Golden State Warriors ganó en el Oracle Arena a Portland Trail Blazers por 116-105. El líder del Oeste sigue con paso firme ante otro de los rivales potentes de su conferencia y se asegura ser el equipo con mejor balance de la temporada 2014/15.

Fuente: Twitter / @warriors

No decepcionan

La primera canasta era un alley-oop que finalizaba Bogut, por lo que las expectativas creadas sobre el partido parecía que podrían cumplirse. Los Warriors comenzaron muy frescos, con buen juego de combinaciones y unos bloqueos muy bien trabajados para canastas fáciles. Los locales cogieron ventajas de más de cinco puntos muy pronto, y eso les hizo distraerse del cometido que tan bien estaban cumpliendo. Tras unos primeros minutos de asueto, los Blazers se pusieron manos a la obra y fueron reduciendo la ventaja poco a poco. Balones a LaMarcus Aldridge y subiendo. El partido se igualó en los instantes finales del primer cuarto, a cuya conclusión se llegó con 30-27 tras un triplazo de Curry que servía de antesala para lo que vendría después.

El segundo cuarto comenzaba muy diferente, con unos Blazers muy activos en defensa y ataque. La salida de hombres de refresco, en especial de C.J. McCollum, avivó al equipo de Oregón e hizo que la balanza se inclinara a favor de ellos esta vez. Cogían el liderato durante la mayor parte de los minutos, con Damian Lillard comenzando a hacer daño y con la aportación de Chris Kaman o Meyes Leonard. A todos esto, con Golden State por debajo en el marcador, llegaba el momento de la noche: Stephen Curry superaba su propia marca de más triples encestados por un jugador en una sola temporada (dejó el partido con la marca de 276 triples). La proeza sirvió para espolear a la grada y a los jugadores locales, que vieron como Klay Thompson se carga la desventaja que tenían a base de 2+1. Con ello conseguían igualar la producción en el cuarto y liderar de nuevo por tres puntos de ventaja al descanso: 57-54.

Vuelta de vestuarios y continuaba la contienda. Barnes, Bogut y Green cazaban algún tiro para jugarse, pero los “Splash brothers” eran quienes se jugaban la mayoría. Y no les iba mal, pero LaMarcus Aldridge estaba dispuesto a cambiar la tendencia. El ala-pívot de Portland estaba como en sus mejores días, anotaba de toda manera posible. La estrategia surtió efecto y más jugadores se engancharon al carro (Batum y López, principalmente). De nuevo, vuelco en el marcador. Los Blazers lo igualaban a falta de doce minutos para el final, 84-84 tras el tercer cuarto.

Y llegó la explosión. Esa explosión más típica de los ciclistas que de los baloncestistas, cuando te llevan a un ritmo muy exigente y tienes que ceder en algún momento. Le ocurrió a los Blazers en los últimos compases del último cuarto, así que aguantaron bastante bien. Se desfondaron y reventaron. Algo tuvo que ver la lesión en el brazo derecho de Arron Afflalo, que se tuvo que retirar y será evaluado para descartar que deba ser operado. Tuvo que ver, qué duda cabe, pero más tuvo que ver el número 30 de su rival. Stephen Curry apareció en el mejor momento, aunque nunca desapareció realmente. Se echó todo el peso a la espalda y sentenció el partido para los Warriors. El resultado con el que finalizó el partido fue de 116 a 105.

Dos candidatos del Oeste

Es la 15ª victoria consecutiva en casa para Golden State Warriors, que les sigue situando a la cabeza del Oeste con 64-15. Se aseguran también obtener el mejor récord de la NBA en detrimento de Atlanta Hawks, por lo que tendrán prioridad absoluta en los playoffs. Curry, caso aparte. No sólo fue el protagonista absoluto tras batir su marca triplista, sino que cerró el partido con 45 puntos y diez asistencias. Nadie estaba en esos números en la franquicia desde Latrell Sprewell en 1997. Suma y sigue.

Para Portland Trail Blazers es una derrota en casa del líder. Más allá, preocupación. No porque Rockets o Spurs les hayan adelantado (51-28), sino porque la lesión de Afflalo no se convierta en algo peor.