Los Milwaukee Bucks regresarán a los playoffs de la NBA tras confirmarse como una de las sorpresas de la temporada. Tan solo han pasado dos años desde la última postemporada disputada por la franquicia de Wisconsin, pero mucho ha cambiado por el Bradley Center desde entonces. Existen enormes diferencias entre un proyecto y otro, y hoy, aprovechando la reciente consecución de sexto puesto del Este, es un buen momento para analizarlas.

La última de dúo Jennings-Ellis

La temporada 2012/13 se presentaba en Milwaukee como el fin de un ciclo. La potente pareja exterior formada por Brandon Jennings y Monta Ellis había fracasado la temporada anterior en su objetivo de colar a los Bucks en la octava plaza, y, en su último año de contrato y con la renovación dada prácticamente por imposible, la que llegaba sería la última y única reválida. No había margen de error.

El proyecto de la franquicia era ambicioso y a muy corto plazo. Más allá del dúo en el backcourt, la plantilla estaba equipada con hombres importantes que también finalizarían su vinculación a los Bucks en verano, entre ellos, Mike Dunleavy Jr. o Samuel Dalembert. Scott Skilles tenía armas de sobra para lograr el objetivo, y la ausencia de grandes rivales en la conferencia dejaba el camino bastante allanado para llegar sin problemas, al menos, hasta el octavo puesto.

La llegada en febrero de J.J. Redick a cambio de, entre otros, el sophomore Tobias Harris, dejó claras que la intención de los Bucks era obtener el éxito inmediato. El escolta llegaba también en su último año de contrato, y se esperaba que en los pocos meses que pasase en la plantilla diese un salto de calidad al grupo. Sería cosa del futuro ver qué jugadores conformaban la plantilla de la siguiente temporada ante la enorme fuga que iba a tener lugar en verano.

Los Bucks acabaron octavos, tuvieron una efímera presencia en playoffs, y entraron en un año de crisis

El objetivo se logró, y Milwaukee acabó la temporada como octavo clasificado, pero el sabor de boca no fue ni mucho menos bueno. En los últimos meses el equipo se dejó ir, y perdió la oportunidad de obtener una posición mejor a causa de tantas derrotas en los últimos meses. El balance acabó siendo un paupérrimo 38-44, y solo el despropósito de sus rivales les hizo acabar octavos sin ningún sufrimiento. Miami les barrió con un 4-0 en primera ronda sin forzar la máquina y la plantilla se descompuso. A continuación llegó el calvario de la temporada pasada.

El hambre de la juventud

Muy diferente es el proyecto de este año, mucho menos ambicioso, con una mirada más a largo plazo, pero que, al estar mejor estructurado, ha obtenido desde sus inicios mejores resultados que el anterior. La que se suponía como una temporada de transición ha acabado con el equipo metido en la sexta plaza y consolidado como una de las sorpresas de la temporada. Y para sorpresa, la que pueden dar en los playoffs que están por venir.

Los Bucks aprovecharon el mal arranque de la temporada anterior para tirarla por completo y centrarse en el Draft, construyendo así una de las plantillas más jóvenes y baratas de la liga con la mirada claramente puesta en el futuro. No obstante, los resultados han llegado mucho antes de los previsto gracias a la enorme explosión de hombres como Middleton y, en especial, Giannis Antetokounmpo, un diamante en bruto que poco a poco se está puliendo y que promete dominar la liga de aquí a unos años. Ya ha dejado señales de que puede hacerlo.

Todos estos resultados llegan bajo la dirección de Jason Kidd, un entrenador de tan corta experiencia en los banquillos como la de sus pupilos en la cancha, pero que es todo un veterano en la liga. El ex de los Nets ha sabido aprovechar las virtudes de sus jugadores desde el primer momento, y ha instaurado una filosofía de intensidad defensiva y de transiciones rápidas a la que se han adaptado perfectamente los suyos, que de hecho son el equipo que más balones roba de la liga y penaliza muchísimo a sus rivales al contraataque.

Los Bucks han optado por apuestas a largo plazo que ya han empezado a dar resultados

Quizás lo más importante es que, al contrario de lo que se hizo la otra vez con la incorporación de J.J. Redick, los movimientos que han tenido lugar en este mercado de verano han ido orientados a traer jugadores que puedan rendir de forma óptima en este juego aunque ello pueda ser perjudicial a corto plazo. El caso más evidente es el intercambio de Brandon Kinght por Michael Carter-Williams. Knight estaba siendo el mejor de los Bucks en la temporada, y de ello llegó a haber rumores acerca de su posible presencia en el All Star, pero la franquicia, a sabiendas de que finalizaba su contrato a final de año, decidió enviarlo a Phoenix y optar por un cambio de base.

Carter-Williams llegó lesionado, y sufrió un proceso de adaptación en el que tanto su nivel como el del equipo disminuyeron considerablemente. Los de Kidd entraron en una mala racha que les fue poco a poco complicando el sexto puesto en el que tan cómodamente estaban asentados, pero eso ya no era un problema: había que tener paciencia. Ahora que el tiempo ha pasado, los resultados han dado a la razón a la cautela, pues los números del base y del equipo en este mes de abril han sido brillantes, y aún queda mucho por venir. Si el ex de los Sixers, Rookie del Año la temporada pasada y aún con mucho potencial, sigue evolucionando y encajando en el sistema de Milwaukee, puede convertirse en otra brillante inversión a largo plazo.

Foto: nba.com

Todo esto ha llegado además con la más que notable baja de Jabari Parker, número dos del Draft de 2014. El de Chicago sufrió una rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda en el mes de diciembre, justo cuando sus números comenzaban a despuntar, y se vio obligado a permanecer apartado de las canchas durante el resto de la temporada. Esto, más que dar un mérito extra a lo que han hecho los Bucks (que también), es una prueba más de que este equipo aún está en construcción y tiene una capacidad de crecimiento a tener en cuenta, y de que si la gestión continúa siendo tan buena como hasta ahora esta sexta plaza puede ser solo el principio de una gran época.

La transición en Milwaukee ha sido muy rápida, pero tiene pinta de que no ha hecho más que empezar. A diferencia de los últimos playoffs, conseguidos en la etapa final de una generación, esta ha llegado en el nacimiento de otra, a la que harán madurar y a la que no se le exige ni mucho menos que triunfe en ellos, cosa que, por otra parte, están capacitados para hacer. Son buenos momentos para los Bucks, que inician ahora una escalada para la que han puesto un campamento base más que envidiable.