Uno de los movimientos más esperados ha tardado casi 72 horas en realizarse, pero por fin se ha completado el fichaje de DeAndre Jordan por los Dallas Mavericks por cuatro temporadas y 81 millones de dólares. La franquicia angelina en la que militaba no ha conseguido retener a la tercera pieza angular del esquema de Doc Rivers que se marcha a su estado natal a unos Mavericks con un un futuro un tanto incierto.

Sonrisas y lágrimas en Dallas

Ocho puntos, nueve rebotes y 1.7 tapones es su impronta en Los Ángeles

Y es que los siete años de carrera baloncestística los había desarrollado en los Clippers con una progresión ascendente cada año de forma exponencial. En la última temporada, su mejor, promedió 11.5 puntos, 15 rebotes y 2.2 tapones por partido que se marchan a la franquicia del polémico Mark Cuban, que no tiene una papeleta sencilla. Por una parte han perdido a una de sus estrellas, Monta Ellis, junto al pívot titular las últimas campañas, Tyson Chandler. Aunque hay que reconocer que en ese ámbito han ganado considerablemente, desde el aspecto de la juventud a protección del aro. Pero en la puerta de entrada destaca junto al suyo un escolta de renombre, Wesley Matthews, que ha firmado hoy también. Hay que tener en cuenta que el ex-jugador de Portland sufrió una rotura del tendón de aquiles cuya recuperación siempre es complicada. Pero en compensación consiguen a un jugador de equipo, triplista y defensor de los que escasean.

Problemas en LA

Ahora viene la situación en la que deja a una franquicia que en los últimos años ha peleado por estar entre los mejores. En este momento el único pívot, que siendo agente libre tuviéramos en cuenta que permaneciese, es Glen Davis. El resto de jugadores corresponden a otras asignaciones que ni de lejos podrían cubrir las habilidades de Jordan. Aunque han firmado a Paul Pierce y Lance Stephenson, los Clippers se encuentran en una tesitura peor a la del año pasado. En el curso anterior contaban además de con Jordan con Spencer Hawes que no dio buenos resultados y ha sido traspasado, pero su mayor problema era un pívot suplente de garantías. Ahora mismo se encuentran sin jugador interior dominante sobre el que construir el triángulo al cual le falta una arista de Chris Paul y Blake Griffin.