Dos equipos con muchas dudas se citaban en el Target Center en busca de reencontrarse con su juego y ser capaces de llevarse la victoria. Minnesota Timberwolves recibía a Memphis Grizzlies en un momento no demasiado bueno en el que el equipo está perdiendo partidos pese a que la imagen no está siendo del todo mala. Desde la lesión de Ricky Rubio, que ayer tampoco jugó, los de Minneapolis cuentan sus partidos por derrotas con Lavine y Andre Miller supliendo al español.

En frente, unos Memphis Grizzlies en los que los rumores de cambio de entrenador no cesan debido al mal momento que atraviesan. Son el peor equipo desde la larga distancia de toda la liga con un 26% y sus titulares no están dando el nivel que se espera de una franquicia que estaba diseñada en un primer momento para aspirar a todo.

De entrada, los de Joerger comenzaron muy nerviosos y con tres pérdidas en apenas cinco minutos. Además desde el inicio la idea de cargar el juego sobre la pintura fue clara y Minnesota lo interpretó muy bien con bastantes ayudas bajo su aro sobre Gasol y Randolph que tenían que salir a cinco metros para tener opciones de canasta.

Wiggins fue el encargado de relanzar a su equipo en el marcador con siete puntos en sus primeros cinco minutos de juego. Sin muchas soluciones en su juego, los Grizzlies se encomendaron a Conley que estuvo sensacional en la dirección del juego y también en el lanzamiento donde se iba al descanso con 13 puntos y además con un 75% en triples, algo que no había sucedido por el momento en la temporada.

Con la segunda unidad en pista fueron los visitantes los que se distanciaron en el marcador gracias a Chalmers, segundo partido con Memphis, y a JaMychal Green que consiguió nueve puntos en los 12 minutos que estuvo en pista en la primera mitad. Los Timberwolves no consiguieron aprovechar las pérdidas de su rival, ocho pérdidas pero solo cuatro puntos, y se iban abajo en el marcador al descanso, 55-49.

LaVine pide paso

Liderados por LaVine, jugador de segundo año, Minnesota arrancó el tercer cuarto con un auténtico vendaval de baloncesto que en los primeros minutos se llevó por delante a los Grizzlies, a los que les costó volver a entrar en el partido. El base, ayer titular, consiguió ocho puntos consecutivos además de dos triples para levantar al Target Center, muy silencioso durante todo el partido. Pero ese ímpetu también le jugó una mala pasada y a los cuatro minutos se iba al banquillo con cuatro faltas. Fue entonces cuando el encuentro se enfrío un poco y ahí es donde los Grizzlies se sienten como en pez en el agua.

Tras el tiempo muerto de Joerger Gasol, lideró la remontada de los suyos que pasaron de un parcial desfavorable de 18-7 a terminar el encuentro por encima en el marcador. El español estuvo bien apoyado desde el perímetro por Courtney Lee o Chalmers que anotaron canastas en momentos decisivos. Además en este periodo hubo también tiempo para los homenajes. Garnett se convertía con 50.000 minutos, en el cuarto jugador que más minutos ha jugado en la historia de la NBA.

Fue en el último cuarto en el que se iba a fraguar la victoria de Memphis, más acostumbrados a los finales apretados que los locales. Sam Mitchell, técnico de Minnesota, optó por dejar en cancha en los últimos minutos a los jóvenes y sentar a hombres experimentados como Andre Miller o Kevin Martin. Así un parcial de 7-0 a falta de tres minutos bastó para que los Grizzlies sumaran su segunda victoria consecutiva y lo hiciera con un gran acierto desde el triple (53%) lo que puede ser un punto de inflexión de ahora en adelante para Conley y compañía. Minnesota volvió a ver como se le escapaba un partido que tuvo en la mano por momentos y suma cuatro derrotas consecutivas, casualmente desde la lesión de Ricky Rubio.