Partido importante para las aspiraciones de los Wizards y Hawks. Los locales necesitaban ganar para forzar el séptimo partido y los visitantes, por su parte, buscaban cerrar la eliminatoria y luchar contra los Cavaliers por estar en las Finales de la NBA.

Los primeros compases empezaron con ambos equipos jugando por dentro en la pintura, en la que hubo numerosas imprecisiones por parte de los dos conjuntos. Wizards estaban mentalizados en conseguir esta victoria y quisieron comenzar el partido a un ritmo alto y jugando numerosos balones en la pintura para buscar canastas fáciles. Sin embargo, la buena defensa del equipo con mejor récord en la Conferencia Este evitaba que anotaran canastas que a priori parecían asequibles.

Gortat y Nene no conseguían anotar sus tiros y los Hawks poco a poco conseguían aprovecar esos fallos, consiguiendo en menos de cinco minutos una renta de siete puntos. Poco acierto en las jugadas posteriores hasta llegar el primer parón del partido con un +5 favorable a los visitantes, que estaban aprovechando a la perfección los errores de los Wizards, en los que era sorprendente el poco peso que tenían en ataque John Wall y Paul Pierce a estas alturas de partido. Un gran Carroll llevaba a su equipo a seguir liderando el partido y poner la máxima diferencia del mismo mientras los Wizards seguían empeñados en jugar balones a la pintura, con muy poco éxito.

Beal, al rescate

En el peor momento de juego de los Wizards en estos primeros doce minutos, apareció la magia de Bradley Beal para que los Wizards siguiesen manteniendo las opciones intactas de forzar el séptimo y definitivo partido. El nivel defensivo de los Wizards aumentó y a los Hawks les costaba anotar. Gracias a estas gran defensas del equipo capitalino y a una canasta en el último segundo de Séraphin, se ponía por delante en un cuarto que parecía perdido. La gran aportación de los hombres de banquillo propició que los Wizards lograran esta ligera ventaja.

Vía: Atlanta Hawks

Minutos de caos

Pérdidas, minutos sin anotar y numerosos fallos en ataque fueron las principales características de los primeros compases del segundo cuarto. En estos momentos los líderes del Este aprovecharon estos regalos en forma de robos y segundas oportunidades para ponerse de nuevo por delante.

Esos rebotes ofensivos que había de diferencia entre ambos equipos se igualaron en una sola jugada. Tras cinco rebotes ofensivos Séraphin conseguía sumar dos nuevos puntos, dando muestras del gran trabajo de los hombres de recambio del equipo local. El francés seguía siendo el timonel de su equipo y conseguiría en sus diez primeros minutos en pista ocho puntos.

Millsap buscaba marcar diferencias

El jugador de los Hawks llevaría el peso ofensivo de su equipo en la segunda mitad del segundo periodo y sería el primer jugador del partido en superar la barrera de los diez puntos. A pesar de los esfuerzos de ambos equipos, ninguno conseguía despegarse en el marcador. Beneficiándose de las malas acciones de los Wizards y el buen hacer del equipo dirigido por Budenholzer, se marcharían al descanso con una renta de seis puntos gracias a un gran Milsap que con su tanto número diez en el cuarto dio una ligera ventaja a su equipo.

En busca de la sentencia

Con un parcial de 4-0 arrancaron los Hawks en busca de dejar el partido visto para sentencia. Tras ese buen arranque consiguieron por primera vez superar la barrera psicológica de los diez puntos.

Sorprendentemente, Pierce anotó su primera canasta del partido pasados más de cuatro minutos del tercer cuarto. La poca aportación de uno de los hombres clave de los Wizards lastró considerablemente las opciones de que su equipo se acercase en el marcador. El equipo con el mejor récord en la Conferencia Este puso una marcha más en el partido, y obligó a los locales a pedir tiempo muerto al ponerse los Hawks con una jugosa renta de 14 puntos gracias, en parte, a los ocho puntos en menos de cinco minutos de Carroll en este periodo. Además, los Wizards cometían errores garrafales en ataque y en defensa, permitiéndoles anotar con cierta facilidad a los hombres dirigidos por Budenholzer.

Aunque no todo era alegría para el equipo visitante. Gracias a un gran John Wall, rebajaron la renta a siete puntos, cuando tenían el partido muy cuesta arriba. Desgraciadamente, Carroll borró esas alegrías locales con un gran triple. Siempre que los Wizards se ponían a siete o menos puntos una gran jugada de los Hawks les volvía a aumentar las diferencias. Con ese tira y afloja entre ambos equipos acababa el tercer cuarto, con una renta de ocho puntos para el equipo visitante. Los locales tendrían que apelar a un gran último cuarto si no querían verse fuera de la Final de Conferencia.

Ambos equipos ponían toda la carne en el asador y ninguno de los dos equipos se permitía un fallo en las acciones ofensivas de su equipo, deparando uno de los momentos más vistosos del partido gracias a esos intercambios de canastas. Desgraciadamente para la franquicia local, estos intercambios no servían para mucho, ya que la diferencia se mantenía estable entre los diez y los seis puntos.

Por primera vez en mucho tiempo, cuando faltaban menos de 5' 30" para acabar, los Wizards bajaban de la barrera de los cinco puntos. Las opciones de remontada se mantenían intactas a pesar de que podría haber sentenciado los Hawks minutos atrás. La presión podía a los Hawks y los Wizards se ponían a falta de 4:23 a tan solo un punto. Korver seguía muy impreciso en esta eliminatoria y Beal no desaprovechaba la oportundad de poner el 88-87 en el marcador favorable al equipo capitalino. Anímicamente los Hawks parecían tocados y los Wizards querían terminar de dar la estocada a su rival. Dos fallos en el tiro libre de Nene y el fallo de Horford permitieron seguir manteniendo este resultado a menos de 180 segundos para acabar el sexto encuentro.

Vía: Washington Wizards

Millsap aparecio para intentar evitar el séptimo encuentro anotando dos puntos que ponía de nuevo por delante a su equipo. Los Wizards respondieron, pero Carroll, que había estado desaparecido en estos últimos 12 minutos, surgió para darle otra nueva ventaja a la franquicia de Georgia a menos de 58".

Por suerte para los Hawks, los interiores seguían sin tener su día y Nene falló una canasta asequible que hubiese supuesto el empate. De nuevo la conexión Teague-Carroll dio otros dos nuevos puntos que dejaban en cuatro la diferencia. Herida de muerte para los Wizards, que en 30 segundos necesitaban anotar al menos dos canastas para tener opciones de ganar el partido. Horford apareció en escena y, poniendo un gran tapón a Beal e intimidando a Nene, dejó prácticamente vista para sentencia esta eliminatoria. Como sucediese anteriormente, otro error de Korver con el balón propició que estos se pusieran con aún seis segundos por jugar con una renta de dos puntos. Horford falló el primer tiro libre, y aumentó de por sí la emoción en estos compases finales, ya que anotando un triple los Wizards podrían forzar la prórroga.

El instant replay decide el encuentro

Los Wizards dispusieron del último balón del encuentro para forzar la prórroga. A pesar del canastón de Pierce, el balón seguía estando en la mano cuando el reloj se quedó a cero, por lo que el triple no contó para decepción del público local y para alegría de los jugadores dirigidos por Buldenholzer, que se enfrentarán contra los Cavaliers por un puesto en la Final de la NBA tras estar sin jugar una Final de Conferencia 45 años después.

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