Philadelphia 76ers- Golden State Warriors. Se preveía una masacre de los de San Francisco, dadas las circunstancias. Los que amenazan el récord de los Bulls de Jordan contra la peor franquicia actual de la liga frente a frente. Iguodala y Ezeli descansando y Okafor limitado de minutos por molestias eran las mayores bajas del encuentro. No parecía que los de Steve Kerr fueran a sufrir tanto para llevarse la victoria número 43.

D. Green defendiendo a Stauskas. Fuente: nba.com
D. Green defendiendo a Stauskas. Fuente: nba.com

El partido empezó igualado, Philadelphia llegó a ir por delante en los primeros 4-5 minutos, sin embargo, al final de este primer período, Stephen Curry y compañía se pusieron manos a la obra para afrontar

el segundo cuarto con una renta de seis tantos. Fue precisamente en ese segundo cuarto donde los actuales campeones estuvieron a su nivel habitual. 

A lo largo de esos doce minutos, Golden State volvió a ser esa máquina de baloncesto perfectamente engrasada que puede acabar con cualquiera que se le ponga por delante. La buena organización defensiva mostrada por los Sixers se desvaneció ante el impresionante juego de los Warriors, con esa tónica de lanzamientos anotados casi implacable, acompañada de una buena batería interior, acorde al rival, el equipo que más tapones promedia por partido. 

Tanto nadar para morir en la orilla

En la segunda parte se fue viendo una progresiva mejora en la forma de competir de los Sixers. Venían de ser arrollados en el segundo cuarto, pero esto, lejos de hundir su moral, les dio valor para ir a más e intentar una remontada que se anotjaba una quimera. Los Warriors estaban a 23 puntos, una cuesta ¿demasiado? empinada. Para añadirle aún más dificultad, el tercer cuarto acabó empatado a 18 tantos, manteniendo esa ventaja de los visitantes. 

No obstante, si una palabra define el partido de ayer de Ish Smith y compañía fue "coraje". Nada podía frenar a los chicos de Brett Brown de salir a por todas. No había nada que perder, así que fueron a por ello. Curry no firmó su mejor actuación, pero sus secuaces Klay Thompson (32 puntos) y Draymond Green (10 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias) lideraron a su equipo a la victoria.

Harrison Barnes, con el tiro para ganar el partido. Fuente: nba.com
Harrison Barnes, con el tiro para ganar el partido. Fuente: nba.com

La energía de Isiah Canaan desde el banco, Ish Smith asistiendo a Noel para acercar a los Sixers a cuatro puntos a menos de un minuto del final, su propio robo para empatar a 105 el partido... Todos esos esfuerzos se desvanecieron cuando con el partido empatado, Steph Curry no puede tirar, se la da a Harrison Barnes en la esquina y Black Falcon materializa el game-winner. 

El orgullo 'Sixer', desglosado

La gran pregunta, esa duda inconmensurable que recorre las mentes de los aficionados a este deporte tras este encuentro es ¿Cómo pudieron los Sixers plantar cara a Golden State y quedarse tan cerca de lograr la victoria? El mito de David y Goliat impresiona a propios y extraños, pero verlo reflejado en una contienda tangible lo hace verdaderamente impresionante. 

Philadelphia consiguió un logro del que merecen presumir en esta travesía en el desierto que llevan viviendo unas pocas temporadas. Los 35 puntos en qué dejaron a los de San Francisco es la anotación más baja de estos últimos en una mitad en todo lo que llevamos de temporada. Sorprende que sea la 'cenicienta' de la liga quién lo haya conseguido, pero precisamente por ello es aún más meritorio. El camino a seguir para esta franquicia es no dejarse amedrentar por nadie pese a que ellos sigan en horas bajas mientras se asienta su proyecto de futuro.

Ish Smith dirigiendo el juego, Curry cubriéndole de cerca. Fuente: nba.com
Ish Smith dirigiendo el juego, Curry cubriéndole de cerca. Fuente: nba.com

Una táctica sorprendente de Philly teniendo en cuenta su buen hacer a la hora de 'secar' a sus rivales fue no caer en las faltas. Los Sixers supieron frenar las defensas pasadas de revoluciones y sólo les concedieron dos tiros libres a los Warriors a lo largo de los 48 minutos. Ian Clark metió el suyo, Draymond Green falló el que le tocó. 50% de acierto en tiros libres de Golden State, consiguiendo que los dubs se quedarán en tan sólo un tiro libre anotado por primera vez en toda su historia.