Win or go home. Cuesta pensar que haya una frase capaz de describir de mejor forma lo que significa un séptimo partido de la NBA. En la pasada madrugada se pudo ver un último encuentro de ronda con todos sus clásicos ingredientes. Tensión en la grada, defensas intensas, jugadores intimidados por la presión y estrellas que tenían que demostrar su valía en los momentos calientes. Todo era perfecto en el Air Canada Center. 

Con una serie de infarto en la que la igualdad fue una constante, todo apuntaba a que el último partido, el que iba a decidir toda la eliminatoria sería de infarto. Los Toronto Raptors no sólo tenían que enfrentarse a los Pacers, si no que también luchaban contra los fantasmas del pasado y cuanto miedo daban estos últimos. En la cabeza de los fans del Norte quedaban las imágenes de esas eliminatorias pasadas en las que su queridísimo equipo fue barrido e incluso humillado. El fracaso no era una posibilidad, de ser así produciría un batacazo enorme para este proyecto que tan bien pintaba en Regular Season. Era una lucha contra la historia y es que los locales nunca habían ganado un séptimo partido en toda su historia. Era el momento de crear su propio cuento.

Unos Pacers a remolque 

Al principio de Playoffs nadie les daba como favoritos, incluso algunos apuntaban a que los Raptors les podían endosar un (4-0), pero comandados por un magistral Paul George alargaron la serie hasta el final. A base de defensa, corazón y una estrella que ha confirmado su resurrección pusieron en más de una ocasión a su rival contra las cuerdas. Claramente la plantilla de Bird tenía menos calidad, sin embargo parar a una estrella con tantas ganas de demostrar que sigue siendo el mismo es una ardua tarea. 

Paul George realizando un mate I Foto: Getty Imagenes
Paul George realizando un mate I Foto: Getty Imagenes

La afición de los Pacers pese a la dura derrota tiene motivos para sonreír y es que PG13 ha vuelto. El alero titular ha promediado unos números escandalosos y se ha mostrado durante los siete partidos un arma ofensiva fiable y letal. Además se enfrentó a su propio cuerpo y es que su entrenador decidió mantenerle en pista 46 minutos donde anotó 26 puntos y un (4/6) en triples. Otra lectura positiva es que Turner se confirmó como futura estrella de la franquicia, el rookie asumió todo el peso de la pintura y lidió con pivots del calibre de Valanciunas o Biyombo. 

No pudo ser. Fue muy bonito mientras duró, las piernas de Paul George dijeron basta y el cansancio se apoderó de él y de su juego. Lucharon, lucharon mucho y es por eso que la derrota probablemente sepa más agria que nunca. Lo tuvieron en la palma de su mano, en el último cuarto estaban ahí a pocos segundos del final, pero no era su año, esta vez no. La victoria tenía nombres y apellidos, Toronto Raptors.

Raptors vence, pero para nada convence

Dicen que no sólo basta con vencer, sino que hay también que convencer. Pues en ese dilema se encuentra la ciudad de Toronto y es que sus Raptors vencieron, pero no convencieron. El equipo deja muchas dudas para las Semifinales de la Conferencia Este y los Miami Heat de Wade ya les esperan con los brazos abiertos. Este equipo ya no causa el pavor que suponía enfrentarte a ellos en temporada regular y es que el dinosaurio en Playoffs no asusta tanto.

Paul George con DeRozan I Foto: Gettie Imagenes
Paul George con DeRozan I Foto: Gettie Imagenes

Lowry volvió a dejar muchas dudas a lo largo del encuentro, todos conocen la calidad del neoyorquino, sin embargo en postemporada siempre deja mucho que desear. Otra vez se le volvió a encoger la muñeca y otra vez se vio superado por el base suplente, Joseph, que sí que asumió las riendas del equipo. Menos mal que en esta ocasión si que decidió aparecer Demar DeRozan y el escolta se echó el equipo a la espalda rompiendo en partido en el momento necesario. Sin lugar a duda el héroe de la noche fue el gigantón Biyombo. El pívot africano se disfrazó de Mutombo y entendió a la perfección su rol en el encuentro. Su último cuarto fue de poner en las escuelas de rebotes. Su físico y su ambición fueron demasiado para los cansados pivots de los Pacers y a base de cuatro rebotes ofensivos decidió el encuentro.

Un error arbitral marcó el devenir del partido

Los árbitros también juegan en la NBA y en la mejor liga del mundo estos también se equivocan. El encuentro estaba en el último cuarto, los Pacers estaban en plena remontada cuando Paul George lanzaba un alley oop a Mahinmi para dejar el encuentro a menos de tres puntos. El escolta DeRozan empujaba claramente al pívot de los Pacers desplazándole e impidiéndole completar la jugada, sin duda era falta clara. Falta todavía el comunicado de la NBA explicando la jugada, pero todos coincidieron en que el árbitro debió de señalar falta en aquella jugada que habría marcado el transcurso del final del partido.

Los Raptos celebrándo I Foto: Gettie Imagenes
Los Raptos celebrándo I Foto: Gettie Imagenes

Son humanos y como humanos se pueden equivocar. Esto con el paso del tiempo quedará en una mera anécdota y lo que sí que perdurará será una gran eliminatoria entre el segundo y el séptimo de la Conferencia Este. Los Raptors ya esperan a la franquicia de Maimi y ante ellos deberán de despejar sus fantasmas y su mala imagen dejada a lo largo de la primera ronda. 

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Sobre el autor
Jaime Egüen Hernández
Pertenezco a la versión beta de la Generación del 98. Coordinador General de NBA VAVEL y redactor del Real Madrid de Baloncesto. Antes MotoGP y F1.