La carrera de Paul George, una de las estrellas emergentes de la liga, se vio gravemente en peligro el primer día de agosto de este pasado verano. Durante un amistoso de carácter preparatorio para el Mundial de España, el jugador de los Indiana Pacers sufrió una de las lesiones más feas que se hayan visto jamás en una cancha de baloncesto. Mike Kryzezwski, seleccionador estadounidense, ordenaba poner punto y final al encuentro de forma inmediata. Los jugadores no daban crédito.

El diagnóstico confirmaba los peores presagios. Rotura de tibia y peroné. El jugador californiano debería abandonar indefinidamente cualquier tipo de contacto con un esférico anaranjado y lo que a éste le concierne. Se avecinaba un año difícil para Frank Vogel y sus hombres.

George entiende el alcanzar la postemporada como una obligación

Sin embargo, durante el Media Day -día en que los equipos NBA abren sus puertas para atender a todos los medios- el jugador devolvió la esperanza a todos los aficionados de Indianápolis y confirmó su intención de estar a disposición del entrenador para la postemporada. El alero de 24 años confesó que es muy posible que consiga jugar durante el último tramo de la campaña 14/15: "Intentaré llegar sano. He hablado con todos y les he dicho que nuestra obligación es estar en Playoffs. Sería el mejor escenario posible para regresar".

Antes de concluir su intervención, George también habló sobre lo duro que fue asimilar la gravedad de la lesión y las dificultades de la operación. Aun así, el joven jugador reconoció estar "en paz consigo mismo".