Los Knicks de Nueva York no han comenzado la temporada como sus aficionados querrían. La mítica franquicia de la Gran Manzana pasa por horas bajas. 4-18 hasta hoy, y con un 4-16 que significaba la peor marca en 20 partidos de la historia del equipo.

Phil Jackson, ahora presidente en la entidad del Madison, se muestra bastante contrariado con la situación. "Tenemos una mentalidad de perdedores", dice sin cortapisas. "Obviamente, estamos decepcionados".

Incluso ha llegado a tirar algún dardo envenenado a su roster para que despierten: "Hay cierta resistencia a la disciplina, el orden y los cambios culturales", señala. No sabemos por quién va, pero se refiere al nuevo aire que quiere dar a la franquicia desde que llegó (primero como director de operaciones de baloncesto y ahora como presidente). Una de las razones de la crítica es su afamado triángulo ofensivo, que está trayendo más de un quebradero de cabeza a los jugadores.

Y, todo esto, sin ser el entrenador. Aunque descarta su vuelta en favor del trabajo de Derek Fisher. "Lo que me urge se gritarles, pero no tengo deseo alguno de volver ahí abajo", afirma tajantemente.