En el Madison Square Garden de Nueva York se veían las caras dos de los peores equipos de la liga en lo que llevamos de temporada, New York Knicks y Minnesota Timberwolves. Los locales venían de ganar dos de sus últimos cuatro partidos, incluyendo el encuentro del pasado martes en el que derrotaron a los actuales campeones, los San Antonio Spurs, mientras que los Wolves estaban inmersos en una racha de seis derrotas consecutivas.

El técnico local, Derek Fisher, tenía cuatro bajas para este choque; las ya sabidas de Carmelo Anthony y José Calderón, además de Cleanthony Early y Tim Hardaway Jr. Por su parte, Flip Saunders presentaba hasta ocho ausencias destacables, Anthony Bennett, Kevin Garnett, Justin Hamilton, Gary Neal, Ricky Rubio, Robbie Hummel, Shabazz Muhammad y Nikola Pekovic. Los antecedentes favorecían al conjunto de Minnesota, que habían salido victoriosos en el único enfrentamiento entre estos dos equipos en esta temporada.

Inicio anotador

El ritmo lento de juego fue la tónica predominante durante la mayor parte de la noche, pero especialmente en los primeros compases del encuentro, con ambos equipos echando de menos a sus bases titulares, que dirigiesen las operaciones e hiciesen jugar a sus compañeros. Minnesota comandó el marcador en la primer parte, liderados por Martin y Dieng, un pilar dentro de la zona.

Las diferencias oscilaban entre los cuatro y los seis puntos a favor de los Timberwolves, que llegarían al final de los primeros doce minutos por delante en el electrónico, 26-29, gracias a una canasta de Martin en los segundos finales. Los Knicks se mantenían a la expectativa, con Bargnani y Galloway liderando al equipo en la faceta anotadora.

Control de Minnesota

Ninguno de los dos conjuntos logró hacerse con el mando del juego en toda la noche, ante las ausencias de sus jugadores más destacados. Un parcial de 9-0 catapultó a los Wolves mediado el segundo periodo, logrando abrir una brecha de hasta diez puntos, 30-40. Los locales no arrojaron la toalla y se pusieron “manos a la obra” para recortar esa diferencia.

De la mano de Bargnani, Galloway y Shved, los Knicks lograron situarse a tan solo dos puntos, 44-46, sin embargo, las últimas embestidas de los visitantes aumentaron la diferencia antes de llegar al descanso, 46-54. Los pupilos de Saunders estuvieron más acertados en el tiro a canasta (17-38 TC, 44%), acudiendo en hasta 20 ocasiones a la línea de tiros libres (18-20 TL). Por su parte, los Knicks estaban lastrados por su pobre 11% de acierto desde el perímetro (1-9 T3).

Emoción hasta el final

Tras el paso por los vestuarios el guión del encuentro seguía siendo el mismo, con los Wolves por delante en el marcador, pero con unos New York Knicks que no se rendían y mantenían las diferencias por debajo de la barrera psicológica de los diez puntos. El porcentaje de acierto en el tiro descendió en este tercer cuarto, sobre todo en el bando visitante, que tan solo anotó quince puntos.

Las operaciones ofensivas de los locales pasaban por las manos de tres hombres, Bargnani (14 puntos), Galloway (21 puntos) y Shved (20 puntos), que fueron los encargados de igualar el encuentro antes de llegar al último y definitivo periodo, 69-69. Los Wolves habían ido por delante durante toda la noche, pero su bajo porcentaje de acierto en el tiro les lastró en el comienzo de la segunda parte. Si en los Knicks la anotación dependía de tres jugadores, en los de Minnesota eran cuatro los encargados de liderar a su equipo, Wiggins (20 puntos), Dieng (19 puntos, 11 rebotes y seis tapones, 9-10 TC), Martin (22 puntos, 8-26 TC) y LaVine (20 puntos), ante la ausencia de varios de sus mejores jugadores.

El encuentro llegó igualado a los compases finales, con ambos equipos sufriendo para anotar y con las defensas ganando en protagonismo. Con 83-83 en el marcador, y a falta de poco más de un minuto para el final, Wiggins asumió el mando y puso por delante a los suyos, 83-85. Una falta de Dieng sobre Shved, permitió al jugador ruso igualar el choque, 85-85, a siete segundos de llegar al final del tiempo regular. Martin tuvo la oportunidad de dar el triunfo a los suyos en el último instante, pero no estuvo acertado, por lo que el encuentro se decidiría en el tiempo extra.

Ya en la prórroga, los Knicks llegaron con ventaja al minuto final, gracias a un triple de Galloway. Con 92-91 en el electrónico, y a falta de poco más de diez segundos para el final, Shved pudo sentenciar el choque a favor de los locales, pero Dieng lo impidió con una gran defensa. LaVine aprovechó el mal balance defensivo de los neoyorquinos para forzar una falta y poner por delante a los suyos desde la línea de tiros libres, 92-93. Con todavía diez segundos por jugarse, Shved pudo empatar el encuentro, pero de nuevo la defensa visitante lo impidió, certificando el triunfo por 92-95.

Los de Flip Saunders volvían a saborear las mieles del triunfo después de seis derrotas consecutivas, logrando su sexta victoria de la temporada “en la carretera”. Con esta derrota los Knicks vuelven a ser el equipo con peor récord de la liga (14-54), y por lo tanto tendrán más opciones de llevarse el próximo número uno del Draft.

Los Minnesota Timberwolves no volverán a la acción hasta la jornada del domingo, cuando reciban en el Target Center a los Charlotte Hornets. Por su parte, los New York Knicks tendrán la oportunidad de volver a la senda de la victoria esta misma noche, en la que tendrán que viajar hasta Philadelphia para medirse a los Sixers.

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