Los Grizzlies llegaron a la pista de los Knicks con ocho victorias y dos derrotas en los últimos diez encuentros. Todo lo contrario que el equipo de Derek Fisher: solo tres partidos ganados en sus últimos diez enfrentamientos. Además, los locales no pudieron contar con Carmelo Anthony, su máximo anotador, por unas molestias en la rodilla.

El circo del Madison. Si un partido empieza con un triple de Tony Allen, cualquier cosa puede pasar durante su desarrollo. De hecho, suyos fueron los cinco primeros puntos del equipo, ambos con lanzamientos exteriores. También puso un tapón. En los dos primeros minutos parecía que estaba jugando él solo, comenzó con un ritmo muy diferente al resto, muy perezosos los demás. Las defensas consiguieron anular a los ataques desde un primer momento. Por parte de los Knicks solo José Calderón veía el aro con facilidad, diez puntos para él en el primer cuarto. Fallos, airballs y mucho rebote defensivo fueron los principales elementos de un primer cuarto que terminó con 18-24 en el marcador.

Memphis, sin prisa pero sin pausa. Los locales, a través de varias acciones individuales de Afflalo y Vujacic, consiguieron dar la vuelta al marcador. Sin embargo, cuando volvieron las primeras unidades de ambos equipos, los de Tennessee ampliaron su ventaja hasta llegar al descanso con el resultado de 40-50. Los Grizzlies encontraron en la pintura una gran agujero: 22 puntos en la primera parte por solo seis de los Knicks.

Un encuentro muy plano

Una travesía por el desierto. Durante los cinco primeros minutos del tercer cuarto el conjunto visitante solo anotó dos puntos. Los de Nueva York, sin grandes excesos en su juego pero con un Calderón muy acertado, consiguieron reducir la ventaja en el marcador. Al finalizar el tercer periodo el base extremeño ya contaba con 18 puntos y 12 lanzamientos de campo intentados. Números muy por encima de sus poco más de 7 puntos por partido y las 6 tentativas de canasta que promedia esta temporada. 62-69 antes de entrar en el último cuarto en un partido que todavía no había despertado y parecía que nunca lo iba a hacer.

Todo para el final. En el primer minuto del cuarto periodo Mario Chalmers, tras un codazo intencionado a Vujacic, fue expulsado del encuentro. Los siguientes minutos fueron un paseo por el infierno. Las pérdidas y los tiros fallados seguían gobernando el partido. Mientras, la diferencia continuaba estable entre los siete y los diez puntos. No parecía que los locales tuvieran fuerzas para buscar la remontada. Pero a falta de dos minutos para el final del encuentro los Knicks despertaron, se dieron cuenta de que podían pelear el partido y aumentaron la intensidad en el juego: dos buenas defensas y un par de tiros exteriores colocaron a los de Fisher a dos puntos de los Grizzlies (85-87) a falta de 37 segundos. Memphis apuró su tiempo de posesión y Marc Gasol falló un gancho que permitió a los Knicks la oportunidad de empatar. Sin embargo Afflalo, que había liderado el intento de remontada, no pudo encestar y los visitantes se llevaron la victoria.

Momento complicado

La NBA se encuentra en plena cuesta de febrero. La temporada se hace larga y todos esperan el último mes de competición para luchar por sus objetivos. El partido del Madison fue un claro ejemplo de ello. Un encuentro con poca puntuación, ambiente descafeinado y pocas fuerzas en ambos equipos. Con este resultado New York Knicks continúa con su mala racha, y es que en los últimos doce enfrentamientos solo ha podido ganar a los equipos con peor balance de la liga. Memphis Grizzlies, pese a hacer un partido muy flojo, sigue acumulando victorias en su escalada a los primeros puestos de la Conferencia Oeste.