Una nueva victoria de los californianos hubiera sido un golpe casi definitivo a las Finales de la NBA. El público era consciente de ello y quiso formar parte del partido. Lo hizo incluso antes de que el juego comenzara. Los más de 20.000 aficionados que se dieron cita en el recinto cantaron a cappella el himno de los Estados Unidos de América. Una actuación emocionante que creó el ambiente ideal para que su equipo aplastara a unos Golden State Warriors que apenas opusieron resistencia.

Desde el inicio del encuentro los Cavaliers encontraron el ritmo, el dinamismo y la agresividad que no tuvieron en Oakland. Curry y Thompson vieron cómo sus dos primeros lanzamientos no tocaban ni el aro. Por su parte Irving y James encestaban con facilidad sus primeros tiros. 9-0 en poco más de dos minutos de juego, un aviso de lo que iba a ser el partido. Steve Kerr metió enseguida en pista a Iguodala para frenar el ritmo de anotación local, sin embargo, nada iba a poder hacer el MVP de la final del año pasado. Además, Kyrie Irving comenzó imparable: 16 puntos en el primer cuarto. Todo eran alegrías en casa. Nada que ver con los locales: Curry tuvo que salir de la pista por dos faltas tempranas y Klay Thompson, tras un golpe con Mozgov, se marchó al vestuario. 33 puntos y 15 de 21 en tiros de campo para unos Cavaliers que jugaron un baloncesto sensacional.

El Factor J.R. 

El cambio de cuarto trajo cambios en el partido. Los Warriors cerraron las penetraciones de James y a través de una mayor circulación de balón consiguieron anotar con más fluidez, en especial Barnes, con 10 puntos en apenas tres minutos. Con varias buenas defensas se acercaron a solo 7 puntos, aunque nunca pudieron pasar de ahí. El desacierto desde el triple, los puntos concedidos tras pérdida y el control local del rebote en ambos lados de la pista condenaron a los Warriors. Otra clave del encuentro fue la aportación de J.R. Smith. En los dos primeros encuentros metió 8 puntos. En cambio, en el primer partido en su pista, el escolta titular de los Cavs fue una máquina de anotar. Además, Tristan Thompson dominó la zona en todo momento. Pese a la sensación de dominio local, Golden State llegó al descanso solo ocho puntos abajo con los Splash Btohers desaparecidos.

Foto: NBA
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Los equipos volvieron de los vestuarios para presentar un inicio de segunda parte calcado al de la primera. Esos primeros minutos sirvieron para que Cleveland diera un nuevo estirón a la diferencia en el marcador, una brecha que jamás vovlió a cerrarse. Los Warriors no tenían nada a qué agarrarse. Stephen Curry estaba desaparecido: dos puntos y cuatro pérdidas mediado el tercer tiempo. Metió su primer triple tras 28 minutos de juego. En cambio LeBron James, consciente de las dificultades que tuvo para penetrar a canasta en el segundo cuarto, optó por lanzar desde media distancia. El acierto le acompañó y entre sus canastas y los triples de J.R. Smith la diferencia se amplió hasta los 22 puntos. Green, en un alarde de carácter, intento levantar el ánimo de sus compañeros en un tiempo muerto. Fue un esfuerzo sin recompensa. La diferencia se estabilizó sobre la veintena de puntos.

Los Warriors, sin reacción

El principio del último sirvió para que Curry se entonara y metiera tres triples incluyendo un tres más uno ante Irving. Fue solo una forma de adecentar sus estadísticas, los Warriors no dieron en ningún momento sensación de poder pelear por el encuentro. Un alley oop tremendo de LeBron James y un par de triples de Smith cerraron el partido definitivamente. Con más de cinco minutos por disputarse y una diferencia en el marcador próxima a los 30 puntos, Kerr sentó a los titulares y dio por perdido un partido que ya se le había escapado hacía muchos minutos. Entre otras cosas porque su big three se quedó en 35 puntos, la anotación más baja entre Curry, Thompson y Green de toda la temporada.

La madrugada del viernes al sábado a las 03:00 nuevo desafío para Cleveland. Esta vez con el peligro de que los Warriors ya han tenido un día negado y, visto lo visto durante la temporada, es poco probable que vuelvan a jugar tan por debajo de su nivel.