Ya finalizando la Liga de Verano de Las Vegas, comenzada el día 10 de julio, y ya con las otras dos en Orlando y Salt Lake City terminadas, conviene hacer un balance de lo que ha supuesto esta primera piedra de toque para cada una de las franquicias y cada uno de los jugadores que han conformado cada equipo. En general se ha visto un buen nivel de las generaciones futuras, con fogonazos que llaman al optimismo en muchas franquicias ahora carentes de posibilidades de luchar por algo grande.

La tónica ha sido clara: los 20 primeros jugadores seleccionados en el draft de este año han copado la importancia (en posesiones por partido) en cada uno de sus equipos, acompañados siempre por alguien cuando no han sido capaces de encabezar el grupo. Este alguien, ha sido casi siempre un jugador de segundo año con ganas de dar un puñetazo sobre la mesa para acaparar la atención de su entrenador y conseguir minutos en pista.

Orlando Summer League (4-10 julio)

En la Liga de Verano de Orlando, la primera entre los días 4 y 10 de julio, se batieron ocho franquicias: Grizzlies, Heat, Thunder, Clippers, Pacers, Pistons, Hornets, Nets y Magic, éstos últimos, al jugar en casa, con dos equipos (blue y white). Había, en principio, expectación por ver al número nueve del draft de este año, Frank Kaminsky (Hornets), al diez, Justise Winslow (Heat) y a Myles Turner y Stanley Johnson, seleccionados en undécima y octava posición por Pacers y Pistons.

Lo cierto es que todos cumplieron con lo que se esperaba en principio, aunque Winslow se quedó un poco corto con 11,5 puntos de media y algo más del 34% de acierto en el tiro. Myles Turner (pívot de 2,11) dio esperanzas y confianza a Larry Bird y Frank Vogel para darle galones el año que viene, siendo uno de los mejores, con 18,7 puntos y 8,3 rebotes y un excelente 60,5% en tiros de campo, sumándole a la gesta unos desorbitados 4,3 tapones de media en los tres partidos que disputó.

También Kaminsky y Johnson cumplieron con creces, destacando la versatilidad del de Charlotte Hornets, capaz de anotar desde dentro y fuera (15,2 puntos y 7,8 rebotes) y la capacidad de liderazgo y explosividad del de Detroit, con 16,2 puntos y 6,8 rebotes, con un sorprendente 57,7%, algo poco usual para un jugador de sus características (llegaba con fama de tirador inconsistente).

Pero sin duda, el dominador de esta primera etapa fue Aaron Gordon, el jugador de segundo año de Orlando. A su antojo, promedió 21,7 puntos, 11,7 rebotes y casi dos tapones por encuentro, mostrando sus credenciales para dar el salto este año, tras una temporada más que sombría. Mario Hezonja (13 puntos por partido) dejó destellos de su talento rebosante, aunque le faltó la regularidad que da la experiencia de la que él carece, mostrándose desacertado desde la larga distancia en algún partido. A pesar de ello, dejó una de las perlas del verano, con un mate estratosférico en carrera.

Además de los novatos con contrato garantizado como son los anteriormente nombrados, los grandes triunfadores en Orlando fueron cuatro chavales de 22, 23, 20 y 25 años respectivamente que, sin ser elecciones de primera ronda, se ganaron un contrato profesional. Joe Young (elección 43) firmó 22,5 puntos para ganarse un contrato con los Indiana Pacers, mostrando un desparpajo tremendo para anotar desde cualquier lugar. Branden Dawson (seleccionado en el puesto 56 por los Pelicans) jugó con los Clippers, promediando 12,8 puntos y ganándose la confianza del cuerpo técnico de Doc Rivers.

Willie Reed y Aaron Harrison, los otros dos que no fueron drafteados, consiguieron un contrato debido a su buen trabajo con Nets y Hornets, respectivamente. El primero lleva cinco años jugando Ligas de Verano, buscando hacerse un sitio, a caballo entre la NBA y la D-League. El segundo, se presentó al draft desde la universidad de Kentucky, junto a su hermano Andrew. Andrew fue seleccionado por Memphis Grizzlies, pero él no tuvo la misma suerte. Se ha tenido que trabajar el acuerdo firmado con Charlotte a base de desparpajo, talento y liderazgo, algo que se aprende entrenando con John Calipari.

Utah Summer League (6-9 julio) y Las Vegas Summer League (10-20 julio)

La Liga de Verano de Utah fue la menos concurrida, disputada cuando terminaba la de Orlando (6-9 julio), preludio del colofón en Las Vegas. Acudieron Spurs, Celtics, Sixers y Jazz, jugando además estas franquicias en Las Vegas después. En esos dos o tres partidos de cada equipo, se pudo ver con Boston a un exultante Marcus Smart (24-4,5-7,5) y con Utah a Rodney Hood, con 20,5 puntos. Jahlil Okafor, tercero del draft, promedió en los tres partidos que jugó unos correctos 14 puntos y 8,5 rebotes, con Furkan Aldemir copando la pintura de los de Philadelphia, con 13,3 capturas de media.

La NBA se trasladó a Las Vegas, como es lógico, con todo lo que conlleva. Y es que, aunque se trate de la Liga de Verano, la NBA siempre traslada glamour e interés allá donde se mueva. Pabellones más grandes, todos los entrenadores, presidentes, cuerpos técnicos, ojeadores, jugadores de las franquicias estaban allí preparados para ver a sus nuevas piezas que les permitan terminar de ensamblar la maquinaria 15-16. Y por supuesto, llegaban los primeros del draft, los Towns, Russell, Okafor, Porzingis, Cauley-Stein, Mudiay, Johnson, Booker, Lyles y compañía.

Entre los ocho primeros anotadores de la NBA Las Vegas Summer League no hay ningún novato, siendo el primero de ellos Jahlil Okafor. Jugadores de segundo año que se preveían en las quinielas para ser los jefes de este mar de jóvenes, como Doug McDermott (18,8 ppg), Zach LaVine(22 ppg) y Kyle Anderson han sido los que han dominado. Es especialmente sorprendente el caso del sophomore de San Antonio, seleccionado el número 30 del draft de 2014, ya que ha demostrado una entereza digna de aporrear la puerta de Gregg Popovich, siendo en todo momento el go to guy de los tejanos merced a sus 22,3 puntos y 5,5 rebotes de media. Bendito problema el de Pops.

Ha habido un tapado que se ha destapado en Las Vegas, el hermano del MVP y campeón, Seth Curry, jugando con New Orleans Pelicans. Curry 2.0, con unos movimientos que recuerdan a su hermano mayor, no ha dejado de anotar, haciendo noches de 30 puntos poco usuales, ya que, en 11 años que lleva celebrándose este evento, se han sobrepasado los 35 puntos en diez ocasiones tan sólo. 25,3 puntos de media y 3,5 robos, se debían de parecer en algo...

Otros jugadores que están dejando muy buen sabor de boca en sus franquicias son T.J. Warren (20,3 puntos) en Phoenix, Noah Vonleh (17,3 puntos y 8,5 rebotes) en Portland, el novato de Milwaukee Rashad Vaughn, elegido el número 17 en el draft (17,2 puntos, bendito problema para Kidd), el novato de Washington Kelly Oubre Jr., promediando 16,8 puntos y 5,7 rebotes (con un partido de 30 puntos) o Dwight Powell, el pívot traspasado a Dallas junto a Rajon Rondo, el cual está sumando 19,2 puntos y 9,2 rebotes por noche.

De los 12 primeros seleccionados en el Draft 2015 sólo faltan Mario Hezonja, Frank Kaminsky y Stanley Johnson en Nevada. Los demás, están haciéndolo de manera eficiente, aunque sin excesivo brillo. Sus medias de anotación oscilan entre los 14 y los 10 puntos por partido (excepto el caso de Okafor, que anota 18,5 puntos y captura 8,5 rebotes), con Devin Booker, Willie Cauley-Stein y Kristaps Porzingis empezando a ascender en rendimiento y dejar destellos de personalidad en Phoenix, Sacramento y Nueva York (por lo menos, callando alguna boca en el caso del letón).

El canterano de Estudiantes Lucas Nogueira está teniendo más minutos de juego, afianzándose poco a poco y dando un salto de calidad en relación a su liga de verano del pasado año. Se sitúa el tercero en rebotes por partido, con 10,6 capturas, algo muy positivo para él y su situación en Toronto Raptors. También, como hecho puntual, cabe destacar que Fred Hoiberg, sustituto de Tom Thibodeau en el banquillo de Chicago, ha entrenado in situ a su equipo de Summer League, siendo el único entrenador jefe de toda la liga en hacerlo.

Hasta aquí los primeros peldaños para todos estos jóvenes talentos incipientes en el mundo del baloncesto a gran escala. Ahora, les queda el trecho más importante, la cuesta más empinada para llegar al éxito, en un camino en el que nadie les va a regalar nada y tendrán que valerse por sí mismos, de lo que han hecho, de lo que son capaces y de lo que podrán hacer.