Uno de los partidos más esperados del año enfrentaba a Clippers y Wizards. No por la transcendencia del encuentro si no por la vuelta de Blake Griffin. El ala-pívot titular de los angelinos volvía después de la lesión que sufrió, agravada por la agresión a un integrante del equipo técnico.

Los Washington Wizards visitaban una cancha en la que no ganaban desde hacía ocho años y con el problema de estar a tres encuentros de la octava plaza del Este y la necesidad imperiosa de salir del Staples con una victoria.

Desde el primer minuto se vio a unos Clippers dominantes y que no dieron opción a la sorpresa. Saltaron a la cancha con un Griffin muy activo que anotaba y asistía como si nunca hubiera estado alejado de las canchas. Además la buena defensa sobre los tiradores de los visitantes hizo que los angelinos se fueran 18-8 al primer tiempo muerto con unos Wizards anotando solo el 30% de los tiros.

A los de Wittman se les acumulaban los problemas con Wall cometiendo dos faltas en los primeros cuatro minutos. Sin él y con Sessions como organizador del juego, los visitantes no fueron capaces de acercarse en el marcador. El juego colectivo de los de Doc Rivers, nueve asistencias de sus primeros 15 tiros, hizo que se marcharan 10 arriba al primer descanso.

Los Clippers salieron con la misma mentalidad al segundo cuarto y colocaron el +13 en el arranque del cuarto. Los visitantes no eran capaces de llegar a las ayudas y Redick y Paul se aprovechaban de ello. El primero para anotar 13 puntos al descanso y el segundo para aportar otros tantos además de repartir siete asistencias. John Wall cometía la tercera falta y se tenía que ir al banquillo de nuevo para no jugar lo que restaba de cuarto.

Los Clippers no se relajaron y siguieron encadenando parciales. Uno de 6-0 pareció despertar un poco, tampoco en exceso a los de Washington que por medio de Gortat y Nene, bajaron la diferencia por debajo de la barrera psicológica de los 10 puntos mientras esperaban a hombres importantes como Bradley Beal, 1 de 10 en tiros de campo. Una canasta de los locales cuando se llegaba al final del cuarto devolvía la diferencia a los 11 puntos.

Los Wizards mueren en la orilla

Washington salió con otra mentalidad tras el descanso y en un abrir y cerrar de ojos se habían colocado a dos tras un parcial de 0-9. Los Clippers no encontraban el camino para anotar y buena prueba de ello fueron sus 0 de 6 intentos en los primeros minutos. Solo un tiro libre de DeAndre Jordan despertó del letargo a los de un enfadado Doc Rivers. Tanto fue así que devolvieron el parcial a sus rivales y pusieron de nuevo tierra de por medio.

Los Wizards no conseguían buenas transiciones defensivas y Chris Paul y compañía se divertían corriendo al contraataque prácticamente si oposición. En ataque, Morris fue el que lo intentó de todas las maneras posibles, suyos fueron 10 puntos en el tercer cuarto. Sin embargo los Clippers doblaron en puntos en la pintura en ese periodo a los de Washington y eso fue clave para despejar cualquier duda sobre la remontada.

Los de Wittman siguieron intentándolo y se metieron en el partido con dos canastas rápidas en el inicio del último cuarto. Los locales cometían cuatro pérdidas en dos minutos y daban síntomas de comenzar a sestear. Tanto es así que Crawford con dos triples consecutivos, tuvo que ser Crawford el que encadenara dos triples consecutivos para devolver todo a la normalidad.

Parecía que ahí se acababa el partido pero Wittman sacó su pizarra y elaboró jugadas en las que jugadores como Beal o Wall podían lanzar de tres totalmente solos y eso lo aprovecharon. Se llegaron a poner a cuatro puntos y ajustaron su defensa sobre los tiradores del perímetro de los angelinos. Sin embargo un genial Paul resolvería el partido. Ahogado por Wall a punto de acabarse la posesión el base titular de los Clippers lanzó un triple espectacular para dejar la victoria en el Staples.

Los Wizards, salvo milagro, están casi descartados para Playoffs.