requiere tener mucho tiempo el balón entre sus manos. Asimismo, el joven jugador podría explotar aún más su faceta anotadora y aportar ese puñado de puntos que tanto se echa en falta en Utah.

(Foto: Associated Press)

Para ello Exum explotará todas las credenciales que le han llevado a ser número cinco del draft. A su ya mencionada capacidad anotadora, que estará apoyada por su desarrollado manejo del balón, se le sumará una buena visión de juego, motivada en gran parte por su generosidad y entendimiento del baloncesto. También destacará como reboteador en ambas canastas, beneficiado, eso sí, por su potente salto y largos brazos, que le confirman como un jugador atlético. Con todo esto y más no resultaría sorprendente ver que su producción oscilara cerca del triple-doble.

Aún así su juego está aún por hacer. Su falta de experiencia en el baloncesto universitario puede mermarle durante el transcurso de la temporada haciendo que muestre un nivel irregular. Dentro de sus asignaturas pendientes destaca el tiro de media y larga distancia, desde donde anota con menor facilidad de la que acostumbra en la pintura, y la selección de estos. Sus errores desde lejos de la canasta se deben, principalmente, a su mala mecánica de tiro, sobre la que ya está trabajando.

Marcus Smart

A pesar de que tan solo lleva jugando dos años en esa posición el jugador tejano es uno de los mejores bases, sino el mejor, de esta prometedora generación. Avalado por sus dos últimos años como líder de la Universidad de Oklahoma State, Marcus decidió presentarse al pasado draft y poner así punto y final a su exitosa carrera universitaria.

Con apenas 20 años, Smart era uno de los candidatos a copar las primeras elecciones del evento y así sucedió. Mediante su elección los Boston Celtics dieron una de las sorpresas de la noche al dejar pasar a Randle o Vonley y no hacerse con la referencia interior que necesitaban. Como consecuencia, comenzaron a llegar múltiples rumores de traspaso, dado que la posición de base de los de Massachusetts ya estaba, a priori, cubierta por el completo Rajon Rondo. Minutos después se supo que no habría ningún movimiento, ambos compartirían vestuario y experiencias.

No me disgusta no ser titular desde el principio, sé que tengo que ganarme un puesto y lucharé por él

Aún así nadie iba a despojar la felicidad del rostro de un Marcus Smart que se pronunció en rueda de prensa sobre su posible traslado a la posición de escolta: "Durante estos últimos años he sido un jugador muy versátil y competitivo, no me importaría jugar de escolta con tal de que el equipo sumara". El joven jugador también aprovechó su intervención para hablar sobre su futuro compañero en el puesto de base: "Rajon Rondo es un fantástico jugador. Creo que ambos jugamos de forma similar, dando importancia a la defensa e involucrando a los compañeros. Es una gran oportunidad el poder aprender de un hombre tan experimentado como Rajon".

(Foto: USA TODAY Sports)

La Summer League le otorga a Smart la primera posibilidad para empezar a convencer a Brad Stevens de que su juego está listo para destacar en la NBA. Con una fuerza y un pundonor admirable, el base se convirtió en el icono y piedra angular de Oklahoma State. Sin embargo, su reputación se vio notablemente dañada tras arremeter contra un fan de los Red Raiders durante su partido contra los Texas Tech.

Es su emoción por el juego lo que le hizo tener un mal trago como este. Un mero borrón que no debe empañar una meritoria carrera universitaria y como tal debe ser entendido y olvidado. Asimismo, es esa pasión por el baloncesto la que le lleva a dejar todo dentro de la cancha: lucha los balones sueltos, fuerza una falta en ataque o provoca un salto entre dos con tal de que el enemigo no avance hacia la canasta. Con todo esto, Smart encarna todo aquello que caracteriza a los orgullosos verdes más ilustres.

A pesar de contar con una mecánica de tiro que deja mucho que desear, el "33" de los Celtics ha conseguido más de 18 puntos por partido en su última campaña. Su producción ofensiva se caracteriza por sus fulgurantes penetraciones y su gran juego de espaldas a canasta que recuerda al de un jugador interior. Además destacará su buen uso de los bloqueos y su capacidad para asistir a sus compañeros. Finalmente, también se han de mencionar sus dotes como reboteador, en los que juega un papel determinante su físico.

Smart también cumplirá al otro lado de la cancha, siendo en todo momento un defensor muy duro al que no será difícil sobrepasar. Aún así se ha ganado una fama de flopper o jugador asiduo a fingir, por lo que podría tocarle tirar de billetera más de una vez durante la próxima temporada sino corrige este mal hábito.

Julius Randle

Como si de una costumbre se tratara, en todo draft del último lustro hay un jugador de la Universidad de Kentucky que irrumpe en la liga con la etiqueta de futura estrella. El año pasado fue, por ejemplo, Nerlens Noel y el anterior Anthony Davis y Michael Kidd-Gilchrist acapararon los dos primeros puestos de la lotería, demostrando así la buena labor de John Calipari y los suyos.

Pues bien, para no faltar a la tradición, este año le llegó el turno al ala-pívot de 19 años Julius Randle, que tras caer derrotado en la final de la NCAA, confirmó su presencia en el draft del vigente 2014. Una vez allí, su nombre fue pronunciado por el comisionado Adam Silver en la séptima posición. Randle se iba a Los Ángeles.

Daré todo lo que tengo para ayudar a los Lakers a ganar otro campeonato

El jugador nacido en Dallas se deshacía en elogios ante los medios al poco de salir seleccionado: "No puedo estar más agradecido a Dios por darme la oportunidad de unirme a los Lakers. El ser capaz de aprender de jugadores tan experimentados y jugar con ellos es toda una bendición". Comentaba Randle en la rueda de prensa del Barclays Center, en la que también hablaría sobre Kobe Bryant, con quien espera congeniar en la cancha: "Me encanta que sea exigente con sus compañeros, es la única forma de que un conjunto alcance el éxito. Nosotros en Kentucky seguimos esa filosofía y nos quedamos a las puertas del título".

A pesar de que el estado de su pie causó algunas dudas entre los médicos de los Lakers, la organización ha considerado que lo mejor es que el jugador no se opere y continúe sus entrenamientos con total normalidad. Esta noticia supuso todo un alivio para los aficionados de los angelinos, que no querían perder a su flamante elección del draft tras la bochornosa temporada que tuvieron que pasar para lograrla.

Los Lakers se encomiendan, por lo tanto, a la evolución de Julius Randle, la renovación de Pau Gasol y la posible adquisición de Carmelo Anthony para volver la próxima campaña al asalto del título.

Para ello, al margen de lo que suceda en el mercado, Randle debe explotar al máximo sus virtudes y convertirse así en un ala-pívot de garantías. Pero, ¿qué aportará el ex Wildcat en Los Ángeles?

Bien, si por algo ha destacado Randle durante su único año en la NCAA ha sido por su polivalencia y versatilidad. Con un profundo arsenal ofensivo, el de Dallas fue capaz de aunar dobles figuras en puntos y rebotes en 24 encuentros de los 40 disputados, algo que dice mucho también de su buena labor bajo los tableros. Además, Randle cuenta con un óptimo manejo de balón y un notable juego de pies y de espaldas a la canasta, desde donde hará mucho daño a sus rivales.

A pesar de todas sus virtudes, el "30" de los Lakers deberá durante esta Summer League comenzar a mostrar que su insistente trabajo en el tiro comienza a dar sus frutos. También habrá que hacer hincapié en el apartado defensivo, donde, a pesar de sus capacidades físicas, no prestará tanta atención como en el ofensivo. Finalmente, Randle deberá ser más precavido con el balón entre las manos, ya que su porcentaje de pérdidas por partido roza las tres por partido.

Noah Vonleh

Por segundo año consecutivo la franquicia de Michael Jordan se decantó por un ala-pívot procedente de la Universidad de Indiana para su elección más alta en el draft. El que fuera el sustituto natural de Cody Zeller en los hoosiers será a partir de ahora su compañero de vestuario y puesto en Charlotte.

La elección de los renombrados Hornets no atendió la necesidad del anotador exterior que requería la franquicia de Carolina del Norte. Sin embargo, la lotería ha dejado en Charlotte a uno de los ala-pívots con mayor proyección de su generación, al que aún, eso sí, le falta rodaje y consistencia. Asimismo, los Hornets encuentran un nuevo complemento para Al Jefferson, de quien se espera que guíe a Vonleh por el buen camino.

(Foto: Jason DeCrow|Associated Press)

Antes de comentar las virtudes del interior de Massachusetts se ha de hacer una mención especial a sus aptitudes físicas. Vonleh es, sin lugar a dudas, uno de los jugadores que mayor impacto puede causar en la liga merced de su envergadura, potencia y entrega dentro de la cancha. Si bien es cierto que aún debe seguir puliendo varios ámbitos de su juego, no sería sorprendente que Vonleh sea dentro de unos años una de las referencias interiores más solidas de la liga.

Llega a la liga respaldado por su incansable habilidad reboteadora, que hace que normalmente deambule cerca de los dobles dígitos, y por su permanente intensidad defensiva, que le convierte en un duro defensor con el que lidiar. No hay que obviar su capacidad anotadora, que se escuda en su buen hacer en el poste y en su versatilidad para atacar el aro con bote. Además, cuenta con un buen tiro desde media y larga distancia, siendo también un lanzador fiable desde la línea de personal.

Dentro de las asignaturas pendientes que el ex hoosier debe seguir trabajando durante esta Summer League encontraremos: su juego de pies, que está aún por hacer, su escasa visión de juego e imprecisión en los pases, que le llevan a cometer cuantiosas pérdidas por partido y finalmente su falta de coordinación con el equipo en la defensa sin balón, ya que tiende a desentenderse del rival en los bloqueos y no suele ofrecer ayudas. También habría que destacar la falta de explosividad en ataque, algo que sí que caracteriza a los otros grandes interiores de este draft.

Los tapados

La historia nos dice que no solo hay que atenerse a los primeros seleccionados para encontrar futuras estrellas. Casos tan singulares como el de Isaiah Thomas, última elección de la segunda ronda, nos confirman una asambrosa realidad. Ningún jugador ha de ser subestimado por la posición en que ha salido elegido, o de lo contrario se estaría cometiendo un grave error. Al sonado caso de Isaiah Thomas también le siguen otros tan sorprendentes como el de Manu Ginóbili, elegido en el puesto 57, o Monta Ellis, que salió en el 40. Incluso, se hace imposible olvidar la historia de Ben Wallace, que ni siquiera fue seleccionado a pesar de que a la postre se labró una fantástica carrera en la liga.

Sacar tajada de este tipo de elecciones es algo que siempre se le ha dado bien a San Antonio Spurs. Al margen de Manudona, grandes jugadores de esta dinastía, como le sucediera también a Tony Parker, han salido en posiciones tardías y por detrás de jugadores que luego ni siquiera llegarían a debutar en la liga. Pues bien, este año para no ser menos se han decantado por Kyle Anderson, un polivalente base de 207 centímetros formado en UCLA que se encargará de cubrir la duradera lesión de Pattrick Mills.

(Foto: syracuse.com | The Post Standard)

Aún así, y dado el gran nivel con el que cuenta esta generación, son varios los nombres que hay que tener en cuenta de cara al futuro, independientemente del puesto en el que Adam Silver pronunció su nombre. Este draft ha exportado todo tipo de jugadores a las franquicias NBA, desde grandes tiradores como Nik Stauskas o Doug McDermott hasta magníficos directores de juego como Shabazz Napier o el ya mencionado Elfrid Payton. Eso sin olvidar al lesionado Joel Embiid, o a exteriores con gran proyección como Zach LaVine, Gary Harris o James Young.

Con todos estos alicientes y más, se aventura una entretenida Summer League donde se podrá tomar nota de las primeras peripecias de esta gran saga de jugadores. Aquí comienza el primer paso hacia el estrellato.