Tras cuatro victorias consecutivas, y el fenomenal regreso de Kawhi Leonard a las pistas, San Antonio Spurs cayó en el pabellón de un equipo candidato al anillo pero inmerso en una crisis de resultados (seis derrotas en los últimos nueve partidos) y quién sabe si de vestuario: los Chicago Bulls. Derrick Rose, a un nivel excepcional tanto en puntos como en porcentajes en los últimos encuentros, lideró con 22 puntos y cinco asistencias a su equipo. Su fenomenal actuación, unida a la aportación de Pau Gasol, Taj Gibson y Aaron Brooks, fue suficiente para derrotar a los pupilos de Popovich, quienes no estuvieron ni expeditivos en defensa ni acertados en ataque (no llegaron al 40% de acierto) a lo largo de la noche.

Los Spurs visitaban Chicago después de sumar cuatro victorias consecutivas

Pese a ello, los Spurs se presentaban en el United Center de Chicago con su quinteto de lujo: Parker-Green-Leonard-Duncan-Splitter. Las estadísticas son elocuentes: San Antonio ha jugado esta temporada cuatro encuentros con estos cinco jugadores. El balance: cuatro victorias y ninguna derrota. Con todo el roster disponible, los Spurs son uno de los tres mejores equipos de la liga. Y en el inicio de choque lo demostró: 8-0 de parcial con una anotación muy repartida. La reacción de Chicago, a diferencia de otros días, fue inmediata: Rose comenzó a encestar y el combate se igualó. Hasta que Thibodeau, alarmado por el 14-10 en contra en el marcador, solicitó tiempo muerto. Y lo cierto es que propició un efecto positivo: los Bulls se volvieron más intensos en defensa y concretos en ataque. Rose anotaba en la pintura y Pau Gasol, como de costumbre, lo hacía desde fuera. 16-16 y la patata caliente volaba hacia el banquillo de Popovich. Ambos equipos apretaron aun más los dientes en la zona defensiva, y con el 22-21 a favor de los Spurs finalizó el primer periodo. Ante la ausencia prolongada de Joakin Noah, y para darle descanso a Gasol, Thibodeau decidió concederle minutos al veteranísimo Nazr Mohammed.

Con el quinteto bajo y el dúo Brooks-Rose -y ayudados por un triple de Butler-, los Bulls empezaron de manera brillante el segundo cuarto. Gracias al buen trabajo de los dos, pronto lograron un parcial de 9-2 y provocaron el enfado de Greg Popovich, que pidió tiempo muerto. Ese parcial progresó hasta el 14-4: las canastas de cuatro metros de Gasol y las internadas de Rose eran suficientes para compensar el escaso nivel mostrado por la segunda unidad: cero de siete entre Snell (que salió como titular), Mirotic y Hinrich. Y otro tiempo muerto del técnico silver and black. A diferencia del anterior, este time out sí que provocó un efecto positivo en los Spurs: la diferencia de 10 puntos en favor de los Bulls se acortó hasta los tres gracias, entre otros factores, a una buena racha de Kawhi Leonard. Pronto Chicago aumentó la ventaja a seis puntos (46-40), resultado con el que finalizó la primera parte.

Los Bulls rompen el partido

Un triple de Butler, una canasta de Gasol, otra de Snell y un tiempo muerto de Popovich dieron el pistoletazo de salida al tercer cuarto. En menos de minuto y medio, los Bulls ganaban a los Spurs por 13 puntos, máxima del partido hasta el momento. Pero lo que Popovich no podía pensar en ninguno de sus cálculos es que esa considerable ventaja iba a crecer y crecer hasta los 26 puntos a cuatro minutos de que finalizara el periodo. Un sobresaliente Derrick Rose, y una notable aportación -tanto en defensa como en ataque- de Gasol y Gibson propiciaron esta situación casi desconocida para el equipo tejano. Un pequeño parcial de 6-0 en favor de San Antonio maquilló ligeramente el marcador (73-56) a escasos segundos de terminar los 12 minutos.

El último periodo arrancó con el encuentro casi resuelto: 16 puntos de ventaja para los Bulls y un quinteto de circunstancias en los Spurs: ni Leonard, ni Duncan, ni Parker, ni Ginobili sobre el parqué. Una declaración de intenciones en toda regla. Entre puntos de suplentes y minutos de la basura, el partido llegó a su fin arropado por los aplausos del United Center, que día sí, día no, ven ganar a su equipo. El encuentro reflejó perfectamente algunas de las estadísticas que marcaban la previa: los Bulls se sienten más cómodos jugando en casa contra los equipos del oeste (récord de 6-3) que contra los del este (récord de 7-7). Y durante los 48 minutos, se reflejó otro dato: cuando Chicago llegó durante esta temporada al descanso con ventaja, ganó 17 encuentros y perdió solamente uno. Y anoche no fue la expeción.