Cleveland Cavaliers venció en la prórroga ante San Antonio Spurs en el AT&T Center por 125-128. Extraordinario partido de baloncesto, al que acompañó la genial actuación de Kyrie Irving (57 puntos).

Fuente: Twitter / @cavs

El paso del testigo

LeBron James volvía a San Antonio por primera vez tras perder las Finales de 2014, aún como jugador de Miami Heat. Y parecía que estaba bastante motivado, como si quisiera demostrar algo. Comenzó siendo el soporte de los Cavs para aguantar el juego colectivo de los Spurs. El aroma que se respiraba era más de Playoffs que de temporada regular, y ahí los texanos son difícilmente superables. A James le hacía sombra el MVP de aquellas Finales que perdió, Kawhi Leonard, que bregaba tanto en defensa como en ataque. La contienda estaba igualada al final del primer asalto: 31-30.

Aún con la salida de suplentes, LeBron James se mantenía como líder inamovible. Otros también aportaban, como Thompson o Irving, pero era James quien llevaba el peso. Por parte local, Tim Duncan seguía sorprendiendo a propios y extraños con sus mates a los casi 39 años que le contemplan. Los Cavaliers aguantaban como podían, pero aguantaban. Supieron sufrir. Al descanso sólo perdían por dos: 64-62.

Tras los quince minutos de asueto reglamentario se reanudaba la acción y surgía otro timón para los Spurs. Tony Parker cogió la manija que por su posición le corresponde y asumió el juego de unos Spurs que comenzaban a encontrarse mejor con el paso de los minutos. Y, si Parker comenzaba a jugar, Irving era todavía para estar más atento. El juego de las ventajas siempre rondaba los mismos números, pero el conjunto de Gregg Popovich comenzaba a desengancharse. Al final del tercero, 84-79 para SA.

Y faltaba un hombre por aparecer en los Spurs, él y sus triples: Danny Green. Apareció cuando se le necesitaba, en los minutos donde se encoge la muñeca, para desatascar la buena defensa de los Cavaliers. El partido era un non-stop, y si hablábamos de triples teníamos que detenernos en la que acabaría siendo la figura del partido: Kyrie Irving. Irving ya era el líder indiscutible de su equipo entrado el último período, aunque sus puntos no hacían que ellos perdieran comba a medida que el final se acercaba. A tres minutos del final los Cavaliers perdían por nueve, pero es ahí donde se unieron LeBron James y Kyrie Irving para arreglarlo. Una tú, una yo. Y así hasta que se plantaron en los segundos finales del encuentro, donde todo parecía seguir perdido (los Spurs ganaban por tres y tenían posesión a diez segundos del final). Carambolas del destino y balón para Cavs, el balón llega a Irving, todos los spurs parecen ir a puntear el tiro, el balón sube e Irving anota. ¡Prórroga! (y de qué manera).

Si los 48 minutos anteriores ya habían sido eléctricos y vibrantes el tiempo extra no iba a ser menos. Y se jugaría desde 6’75 metros. Mientras que Parker reunía fuerzas para resistir el mejor empuje final de su rival, Kyrie Irving seguía convirtiendo en oro todo balón que tocaba y LeBron sentenciaba el partido -cómo no- con un triple. 125-128 en un thriller que dio mucho de sí y con el que el aficionado se divirtió bastante.

¿Aperitivo?

Los Spurs ceden otro partido más en su cancha. Con 40-24 falta saber en qué puesto de Playoffs acabarán y si esto afecta o no su habitualmente creciente rendimiento en la postemporada.

Para los Cavaliers, el partido de Irving. El joven base batió numerosos récords con sus 57 puntos: único con un par de partidos de 50 puntos esta temporada, 1º desde Kobe Bryant en 2006 que hace más de un partido de 50 puntos en una temporada, más puntos por un jugador visitante en San Antonio, más puntos frente a un equipo entrenado por Popovich, más puntos como compañero de LeBron James, amén de ser mejor marca de la temporada en la NBA y mejor marca personal de Irving. En cuanto al equipo, victoria de mérito para ponerse 42-25.