Boston Celtics se presentó esta tarde, hora española, en su cancha después de perder los últimos partidos ante Memphis Grizzlies y Portland Trail Blazers. Por su parte, Chicago Bulls acudía esta noche a Boston después de ganar uno de los últimos cuatro partidos.

Para este partido, Brad Stevens en busca de romper la racha de tener solo una victoria ante Chicago Bulls en el TD Garden en los últimos diez partidos, alineaba de inicio a Kelly Olynyk, Rajon Rondo, Jeff Green, Jared Sullinger y Avery Bradley. Por su parte, Tom Thibodeau en su parte recuperaba a los lesionados Derrick Rose y Joakim Noah, que eran parte del quinteto inicial, formado por Pau Gasol, Derrick Rose, Joakim Noah, Jimmy Butler y Mike Dunleavy.

Dominio local para empezar

El partido arrancó de manera rápida con canastas de todo tipo por parte de ambos equipos, dos triples consecutivos de Avery Bradley y otro de Jared Sullinger hacían que Boston Celtics abrieran hueco rápidamente en el marcador. Con cinco minutos y medio para el final del primer cuarto, Brad Stevens pidió tiempo muerto ya que las cosas hasta el momento estaban yendo sobre la seda.

Tras el pequeño parón pedido por el técnico local, el encuentro entró en una dinámica de tranquilidad, que dejaba a Boston Celtics arriba en el marcador. Cuando el partido entraba en los últimos dos minutos del primer cuarto, el intercambio de canastas volvía a aparecer haciendo que el partido terminara con 35-24 para Boston Celtics, después de que a solo siete segundos del final Tom Thibodeau, técnico de Chicago Bulls, obtuvo una técnica por parte de los colegiados.

Buen arranque pero los visitantes aprietan

Con los suplentes en cancha, el segundo cuarto arrancó con una serie de faltas que dejaban un ritmo lento en el partido. A partir de que se rompiera la tensión inicial, las canastas volvían a entrar en juego dejando un encuentro abierto y entretenido de cara a los aficionados. A falta de seis minutos para el descanso, Brad Stevens pedía tiempo muerto para intentar proseguir teniendo la ventaja.

De ahí en adelante, poco a poco Chicago Bulls conseguían trazar buenas acciones defensa-ataque que dejaban el partido totalmente abierto. Entre Pau Gasol y Nikola Mirotic, los visitantes recortaron la diferencia con la que llegaban al final del primer cuarto y se iban al descanso perdiendo por tan solo seis puntos, siendo 60-54 el marcador.

Chicago Bulls vuelve del letargo

Con tan solo 24 minutos por delante, el tercer cuarto arrancó con intensidad primero con un triple fallado de Derrick Rose y otro de Jared Sullinger acertado. El propio base americano de los Bulls era el encargado de guiar a su equipo anotando doce puntos en tan solo cuatro minutos, Brad Stevens al ver que Chicago Bulls empataban a 68 puntos, pidió tiempo muerto para cortar esa sangría anotadora.

Lo dicho por Stevens en el tiempo muerto dió sus frutos, ya que al volver del mismo los Celtics entraban en racha sobre todo de la mano de un excelso Avery Bradley que aprovechaba las asistencias de Rajon Rondo, que tenía ya ocho en el partido. Tom Thibodeau pidió tiempo muerto a poco más de tres minutos para el final del tercer cuarto, y pareció dar sus frutos siendo los visitantes quienes tomaban las riendas del partido terminando el tercer cuarto con 91-85 a favor de Boston Celtics.

Remontada a lo grande

Chicago Bulls no querían perder este partido, con tan solo doce minutos para finalizar el encuentro los visitantes se ponían manos a la obra y tras cuatro minutos de último cuarto conseguían ponerse por delante. Tres fallos consecutivos en ataque de Jared Sullinger hacían que Chicago Bulls marcara la pauta en el partido hasta que a ocho minutos del final, Brad Stevens pedía tiempo muerto.

Al volver del pequeño parón, el encuentro se abrió entrando en una serie de acciones de bella factura que hacían al marcador alternarse continuamente. Derrick Rose anotó y Rajon Rondo respondió sería la definición perfecta de los últimos compases del partido, pero fueron los Bulls quieren supieron lidiar con la presión y terminaron llevándose el partido por 102-109 tras un último minuto de infarto en el que Joakim Noah y Derrick Rose sentenciaron el partido desde la línea de tiros libres.