Por si quedaba alguna duda, llegaron para quedarse. Oklahoma City Thunder volvió a derrotar a Golden State Warriors de manera convincente (en este caso, por 118-94) y quedó a una victoria de alcanzar las Finales de la NBA por segunda ocasión en la historia de la franquicia.

Una noche magnífica de Russell Westbrook catapultó a un equipo que, desde aquella aparatosa derrota en Game 1 ante San Antonio Spurs, ha cambiado su enfoque de manera impresionante. A partir de un liderazgo sorprendente de Billy Donovan, Oklahoma City parece listo para dar el zarpazo final, aunque, obviamente, el actual campeón no se irá sin dar pelea.

Inicio de un final anunciado

El arranque del encuentro volvió a encontrar al Thunder como el conjunto mejor preparado. Los locales se basaron en una cohesión defensiva y una rapidez asombrosa para aprovechar el contragolpe, luego de las pérdidas de Golden State.

Oklahoma City abrió el juego con un parcial de 22-8, gracias a una repartija prolija en su anotación. Tanto Westbrook como Kevin Durant y Serge Ibaka totalizaron al menos cinco puntos, complicando el esquema defensivo de su rival.

Una ráfaga de Stephen Curry, que no tuvo su mejor noche (pero que aún así puede anotar siete puntos en tres minutos, como hizo en el primer cuarto), complementada por un buen ingreso de Festus Ezeli provocaron que los Warriors achiquen la diferencia.

La misma situación se daría en el segundo cuarto, sólo que, ésta vez, los comandados por Steve Kerr no ofrecieron respuesta. Un pase magistral de Steven Adams, que sin pensarlo dos veces envió un riflazo para Andre Roberson, sirvió como puntapié inicial para otro gran pasaje del Thunder.

Un triple, prácticamente sobre la chicharra, de Westbrook, dejaba a Oklahoma City en ventaja por 19 puntos, al finalizar la primera mitad. Cada posesión era un parto para Golden State, que no parecía poder sacarse de encima las pegajosas marcas de sus emparejamientos individuales.

El cuarto de Klay

Desesperados, los Warriors debían encontrar algún antídoto para, aunque sea, pelear el partido. Klay Thompson, que sufrió por problemas de falta en el primer tiempo (tuvo que sentarse durante los últimos ocho minutos), calibró su puntería y empezó a disparar.

El escolta, uno de los pocos jugadores dentro de Golden State que han podido mantener su nivel a lo largo de la serie, anotó 19 de sus 26 puntos en el tercer cuarto. En un momento, la ventaja de OKC fue de apenas seis unidades, pero Thompson no pudo sostener por sí sólo el ataque de los Warriors.

Sumado a el inevitable cansancio de Thompson, Dion Waiters respondió con una gran aparición desde la banca. En una decisión táctica espectacular, Donovan apenas le dio ocho minutos de juego a Enes Kanter. El turco, que fue esencial en la victoria del Thunder sobre los Spurs, fue reemplazado por jugadores de menor talla, una sorpresa para los expertos que planteaban que Oklahoma City no podía ganarle a los Warriors en su territorio.

La noche de Russell

Cuando tu nombre se menciona al lado de Michael Jordan y Oscar Robertson, sabes que tuviste una buena noche. Westbrook estuvo listo en todo momento: primero, contestó la ráfaga de Thompson con una propia, para cerrar el tercer cuarto con una ventaja de 12 puntos.

Luego, se encargó de aplicar el toque final del partido. Con 3:16 por jugar, el base mercurial clavó un triple desde la esquina que sentenció el resultado. 36 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias para Westbrook, que representa a la perfección el cambio por el que ha pasado el Thunder: de un frenesí descontrolado, han transicionado a un frenesí concentrado, una defensa imposible de impregnar y un ataque movedizo, que ha puesto en jaque al actual campeón de la NBA.

VAVEL Logo