Y los Chicago Bulls tampoco lograron derrocarlos. Atlanta Hawks se llevó del United Center su victoria consecutiva número 12 y cortó una racha de seis derrotas seguidas en “la ciudad del viento”. Si ganan a Detroit Pistons, el lunes, y a Indiana Pacers, el miércoles, los de Georgia igualarán el récord de 14 triunfos consecutivos que consiguieron los Hawks de la temporada 1993-94. Y si ganan a Oklahoma City Thunder, el viernes, lo superarán. Todo esto con un gran juego, un admirable y solidario trabajo en equipo y una excelente dirección de Mike Bundenholzer desde el banquillo. La mortal combinación de estos ingredientes acabó con unos Bulls que atraviesan su peor momento de la temporada, pese al gran de estado de forma de Pau Gasol y Derrick Rose.

Kyle Korver masacró a los Bulls desde la línea de tres puntos

La dimensión del encuentro se palpaba desde el salto inicial. Al principio se canalizaba a través de nerviosismo: los primeros tiros de ambos equipos no tocaron la red. Pero en cuanto entró la primera canasta, obra de Atlanta, todo fluyó con la naturalidad habitual. Y la naturalidad habitual indica que los Hawks juegan fácil y simple; por eso, tras siete minutos, ya lideraban 14-9 el marcador. Las principales causas: anotación muy repartida (nadie destaca por encima de nadie en estos Hawks) y ocho puntos desde dentro de la pintura. Los Bulls, en contrapartida, tiraban mal, forzados, con un juego anárquico que no gustaba nada a Tom Thibodeau. Al final del primer cuarto, Atlanta encabezaba el choque 24-16 y Chicago tiraba con un acierto inferior al 30% (además de perder siete balones). Mike Scott cerraba el cuarto con un triple ante el silencioso United Center.

Las cosas no mejoraban para los Bulls al inicio del segundo periodo. Ni en ataque ni en defensa: circulación muy lenta, incapacidad para anotar con regularidad y demasiada permisividad que los Hawks, como es lógico, aprovecharon. Sin llegar al cuarto minuto, Atlanta ganaba por 14 puntos de diferencia y Kyle Korver llevaba dos triples en dos intentos. Taj Gibson y Mirotic acortaron distancias en el ecuador del cuarto y colocaron a los Bulls a 10 puntos. Este trecho se mantuvo hasta que restaban segundos para el final de la primera mitad, finalizada con el 48-39 en favor de Atlanta. Pese a ir por detrás, la imagen de Chicago mejoró y sus porcentajes de tiro también: al terminar la primera parte, rozaba el 40% de acierto. En el apartado individual, Pau Gasol (10 puntos y 9 rebotes) y el mencionado Kyle Korver (12 puntos, 4 de 4 en triples) lideraban la estadística.

Los Bulls se aferran a la vida, pero Atlanta se muestra impasible

El inicio del tercer cuarto fue elocuente. Rose, que había firmado una pésima primera parte, redujo los nueve puntos de diferencia reinantes en el marcador a solamente cinco, algo impensable después de los 12 primeros minutos. Sin embargo, estos Hawks tienen la increíble capacidad de cambiar de marcha cuando se le antoja, sin importar el contexto ni el rival. En un margen de 60 segundos, Atlanta firmó un parcial de 9-2 y amplió la diferencia a 12 puntos. Enfadado y desesperado, Thibodeau pidió tiempo muerto. Para desesperación suya, apenas surtió efecto. Es más, el efecto fue negativo para su equipo. Entre triple y triple de Korver, Al Horford firmaba sus mejores momentos del encuentro. Desde dentro y desde fuera, con su variado y fino repertorio, el dominicano hacía estragos en la defensa de los del estado de Illinois.

La buena segunda parte de Rose concedió algo de esperanza a los Bulls

Llegado a este punto, conviene hacer un apunte: los Bulls son inferiores a los Hawks en algunos aspectos (tal vez, ahora mismo, en demasiados), pero cuentan en sus filas con algo que no poseen los de Atlanta: un MVP. Derrick Rose sacó a relucir su garra mediado el tercer periodo, anotando su cuarto triple del cuarto y arrojando una porción de esperanza a Chicago. Pero la realidad no era tan dulce: Atlanta reaccionó y logró acabar los 12 minutos con una respetable ventaja de nueve puntos. Después de ser sacudidos en algunos tramos, los Bulls aún tenían opciones de triunfo.

Con su frecuente seriedad, Atlanta continuaba haciendo las cosas bien al principio del último periodo. No obstante, los Bulls en ningún momento renunciaban. Sumando de poco en poco y ajustando lo suficiente en defensa como para frenar a los Hawks, a 5:51 del final un triple de Hinrich acortaba la diferencia de puntos a siete. Rose lograba el 2+1 y, por primera vez durante la noche, el United Center ardía como de costumbre al grito de “De-fense, De-fense”. Pretendían matar el choque los Hawks mediante canastas fáciles de Millsap y Horford, pero Pau Gasol no lo consentía. Tres canastas consecutivas del jugador español concedían licencia a su equipo para aterrizar en los dos últimos minutos solamente seis puntos por debajo de Atlanta. Pero fue demasiada losa. Atlanta se juntó en defensa, los Bulls no acertaron ni de cerca ni de lejos y la victoria (107-99) se marchó a la cuidad de la Coca-Cola.

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Sobre el autor
Pablo Miranda
Periodista con Master en Periodismo Deportivo. Trabajé en Radio Nacional. Me gusta el deporte en general, conocerlo, meterme en sus tripas para poder analizarlo de una forma más acertada. La objetividad, como la perfección, no existe, pero los periodistas debemos aproximarnos a ella, acariciarla. Sólo así nuestro trabajo tendrá sentido.