Es injusto: ante un evento que reúne a tantos y tan buenos deportistas siempre se menciona o se recuerda a los que, por unos motivos u otros, no pueden asistir. Es injusto para los que sí pueden y para aquellos a los que se ha asignado la ardua tarea de seleccionar a una serie de jugadores, con toda la responsabilidad que ello conlleva. Un seleccionador español de fútbol sala, hace unos cuantos años, antes de comunicar la lista de nombres que disputarían el Mundial, apenas pegó ojo la noche previa a la rueda de prensa. Solamente pensaba en aquellos jugadores que, por desgracia, se habían quedado fuera de su lista. Y no en los que había incluido. 

Con el All-Star Game sucede algo similar. Al fin y al cabo es el partido menos importante de la temporada, el único que no pondera en ninguna clasificación. Sin embargo, todos quieren formar parte de él. "Es currículum", como se suele decir en el argot cotidiano. Además es un privilegio, tanto para el deportista en cuestión como para la franquicia o la ciudad a la que representa. No hace demasiados días, tras anunciarse los suplentes del equipo de la Conferencia Oeste, Damian Lillard, base titular de Portland Trail Blazers, mostró su desacuerdo y aseguró que no asistiría a ninguno de los eventos programados en Nueva York para el Fin de Semana de las Estrellas. La lesión de Blake Griffin le ha otorgado a Lillard la posibilidad de acudir. Y acudirá. 

El juego coral y la no existencia de una estrella ha penalizado a los Suns

No obstante, hay un par de equipos considerablemente perjudicados en la elección de jugadores para el All Star Game: Phoenix Suns y Dallas Mavericks. Por partes. La Conferencia Oeste de la presente temporada es, según muchos analistas, la más difícil y competitiva que se recuerda. Un balance positivo de victorias no garantiza una plaza en los playoffs. Lo cual significa que obtener uno de esos boletos es altamente complicado a la par que elogiable. Y, de alguna forma, también recompensable. 

Pues bien, los Suns -octavos de la Conferencia Oeste con un récord de 29 victorias y 24 derrotas- no contarán con ningún representante de su plantilla en el All Star Game, y los Mavericks -quintos de la Conferencia Oeste con un récord de 35 victorias y 18 derrotas- solo contarán con un Nowitzki que ha entrado de rebote. A priori puede parecer un hecho lógico: no caben todos los jugadores de los ocho equipos de playoffs en el diminuto elenco de 12 hombres que visten la camiseta de cada conferencia. Pero, y aquí llega lo verdaderamente noticiable, un tercio del equipo del oeste (es decir, cuatro jugadores) representan a franquicias que no se encuentran entre los ocho primeros: Kevin Durant (Oklahoma City Thunder), Rusell Westbrook (Oklahoma City Thunder), Anthony Davis (New Orleans Pellicans) y DeMarcus Cousins (Sacramento Kings). 

Por estadísticas individuales, nadie duda de la inclusión de estos cuatro jugadores, entre ellos el pasado MVP de la temporada (Durant) y uno de los candidatos al MVP de la presente campaña (Anthony Davis). Sin embargo, asalta la duda: ¿qué se premia, el buen rendimiento individual de un jugador, independiente de la clasificación de su equipo, o el buen rendimiento de un jugador cuya dinámica de equipo es positiva? Seguramente, atendiendo al frío dato, hay jugadores en el Este con mejores números que Jeff Teague, Paul Millsap o Al Horford. Sin embargo, y con muy buen criterio, la NBA y los entrenadores han querido premiar la excelente temporada de los Hawks, en parte gracias a esos tres hombres. 

Monta Ellis promedia más de 20 puntos por encuentro con los Mavericks y no acudirá al All Star

Mirándolo bien, tal vez el mejor elogio para Phoenix Suns sea que ninguno de sus jugadores acuda al All Star: se lee entre líneas que es un equipo coral y que no existe una estrella que brille y deslumbre sobre el resto de componentes. Markieff Morris, Isaiah Thomas, Goran Dragic y Eric Bledsoe promedian entre 15 y 17 puntos por encuentro. ¿Quién destaca? Nadie. Y gracias a que nadie destaca y a que la anotación está tan repartida, los de Arizona cierran los puestos de playoffs en el oeste contra todo pronóstico (o contra los pronósticos vertidos a principio de temporada). 

Flagrante es el caso de Dallas Mavericks. Por clasificación en la conferencia y por rendimiento de alguna de sus piezas. En un equipo donde la megaestrella de su historia es Dirk Nowitzki, ha emergido uno de los jugadores más criticados y, probablemente, menos reconocidos de la NBA: Monta Ellis. A sus 29 años, Ellis ha aumentado su producción ofensiva con respecto a la temporada pasada: promedia 20,4 puntos por encuentro, es líder en anotación de los tejanos y tira con un excelente porcentaje (45%). Además, suma una asistencia más por partido que en la campaña 2013-2014, su primera en Dallas. Al parecer, no son méritos suficientes ni para la afición ni para los entrenadores. En las votaciones del All Star, jugadores como Rajon Rondo, Jeremy Lin o Tony Parker -los tres protagonizando una temporada más bien discreta - recibieron más votos que Monta Ellis. 

El cartel del Fin de Semana de la Estrellas es excelente, pero siempre conviene recordar o solidarizarse con los que no han sido tratados con toda la justicia que merecían. Por unos motivos u otros.