Verónica Cuadrado ya forma parte de la historia de las Guerreras: colgó la elástica roja para no volvérsela a poner más en un 40x20. Tras jugar y conseguir títulos con la selección juvenil y júnior, en el 2003 disputó su primer Mundial con la absoluta. Ahora, a sus 34 años, puede presumir de haber competido en cuatro Campeonatos de Europa, tres Campeonatos del Mundo y unos Juegos Olímpicos.

Con la Roja, Cuadrado ha estado presente en todas las gestas de nuestro balonmano femenino: plata en el Europeo de Macedonia (2008), bronce en el Mundial de Brasil (2011) y bronce en los Juegos Olímpicos de Londres (2012). Con más de 180 internacionalidades y 220 goles, la cántabra ha sido una figura clave para la selección española y una de las mejores jugadoras que el balonmano femenino conocerá jamás.

Verónica Cuadrado se ha convertido en una figura de referencia, un modelo a seguir para aquellas que aspiran a jugar con la selección. Ella representa el espíritu de las Guerreras, el alma de ese grupo. Ahora, el equipo se queda cojo: pierde a uno de sus pilares.

‘Zape’ seguirá jugando al balonmano en Dinamarca con el Randers junto con otra Guerrera, Macarena Aguilar. Se podrá seguir disfrutando de su juego, pero ya no será viéndola vestir la camiseta de la selección. Cuadrado ha regalado el mejor balonmano vistiendo la elástica roja, y sólo se le puede agradecer su fabuloso rendimiento.