Quinto asalto de la serie entre Golden State Warriors y Houston Rockets, en el que los locales tenían la oportunidad de cerrar su pase a las finales de la NBA cuarenta años después. El conjunto tejano estaba obligado a llevarse el triunfo del Oracle Arena, donde tan solo han ganado tres equipos en esta temporada, para recortar distancias en la serie y mantener vivas sus opciones de hacerse con el anillo.

El técnico local, Steve Kerr, formó con su quinteto de gala, incluido Stephen Curry, recuperado del fuerte golpe que se llevó en el cuarto encuentro, junto con Klay Thompson, Harrison Barnes, Draymond Green y Andrew Bogut. Por su parte, Kevin McHale pudo contar con Dwight Howard, después de que la NBA decidiera no sancionarle por la acción sobre el pívot australiano de los Warriors que acabó con una flagrante de tipo uno, acompañando a Jason Terry, James Harden, Trevor Ariza y Josh Smith.

Mal inicio de los Warriors

Como ocurrió en el cuarto partido de la serie, Golden State salió al parqué menos enchufado que su rival, fallando ocho de sus diez primeros lanzamientos a canasta, lo que aprovecharon los Rockets para marcar las primeras diferencias de la noche, poniendo un cuatro a nueve en el marcador. Dwight Howard era el claro dominador del choque, aportando puntos y rebotes desde la pintura, mientras que los locales seguían fallando los tiros que en otras ocasiones anotaban con facilidad.

Los Warriors fueron entrando en el partido con el paso de los minutos, liderados por Stephen Curry, situándose a tan solo un punto en el marcador, 12-13. Harden cogió el relevo de Howard en el aspecto anotador, aunque su aportación llegó desde la línea de tiros libres, comandando un parcial de siete a cero que dejaría a Houston con ventaja al final del primer periodo, 17-22. Unos primeros doce minutos en los que el conjunto de Oakland sufrió para anotar, debido a la buena defensa visitante y al bajo porcentaje de acierto en el tiro a canasta (6-27 TC y 1-8 T3).

Thompson toma el mando

Con dos triples consecutivos de Klay Thompson, los locales igualaron el choque y comenzaron a imponer su ritmo de juego. Los pupilos de Steve Kerr aumentaron sus prestaciones en ataque, moviendo mejor el balón y anotando los tiros que antes no querían entrar, lo que les llevó a hacerse con el control de marcador, 36-32, y a marcar las primeras diferencias importantes de la noche.

A pesar del buen partido de Howard, los Warriors dominaban la lucha por el rebote gracias al buen hacer de Andrew Bogut, y la garra y entrega que aportaron Draymond Green y Festus Ezeli. Las pérdidas de balón también fueron protagonistas en esta primera parte, veinte entre ambos equipos. El segundo cuarto llegaba a su fin con ventaja local, 52-46, que habían aumentado su porcentaje de acierto en el tiro, pasando de un pobre 20% a un 37% (19-51 TC y 6-18 T3), debido al acierto de Thompson, que anotó trece de sus veinte puntos en este segundo periodo.

Máxima igualdad

Tras el paso por los vestuarios los Warriors salieron dispuestos a romper el choque, y lograron la máxima diferencia del encuentro hasta el momento, 56-46. Sin embargo, Houston no estaba por la labor de tirar la toalla y con un parcial de nueve a cero logró silenciar el buen inicio local, que vieron como Thompson (20 puntos) se tenía que ir al banquillo lastrado por las faltas.

A pesar de la ausencia de Klay, el conjunto de la bahía de San Francisco se mantuvo firme al comando del marcador, aunque con diferencias que oscilaban entre los cuatro y los seis puntos tan solo. Con James Harden (14 puntos y 13 pérdidas) sufriendo uno de sus peores partidos de la temporada, fueron Jason Terry (16 puntos) y Trevor Ariza (15 puntos) los encargados de liderar la anotación de los tejanos, que se mantenían en el choque a pesar de que estaban perdiendo la lucha por rebote y del mal día de su estrella. El tercer cuarto finalizó con ventaja para Golden State, 74-68, y con ambos equipos lanzando muy por debajo de su porcentaje de acierto habitual desde el perímetro (GSW, 8-26 T3; HOU, 5-18 T3).

El factor Barnes

Con todo por decidir arrancó el último y definitivo periodo. Como venía ocurriendo desde el inicio del segundo cuarto, los Warriors fueron los encargados de llevar el peso del juego y del marcador, empujados por sus fieles aficionados que abarrotaban las gradas del Oracle Arena. Ni Thompson ni Curry. Fue Harrison Barnes (24 puntos) el encargado de romper el partido a falta de poco más de siete minutos para el final, con siete puntos de manera consecutiva que catapultaron a los suyos en el marcador, 89-74.

Houston, que había ganado los últimos cuatro partidos en los que se jugaba la eliminación, estaba contra las cuerdas, y su jugador franquicia, James Harden, no tenía su noche. Defendido a la perfección por Barnes e Iguodala, el escolta angelino cometió hasta trece pérdidas de balón, récord en un partido de playoffs. Corey Brewer (16 puntos), saliendo desde el banquillo, se resistía a tirar la toalla y redujo la diferencia por debajo de la decena de puntos, 89-80. Golden State mantuvo la concentración en los minutos finales, a pesar de que no pudieron contar con Thompson que tuvo que dejar el partido por culpa de un rodillazo de Ariza en la cabeza y que le dejó conmocionado, y certificaría el triunfo a falta de minuto y medio para la conclusión del encuentro, 104-90.

Los Golden State Warriors cerraban la serie, por cuatro a uno, y conseguían el billete para la gran final de la NBA cuarenta años después. Una final que arrancará el próximo jueves, día 4 de junio, y en la que se medirán a los Cleveland Cavaliers de LeBron James. Será una lucha por el título entre dos de los equipos con mejor récord en su cancha de la liga, y entre dos entrenadores novatos, Steve Kerr y David Blatt. Los Warriors tendrán el factor cancha a su favor y además cuentan con el MVP de la temporada regular, Stephen Curry, que en este encuentro marcó un nuevo récord de triples anotados en playoffs, con 73.

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