Está claro cuáles son las posiciones menos rebosantes de calidad en esta era en el baloncesto, quizá por la propia morfología del ser humano. El equipo que tiene un pívot solvente, un siete pies, como dicén más allá del charco, que sepa moverse de espaldas a canasta y leer el juego, tiene un tesoro. No en vano, todos esos jugadores destacados que han dominado la liga han pasado a la historia: Chamberlain, Bill Russell, Sabonis, Olajuwon, Pat Ewing, David Robinson o Shaquille O'Neal (éste último leía mejor para sí mismo).

Incluso Michael Jordan necesitó uno de esos para perpetrar su asalto a la historia, con Bill Cartwright primero, y Luc Longley después. En la actualidad, se buscan los centímetros por castigo, con nuevos talentos surgiendo en los puestos de ala-pívot y pívot, y otros ya consolidados, siendo los más codiciados por las franquicias.

Pau Gasol, a sus 34 primaveras, fue una de las atracciones del año pasado en el mercado de agentes libres y ha entrado en el segundo equipo de la temporada, lo cual, desde la absoluta pleitesía al mejor jugador español de la historia de la liga norteamericana y uno de los mejores europeos, es indicativo de la urgencia por buscar el talento que no abunda bajo los tableros.

En estos primeros y vertiginosos días de idas y venidas, de firmas y rupturas de contratos, el movimiento de jugadores exteriores no ha sido lo realmente relevante, habiendo enmedio jugadores que han cambiado de chaqueta como Monta Ellis (Indiana), DeMarre Carroll (Toronto) o Mo Williams (Cleveland). Los equipos han ido a por los centímetros. Una lista en la que entran LaMarcus Aldridge, DeAndre Jordan, Robin López, Roy Hibbert, David West, Kosta Koufos, Javale McGee, Kyle O'Quinn o Bismack Biyombo, además de los codiciados novatos Karl-Anthony Towns (número uno de Minnesota), Jahlil Okafor (número tres de Philadelphia) y Frank Kaminsky (elección nueve, por Charlotte Hornets).

El más ansiado de todos ellos ha sido LaMarcus Aldridge. Un jugador por el que muchas franquicias se han desvivido, habiendo los Suns enviado tres jugadores a Detroit casi a coste cero, para hacer hueco a nivel salarial para él, por ejemplo. Dos reuniones (comida incluida) con Gregg Popovich, Tim Duncan, Tony Parker y Danny Green, una cena con Pat Riley, una reunión con Phoenix Suns y dos más con los Lakers, en cinco días sin descanso, para acabar firmando con los de Texas, evidenciando (una vez más) la enorme gestión del dispositivo Spur.

Y esa capacidad o virtud para crear plantillas aspirantes al anillo ha culminado este curso con la contratación de David West para San Antonio. Una de las pocas (o la única) franquicia que es capaz de provocar que un jugador con un salario de 12 millones de dólares, con los Knicks respirando en su cogote desde el mismo momento en que anunció que saldría de Indiana, le reste casi 11 hasta el mínimo de veterano, con la certeza de que allí luchará por el anillo de campeón. Otro fantástico equipo, estructurado para luchar por todo como llevan haciendo casi 20 años, con lo que quizá les faltó en momentos de la temporada pasada: puntos por doquier, con Aldridge y West.

DeAndre Jordan ha sido otra de las prioridades en el mercado por parte de muchas franquicias, llevándose finalmente el gato al agua Mark Cuban, reclutándolo para Dallas Mavericks. Este año ha eclosionado en el alegre juego de Los Angeles Clippers, tomando la decisión de volar de la ciudad angelina en busca de nuevas aventuras. Tyson Chandler se ha quedado obsoleto en Texas, teniendo que buscar otro destino, dibujado en Arizona, donde suspiraban también por un hombre grande para ser el padrino de Alex Len, otro siete pies joven que apunta maneras.

DeAndre Jordan, de Clippers a Mavericks, propiciando la salida de Tyson Chandler de Mavericks a Suns.

La salida (no querida) de DeAndre Jordan de California dejó un vacío en la zona angelina. Los dirigentes de los Clippers y Doc Rivers, su entrenador, decidieron apostar por JaVale McGee y sus 2,13 de estatura. De perfil similar a Jordan (DeAndre), en la temporada 2011-12 en Washington parecía que despegaba, con 23 años. Un espejismo, pues estos últimos años para él en Denver y Philadelphia han sido una absoluta cuesta abajo, acuciado sobre todo por las lesiones. De esos 11,9 puntos y 8,8 rebotes en esa buena temporada en la capital, a los poco más de tres promediados en los seis partidos que jugó en Philly el pasado curso. No ofrece garantías a primera vista, pero los Clippers intentarán rescatarle, ya que necesitan, como todos menos Golden State Warriors, esa torre bajo el aro que se les ha ido.

En la misma ciudad, el la franquicia de oro y púrpura era vital la llegada de LaMarcus Aldridge para construir un nuevo e ilusionante proyecto. También han tentado en varias ocasiones a DeMarcus Cousins para cambiar de residencia en California, pero ante ambas negativas, han elegido a Roy Hibbert. El gigante neoyorkino ha salido de Indianápolis, buscando volver al nivel de hace dos años, cuando los Pacers eran un equipo. Ahora, con su salida y la de David West (el sustento interior del equipo), los de Frank Vogel se quedan un tanto vacíos en la pintura, con Scola y el novato Myles Turner como los valedores de ella, ante la llegada de Monta Ellis y la recuperación de Paul George.

El desmantelamiento de Portland Trail Blazers

Siguiendo con este particular efecto dominó de desestructuración-reestructuración, en Portland no deben estar demasiado contentos con la situación de su plantilla. Su única noticia agradable, la renovación de Damian Lillard para ser el líder de un equipo en el que él será el único integrante de su cinco inicial de estas últimas campañas, tras la marcha de Nico Batum, Wesley Matthews, LaMarcus Aldridge y Robin López. Este último ha decidido firmar por Nueva York por una elevada cantidad de dinero, ante la urgencia de los de la Gran Manzana de firmar a un hombre alto.

Y no ha sido solo Robin López, sino que los Knicks han decidido firmar también a Kyle O'Quinn, desde Orlando. Un hombre alto de rol, con el objetivo de rellenar la zona del Madison Square Garden, carente de rebote estas últimas temporadas.

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Uno de los últimos en cambiar de aires ha sido Bismack Biyombo, de Charlotte a Toronto. Los Raptors, ante la salida de Amir Johnson rumbo a Boston Celtics, necesitaban un jugador dedicado a rodear de fuerza a los que llevarán la batuta, séase Kyle Lowry, DeMar DeRozan, DeMarre Carroll en principio. Han elegido al ex-ACB, otro hijo del Congo que viene de mejorar sus números de la temporada 2013-14, aunque ha contado con escaso protagonismo en un equipo que decepcionó en la temporada del campeonato de los Warriors, como fueron los Hornets.

Uno tras otro han ido cayendo los interiores de gran cantidad de franquicias, permaneciendo pocos en sus equipos. Marc Gasol terminó firmando un contrato con Memphis Grizzlies por cinco años, Pau Gasol se encuentra sin sobresaltos en Chicago y Serge Ibaka, preparándose ya para mejorar el curso que viene. Paul Millsap es otro de los que ha decidido quedarse, renovando con Atlanta, pese a los rumores que le situaban por Florida, en los Magic.

Suenan aún nombres de jugadores que podrían salir ante ofertas de equipos que siguen buscando hombres altos, como Enes Kanter, aunque Oklahoma no le dejará salir. Otros han llegado pisando fuerte, como Frank Kaminsky, realizando una muy buena liga de verano en Orlando por el momento. Falta por ver lo que pueden aportar los dos titanes del draft, Karl Towns y Jahlil Okafor, a sus respectivos equipos, habiendo muchas esperanzas depositadas en ellos, sobre todo en el primero por parte de los Timberwolves.

Esto es la NBA, nunca se puede estar tranquilo porque nunca se sabe qué puede pasar ni dónde puedes recalar. ¿Nuevos aspirantes para el año que viene? Muchos equipos lo han buscado, y siguen aún en ello, ya que este mercado no tiene fin y quedan aún agentes libres sin decidirse por ninguna camiseta en concreto. El espectáculo de la mejor liga del mundo debe continuar.