El derbi regional entre el Cuatro Rayas y el Ademar de León llegaba de manera desigual para ambos conjuntos. Mientras los pucelanos estaban inmersos en puestos de descenso, los leoneses contaban con opciones de formar parte de la Copa ASOBAL que este año se disputará en Barcelona. Así, había otro encuentro particular, el de los banquillos. Nacho González frente Dani Gordo. Dos vallisoletanos que ahora defienden los colores del máximo rival de cada conjunto.

Justo antes del pitido inicial, se guardó uno de los minutos de silencios más emotivos de los últimos tiempos en memoria de la hija del ex jugador de ambos equipos Óscar Perales. Aquí, la rivalidad quedó a un lado y todos se unieron para mandar fuerzas al cántabro.

Comenzó el encuentro y pronto se pudo ver que este no es un encuentro cualquiera. Con ambos equipos mostrando un 6:0 defensivo, los ataques pasaban a un segundo plano. Aquí, el Cuatro Rayas empezó a ganar el partido mostrando que su zaga puede realizar una defensa sin igual. Además, pronto los leoneses vieron su primera exclusión. Juan Castro tendría que sentarse en el banquillo y esto fue aprovechado por los locales para ponerse por encima (3-2).

Con un Valladolid hiperactivo, los intentos ademaristas de igualar en partido se quedaban en eso, en intentos. Sobre todo por que en la cancha se encontraban Guillermo Corzo y Paco López. El técnico pucelano apostó por los dos en los laterales, y después de las críticas, en especial al cubano, ayer demostraron su capacidad. Apoyados en un, por momentos, acertado César Pérez en la portería, el conjunto de Huerta del Rey sumó una renta que obligó a Dani Gordo  a solicitar tiempo muerto (10-6).

Los visitantes solo se veían sustentado por su joven promera Mario Carrillo. Pero él solo no podía y con los numerosos errores, muchos obligados por la defensa local, provocaba que la renta amarilla siguiese creciendo. Tanto es así que muchos no daban crédito a lo que iban a ver al término de los primeros treinta minutos. El Cuatro Rayas se marchaba a los vestuarios seis goles por encima de su rival (17-11), dando paso a la, ya habitual, lluvia de peluches que por estas fechas inunda la pista de Huerta del Rey.

El paso por los vestuarios hizo prever lo peor. El Ademar salió mucho más enchufado que el Cuatro Rayas. En especial el brazo de Tatarinsev, que desempolvó su mecanismo para fusilar la portería amarilla. Pero en frente estaba Guillermo Corzo. El cubano seguía a lo suyo y mantenía a su equipo por delante en el marcador gracias a su acierto de cara a gol. 

La renta comenzaba a reducirse. El Cuatro Rayas se empezaba a atascar en ataque debido al bajón físico del equipo y Fernando Hernández era el que se ponía al frente para dar aire a su equipo. El momento clave del encuentro llegó cuando Carrillo puso a tan solo un gol la diferencia. Ahí, hubo un ataque para empatar pero el Ademar no acertó y el marcador volvió a crecer para los intereses vallisoletanos (27-24).

Salió Yeray Lamariano a la portería pucelana y el cambio hizo efecto. El meta detuvo los balones picantes y Mejías, que no había tenido su noche, anotó una vaselina que puso al pabellón en pie. Este gol ponía el marcador en un 30-27 a falta de poco más de un minuto y medio que hacía saltar la sorpresa contra todo pronóstico en Valladolid.

Nada pudo hacer el Ademar de León que vio como el Cuatro Rayas se hacía con algo más que dos puntos (31-29). El equipo de Nacho González toma aire en la clasificación y, sobre todo, coge moral en un vestuario que estaba de capa caída.