Necesitaron su versión más consistente, pero los Atlanta Hawks pueden presumir orgullosos de haber empatado la serie contra Washington Wizards (2-2) con una receta baloncestística basada en la regularidad, la aportación de todas las piezas y la apuesta por llevar la iniciativa en el marcador. Con Jeff Teague como jugador clave, especialmente en los últimos compases de la contienda, los hombres de Budenholzer recuperan el factor cancha y tienen la oportunidad de adelantarse en las semifinales con el próximo partido en Atlanta. Los Wizards, por su parte, echaron en falta la presencia de un líder como Wall, capaz de mantener el pulso con un rival tan incómodo como los Hawks.

Atlanta hace valer su estilo

Sin un juego brillante en ningún bando, Washington se apoyó en un buen acierto desde la línea de tres puntos y Atlanta encontró soluciones moviendo el balón con ataques rápidos para llegar con garantías a la pintura, aprovechando la calidad de Millsap al poste bajo. Pierce se confirmó como el ídolo local, y después de ganar el último partido con un tiro sobre la bocina comenzó el tercer enfrentamiento de la serie inspirado en el perímetro. Anotó tres triples en el cuarto, y uno de ellos llegó tras una finta seguida de un bonito reverso para librarse del marcaje de Carroll. The Truth se permitió un sutil paso de baile lleno de confianza, y el Verizon Center enloqueció.

Los Hawks continuaron con su idea de dar balones a los hombres altos para poder lanzar cerca de la canasta, adquiriendo mayor protagonismo Horford. En los Wizards surgió la figura de Beal para paliar la pérdida de protagonismo de Pierce, y el escolta se sintió cómodo con la libertad para penetrar en la defensa visitante arrancando desde el perímetro. Los porcentajes de tiro en el periodo definieron el estilo adoptado por Wittman y Budenholzer: los Wizards acertaron un 44,4 % de tiros de campo y los Hawks un 59,1 %, pero los locales registraron 66,7 % en triples y los visitantes 33,3 %.

Washington tenía ganas de agradar, pero los Hawks no dejaban espacio para que los locales se recrearan e incluso consiguieron su primer colchón de puntosCon solo minuto y medio disputado del segundo cuarto, Nenê levantó a la grada con un imperial mate a una mano sobre Horford. Washington tenía ganas de agradar, pero los Hawks no dejaban espacio para que los locales se recrearan. Los visitantes fueron eficaces, implicaron a su banquillo para montar un sistema de rotaciones a la altura e hicieron valer ese juego coral que les ha encumbrado en la presente temporada.

Poco a poco, con el empuje de todos sus efectivos, Atlanta se afianzó como líder en el marcador. No logró un amplio colchón de puntos, pero sí mandó durante varios minutos. En los Wizards, a falta de Wall, apareció Bynum para no dejar escapar a sus rivales en los minutos finales de la primera parte, y junto a Sessions cubrieron el vacío de la estrella de los de la capital con nota. Al final, el 55-65 campeó en el electrónico al descanso.

Regularidad contra las rebeliones

De nada valió la ventaja construida por Atlanta cuando los Wizards endosaron a su rival un parcial de 7-0 que les acercó a solo tres puntos. Los Hawks volvieron de vestuarios desubicados y acusando fallos defensivos, lo que motivó la llegada de puntos por parte local bajo el liderazgo de Beal. Pierce volvió a ser importante sobre el parqué, y fue la segunda espada perfecta en el intento de remontada.

A pesar de su buen arranque en la segunda mitad, la regularidad de los visitantes frustró a los de la capital. Los Wizards no conseguían echar el cerrojo a su aro, y cada punto fabricado era contestado por Atlanta con efectividad gracias al buen tono de Horford, Teague y Antic, que abrían muchos frentes a los que atender en defensa. Así, los Hawks consiguieron que se llegara al último cuarto con una ventaja de diez puntos: 75-85.

Hasta dos veces endosaron los Wizards parciales que les acercaron en el marcador, pero la perfecta regularidad de Atlanta para responder a los intentos de remontada hizo imposible la victoria localSe repitió la misma historia con los mismos protagonistas en el arranque del último periodo: Washington firmó un parcial de 9-2 con el que remontó los dobles dígitos de desventaja. Gracias a ese acercamiento, las diferencias serían menores, aunque con los Hawks siempre por delante. Beal monopolizó las labores de anotación por parte de los locales, y acabaría registrando 13 puntos en el cuarto. Pero gota a gota, con la suma de todos y con Teague como principal reclamo, Atlanta seguía marcando su pequeño territorio a favor sin ceder en el electrónico.

Después de unos minutos de diálogo anotador entre ambos equipos, los Wizards vieron la luz cuando, a falta de 1:36 para el final, redujeron la diferencia a cuatro puntos. Pero entonces, apareció Teague. El base, que había asumido el control de la nave de cara al momento decisivo, ejecutó un triple con el que erradicó cualquier atisbo de esperanza local a falta de 1:12. Dar la vuelta a siete puntos en poco más de un minuto sonó a utopía en el Verizon Center, y así fue. Con la canasta de Teague y un último minuto anecdótico murió el partido, y los Hawks pudieron celebrar el empate a dos en la serie gracias a un choque que se llevaron por perseverancia, regularidad y aportación colectiva.