Llegaban los dos equipos con muchas ganas. El FC Barcelona era y se sabía favorito, además de que podía conseguir su tercera copa consecutiva. Por su parte, el Fraikin BM Granollers tenía la estadística de su parte y es que en la única edición de la Copa ASOBAL que había disputado, en 1994, había llegado a una final, también contra el Barcelona y se había hecho con el título.

Empezaba el encuentro de una manera frenética. Los dos equipos se daban estocadas continuas durante unos minutos en los que los ataques se mostraban mucho más metidos que las defensas. Además, los dos equipos movían muy rápido la bola, lo que posibilitaba que en apenas cinco minutos ya hubiera un 3-4 en el marcador.

Buena parte de la culpa de que el Granollers se mantuviera en la pomada era de Matías Schulz que hizo varias paradas de gran mérito en los primeros instantes. También especialmente activos estuvieron los extremos del cuadro vallesano. El Fraikin se arriesgaba, pero en los primeros momentos, la táctica les sirvió.

Pero el Barça es mucho Barça y cuando lograba robar la bola en defensa, rápidamente salían los extremos al contraataque y anotaban con cierta facilidad la portería del guardameta argentino. Además, comenzaba a aparecer Saric. Todo ello posibilitó un parcial de 4-0 que colocaba por delante al cuadro blaugrana en el minuto 11.

Cuando el cuadro local conseguía una renta de dos tantos, el entrenador del BM Granollers, Toni García, se veía obligado a solicitar tiempo muerto. Después del minuto de impass, el madrileño Juan del Arco sacaba su brazo a relucir y reducía distancias, pero, el Barcelona con el contraataque como principal arma, con un espectacular Víctor Tomás, iba a dar la máxima renta del encuentro a los de Xavi Pascual (11-8).

Pero dos pérdidas de balón del equipo blaugrana devolvía al Granollers la posibilidad de igualar el encuentro. Y un genial lanzamiento de Álvaro Ruiz, con el aviso de pasivo, ponía el 12-12 en el marcador. El míster de los blaugrana pedía tiempo muerto.

Al Barcelona le costaba un mundo arrancar. No lograba despegarse de los vallesanos, que tenían en Matías Schulz un auténtico muro indescifrable para los lanzadores locales, pero una superioridad numérica de los blaugrana tras una exclusión a Grundsten les devolvió la máxima renta, ahora de cinco goles (20-15).

Insuficiente mejora del Granollers

Se notó una mejoría del Granollers tras el paso por vestuarios, sobre todo en la intensidad. El equipo de Toni García se entonó y pudo acercarse en el marcador, pero no había nada que pusiera el nerviosismo en el conjunto local que en cuanto percibía que el marcador podía ponérsele en contra, ponía una marcha más y volvía a las grandes rentas de 5-6 tantos.

La juventud y la veteranía se aunaban en el Fraikin con Arnau García y Raúl Campos, quienes con tres tantos daban alas a su equipo y rebajaban la ventaja del equipo rival a tres tantos. Pero no era el día para que el Granollers volviera a hacer la heroica, que ya hizo en 1994.

Los vallesanos no dejaron de luchar por acercarse en el electrónico pero el Barça lo tenía todo hecho y, al final, terminó llevándose el partido por 34-28.

De esta forma, el FC Barcelona se hace con la novena Copa ASOBAL de 16 finales disputadas, y con el segundo título de la temporada tras la Supercopa de España, mientras que el BM Granollers sigue demostrando porque está en la segunda plaza de la clasificación de la ASOBAL, pero que el equipo dirigido por Xavi Pascual queda aún a años luz.

Matías Schulz se llevó el trofeo como mejor portero de la final y Víctor Tomás recibió el premio como mejor jugador del partido, gracias a sus nueve tantos.

Con el final de la Copa ASOBAL, la competición se paraliza durante más de un mes con motivo del Campeonato de Europa que se disputa en Dinamarca.

VAVEL Logo