Era el partido que todos querían ver. Casi tres meses después del inicio de la temporada regular, se enfrentaban los dos mejores equipos del año, en uno de los encuentros de enero más esperados en la historia de la NBA.

Y así de rápido, Golden State Warriors acabó con la incógnita. Los dirigidos por Steve Kerr vencieron a San Antonio Spurs por diferencia de 30 puntos, propinando la mayor paliza en lo que va de la temporada para Gregg Popovich y compañía, que nunca pudieron hacer pie ante la explosividad del conjunto local.

Desde el vestuario

Quizá el momento más importante que terminó por definir el partido ocurrió en los primeros seis minutos (usualmente, el tiempo al que menos se presta atención). En un choque de sistemas -de un lado, el denominado 'small ball' de Golden State, del otro los dos pivotes tradicionales de San Antonio- los Warriors pudieron imponer su estilo desde el arranque.

Corriendo en todo momento, causando descontrol y alcanzando ese "caos controlado". Eso es lo que quiere Kerr y eso fue lo que lograron sus jugadores. Un parcial de 20-12 abrió el partido, incluyendo 10 puntos por parte de Stephen Curry, que terminó con 37 en total (y 15 en el primer cuarto).

Por el lado de los Spurs, las pérdidas fueron un problema recurrente. Seis cometidas en el parcial mencionado, una tendencia que no mejoró con el correr de los minutos. Cuando los visitantes lograban sacar un tiro, generalmente era un intento apresurado, causando por la excelente rotación defensiva de sus rivales.

David West -justamente, quien reemplazó a Tim Duncan en el quinteto titular- fue la única fuente de ofensiva para San Antonio. West anotó sus 12 puntos en los primeros 18 minutos de juego y luego fue desapareciendo de la acción.

También ganó en el banco

Cuando los titulares no pueden extraer una ventaja, Popovich suele recurrir a sus suplentes, que a su vez suelen ser extremadamente efectivos en su tarea. Ante Golden State, el grupo encabezado por Manu Ginobili, Boris Diaw, Patty Mills y Jonathon Simmons se encontró contra una gran resistencia por parte del banquillo local.

El más destacado de ellos fue Shaun Livingston, quien sumó 13 puntos y no erró un tiro de campo (6 de 6). La capacidad de Livingston para intercambiar marcas lo convierte en un factor esencial para el esquema de los Warriors.

De esta manera, con una impresionante tenacidad y concentración en cada posesión, Golden State se fue al descanso con ventaja de 15 unidades, poniendo en riesgo así su racha de 88 victorias consecutivas tras liderar por dicha cantidad en algún punto del partido.

Curry, siempre Curry

El tercer cuarto puede haberse llamado "el show de Curry". El base local disfruta a pleno de cada momento que pasa en la cancha (tal como lo hace Cam Newton, mariscal de campo de Carolina Panthers, justamente el equipo del que es hincha Curry) y eso quedó demostrado una vez más ante los Spurs.

En menos de un minuto -sí, menos de un minuto- Curry anotó diez puntos. Con 9:13 por jugar en el tercero, los Warriors lideraban por 67-54. Con 8:20 en el reloj, el marcador leía 73-54, todo por cortesía del Jugador Más Valioso de la temporada pasada.

Vale remarcar que Popovich le cambio su marca varias veces. Primero, fue Tony Parker. Luego, por momentos, pasó Kawhi Leonard y también tuvo su oportunidad Patty Mills. Curry hizo quedar en ridículo a todos.

Paliza categórica

El último cuarto estuvo de más. Solamente sirvió para que algunos jugadores que no veían minutos desde hace rato -como Rasual Butler y Ray McCallum (para los Spurs) o Jason Thompson e Ian Clark (para los Warriors)- sumen ritmo de competencia.

La superioridad de Golden State fue amplia, aunque no se deberían sacar demasiadas conclusiones de un partido de temporada regular. Quedan tres enfrentamientos más entre estos dos equipos y nada asegura que se cruzen en la postemporada. Si ese llegara a ser el caso, probablemente no veremos una diferencia tan marcada como la de hoy.

Por ahora, los dirigidos por Kerr quedaron tres juegos por delante de San Antonio (41-4 contra 38-7) y continuarán su camino, en busca de romper ese famoso récord histórico establecido por Chicago Bulls en 1996.