Mark Jackson puso los cimientos y Steve Kerr completó el sueño anhelado en Oakland: el anillo de campeones. La evolución de los Warriors desde su clasificación para los playoffs en 2013 ha sido la de una franquicia diseñada desde las oficinas para tener un futuro más que exitoso en la mejor liga de baloncesto del mundo.

Corría el año 2012 y Mark Jackson estaba sentado en uno de los banquillos con más talento, pero todavía con mucho por hacer. Las elecciones de Klay Thompson, Barnes, Draymond Green (puesto 35) o Ezeli (puesto 30) en el draft fueron todo un acierto que el exentrenador de los de San Francisco se encargaría de gestionar de la mejor manera posible. Solo un año antes, y con el Lock Out condicionando la temporada, los Warriors hicieron un mal récord de 23 victorias y 43 derrotas y Curry prometió a sus aficionados arreglarlo de cara al futuro. Dicho y hecho.

En la temporada 2012-2013 Golden State se clasificó para sus primeros playoffs desde la campaña 2006-2007. Su récord fue de 47 victorias y 35 derrotas y se citaron en primera ronda contra Denver Nuggets, a priori favoritos ya que en su plantilla contaban con jugadores como Lawson, Gallinari o Iguodala. Sin embargo, con un Harrison Barnes imparable en su primera aparición en playoffs y con Curry y Thompson infalibles desde la larga distancia, los Warriors accedían a semifinales de conferencia, donde se verían con San Antonio Spurs, favoritos a todo. Fue en esta ronda donde se comprobó que los jóvenes de la Bahía de San Francisco carecían de la madurez necesaria para poder cerrar partidos que esta temporada no se les han escapado. Aún está en la memoria el partido en el que los Spurs fueron capaces de remontar más de diez puntos en solo cuatro minutos. La derrota escoció y mucho, y los de Mark Jackson se iban a casa en seis partidos pero con las sensaciones de que no tardarían mucho tiempo en volver.

Solo un año después siguieron con su mejora hasta ser una de las mejores franquicias. Se fueron jugadores importantes como Carl Landry (jugó 81 partidos pero decidió irse a Sacramento) pero llegaron otros que se han convertido en piezas fundamentales. Iguodala dejaba Denver para aportar experiencia y defensa a unos Warriors que adolecían de ambas características. Además llegaron Speights, O'Neal o Blake, con lo que el banquillo se convirtió en uno de los más profundos de la liga.

Mark Jackson decidió dar a Iguodala la titularidad desde el principio y relegar a Barnes a un papel casi testimonial después de que llegara fuera de forma tras el verano. Curry y Thompson siguieron estableciendo récords de triples anotados en la NBA y por dentro Bogut y Lee eran una de las parejas más completas en la pintura, el australiano por la defensa y el estadounidense por el talento ofensivo y las variantes que daba al equipo.

Sin embargo, Golden State siguió sin corregir aspectos como las pérdidas de balón (15,2 por partido) o el rebote, apartado en el que permitían más de diez ofensivos por noche. Así se les escaparon partidos contra franquicias que en un principio tenían menos potencial. Pese a ello establecieron un buen récord de 51 victorias y 31 derrotas que les valió para enfrentarse en primera ronda a Los Angeles Clippers de Doc Rivers, un rival temible. En una vibrante eliminatoria, los de California se impusieron en siete encuentros y con ello llegó la eliminación y el cambio de rumbo en una franquicia que no se podía permitir otro año más sin estar entre, como mínimo, los cuatro mejores equipos de la Conferencia Oeste.

Todos los jugadores estaban en contra del despido del Mark Jackson y la llegada de un técnico novato

El cambio más significativo se produjo en el banquillo. Pese a que todos los jugadores estaban en contra del despido del Mark Jackson, se optó por apostar por un técnico novato al que se rifaban muchos equipos: Steve Kerr, ganador de cinco anillos como jugador, firmaba por cinco años dejando a un lado otros proyectos como el de New York Knicks y aterrizaba en Oakland para dirigir a una franquicia ya más madura y que tenía un objetivo claro: el anillo.

Además, se hizo también un cambio drástico en la franquicia. Hubo hasta siete bajas, pero en su lugar llegaron jugadores que subieron el nivel y la competitividad. Hombres como Livingston o Barbosa rindieron desde el primer partido con su gran acierto en el tiro y dando buenos minutos de descanso a Curry y Thompson.

La decisión más polémica de Kerr fue la de sentar a David Lee y dar la alternativa a Draymond Green

Los primeros cambios de Kerr no se hicieron esperar. Devolvió la titularidad a Harrison Barnes y relegó a Iguodala al banquillo para que este formara parte de la segunda unidad. Pero sin duda su decisión más polémica fue la de sentar a David Lee (había promediado doble-doble casi cada noche) y en su lugar dar la alternativa a Dryamond Green, un jugador que ha demostrado ser muy completo y que sigue mejorando partido tras partido. Además, contó con Alvin Gentry como ayudante y coordinador del ataque y convirtió a Curry y compañía en el mejor equipo en casi todos los apartados estadísticos.

La defensa también mejoró en especial gracias a talentos como Thompson, capaz de sacrificarse en ambos lados de la cancha, a la envergadura de Bogut o a la capacidad defensiva de Livingston, Iguodala y Green. Los Warriors fueron el mejor equipo de la liga por récord (67-15) pero también una de las franquicias más vistosas en su juego. Han sido los más anotadores (110 puntos), los que mejores porcentajes en tiros de campo y triples ha tenido (47 % y 39 % respectivamente) y los más generosos con 27 asistencias por encuentro, siete más que el año anterior.

Tras clasificarse para playoffs, el verdadero cambio se ha visto en los momentos claves. Donde Mark Jackson no supo solventar problemas, Steve Kerr ha encontrado mil soluciones. El ejemplo claro se vio en el cuarto partido de las semifinales frente a Memphis Grizzlies, en el que los ajustes defensivos sobre Gasol y Randolph hicieron que los de Tennessee tuvieran que recurrir a Tony Allen para lanzar, con los resultados vistos.

Los Warriors han sido el mejore equipo en balance victorias-derrotas, anotación, porcentajes en tiros de campo y asistencias esta temporada

Además, en las Finales supo ajustar su quinteto a las necesidades que requerían los encuentros y jugar un Small Ball que cuajó como se esperaba y llevó el primer anillo en 40 años a la bahía de San Francisco. Solo unos días después del título todo son elogios para un equipo que por récord ha pasado a la historia de la liga. En principio el verano no plantea muchos cambios, aunque casi con toda probabilidad David Lee se irá del equipo en busca de minutos, por lo que se deberá reforzar la pintura. Sin embargo, si nada cambia y las renovaciones de Draymond Green y Harrison Barnes llegan a buen puerto, Kerr contará el año que viene con la misma plantilla a la que ha hecho campeona. El objetivo: revalidar el título de campeones.