Las cosas están cambiando en New Orleans. Tras el abandono del nombre de Hornets para pasar a llamarse Pelicans, la franquicia empieza a mirar hacia arriba tras unos años de anonimato. Cuentan con uno de los mejores jugadores de la NBA para liderar al equipo, escuderos de nivel y mucho futuro por delante. Es tiempo de crecer.

Para empezar hay que terminar con lo malo

Lo mejor que le pudo pasar a New Orleans en el inicio de 2014 es que la temporada acabase lo antes posible. A pesar de contar con un equipo del que se esperaban grandes cosas con las incorporaciones de Holiday y Evans, los Pelicans nunca consiguieron establecerse como un equipo a destacar en el Oeste y cayeron en un profundo anonimato.

Junto a la mala dinámica, la franquicia tuvo que encajar un fuerte varapalo con la lesión de Jrue Holiday. El base, que había llegado al equipo a cambio del prometedor Nerlens Noel, sufrió en febrero una dura lesión en la tibia que le tuvo apartado del parqué durante el resto de temporada con solo 34 partidos disputados.

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El récord de la franquicia al terminar la temporada 2013/2014 fue de 34 victorias y 48 derrotas. La progresión de Anthony Davis fue la única nota positiva en una campaña que sirvió de transición de cara a tiempos mejores, y que terminó en 2014 cuando las ilusiones por los Playoffs ya se habían ido a pique.

Mismo núcleo reforzando la pintura

En verano, los Pelicans no movieron demasiado sus piezas, pero sí se encargaron de fichar a un jugador de peso aprovechando su descontento en Houston: Omer Asik. El pívot turco cubriría así la posición de center y añadiría aun más capacidad reboteadora junto a Davis.

Dos jugadores de funciones muy concretas fueron las bajas más destacables en New Orleans. Aminu, especialista defensivo, se marchó a Dallas, mientras que Morrow, experto desde la línea de tres puntos, puso rumbo a Oklahoma City.

Playoffs, ¿por qué no?

Con la entrada en vigor de la temporada 2014/2015, los Pelicans han seguido mejorando y, ahora sí, miran a los puestos de Playoffs de cerca. Para desgracia del equipo de New Orleans, su ubicación en la Conferencia Oeste, donde los billetes para la postemporada son mucho más caros que en el Este, exige un plus a los pelícanos.

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A falta de un partido para cerrar el año, cuentan con 16 victorias y 15 derrotas, y son novenos. Esa situación, en la Conferencia Este, les colocaría en la sexta posición. Tendrán, por tanto, que vivir con su ubicación y aguantar la exigencia de un Oeste en el que nada se regala.

Son ya tres temporadas seguidas las que lleva New Orleans sin clasificarse para Playoffs. Para hacer posible el regreso a postemporada, los Pelicans tendrá que solucionar uno de sus grandes problemas: las derrotas lejos de casa. Mientras tienen un balance de diez victorias y cuatro derrotas como locales, las seis victorias y 11 derrotas como visitantes reflejan las dificultades de la franquicia con el público en contra.

Todo empieza y acaba en Davis

En el caso de New Orleans Pelicans, es indiscutible: solo hay un líder, un 'jugador franquicia', y ese es sin duda Anthony Davis. El ala-pívot ha experimentado una progresión de gigante y es considerado como parte fundamental del conjunto de estrellas que reinan en la NBA.

Cuando escogieron los Pelicans a Davis en la primera posición del draft de 2012, sabían que se trataba de un experto en defensa y un gran reboteador. Sin embargo, con el tiempo también ha desarrollado la faceta ofensiva hasta convertirse en un arma letal y, para muchos, el mejor jugador interior de la liga con solo 21 años.

Terminó la pasada temporada con 20,8 puntos, diez rebotes, 2,8 tapones y 1,3 robos por partido, mejorando todas esas marcas respecto a su campaña de debut. Su meteórico crecimiento le ha llevado a superarse en el curso vigente, y sus registros son de 24,4 puntos, 10,5 rebotes, tres tapones y 1,6 robos por noche. Lidera la liga en tapones por partido y es el tercer máximo anotador. Una fuerza de la naturaleza sobre la que gira toda la franquicia.

Monty Williams, en busca del éxito

La presente está siendo la quinta temporada de Monty Williams al frente de los Pelicans. Con 144 victorias y 199 derrotas durante todo ese tiempo, en New Orleans se sigue confiando en él para sacar todo el provecho posible al plantel disponible.

El equipo es el decimoquinto más anotador (101,9 puntos por partido), el decimotercero más reboteador (43,1 rebotes) y el decimocuarto más asistente (21,6 asistencias). Asik y Davis son los dos pilares fundamentales en el aspecto reboteador, y son los únicos que promedian más de diez capturas por noche.

Williams cuenta con una pareja interior envidiable y un juego de perímetro a la altura, con hombres importantes como Holiday, Evans, Gordon o Anderson. Sin embargo, necesita que estos den un paso más al frente y sean decisivos como es Davis. Los Pelicans juegan mucho para su pívot pero también basan su pizarra en los ataques desde el perímetro, y para ello es fundamental el apoyo a la estrella del equipo. Además, la defensa es la gran asignatura pendiente: son el octavo equipo que más puntos recibe por partido.