El hijo de Yannick Noah está deseando que las canchas de la NBA abran sus puertas a los espectadores para un nuevo partido. Se encuentra hambriento de cara a la próxima temporada, según ha comentado en una entrevista al diario de Illinois Chicago Tribune. "El año pasado fue una lección de humildad. Me siento más hambriento que nunca y preparado para demostrar que puedo ayudar a este equipo a ganar de verdad" comentó el pívot francés a K. C. Johnson, del mencionado rotativo de la Ciudad del Viento.

Ante el fallido intento por volver a la senda de la victoria de la pasada temporada, Noah se encuentra con más entusiasmo que nunca, con un nuevo técnico y el mismo bloque repleto de talento, calidad y experiencia. Así, en vista del comienzo de la pretemporada NBA en unas semanas, también espera recuperar su nivel perdido el pasado curso, el cual le llevó a ser el Mejor Defensor del Año en la mejor liga de baloncesto del mundo. 

Sus promedios y su rendimiento dejaron mucho que desear, siendo una sombra de lo que habia sido en años anteriores con Tom Thibodeau, martilleado por intermitentes lesiones e incapaz de encontrar su lugar en la pista. A nivel mental ello le afectó, restándole mucha confianza en su juego, incapaz de ofrecer alternativas en defensa y ataque.

Bajó su producción en cinco puntos, casi dos rebotes y 0,7 asistencias por noche en los 67 partidos jugados, en algo más de 30 minutos de juego, cinco menos que la temporada 2013-14. 7,2 puntos, 9,6 rebotes y 4,7 asistencias, contra los 12,6 tantos, 11,3 capturas y 5,4 pases de canasta que le valieron ser el mejor jugador defensivo hace dos años y uno de los hombres altos más valorados y peleones. La llegada de Fred Hoiberg se antoja capital para el devenir de estos Bulls y, por ende, de Joakim Noah.